Juicio del Alvia: el interventor de Renfe negó “dos veces” la llamada con el maquinista

El policía nacional encargado de la instrucción del accidente tuvo conocimiento de la llamada una semana más tarde de producirse el accidente, gracias al registro telefónico

EFE/Xoán Rey

EFE/Xoán Rey. EFE/Xoán Rey

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El interventor del Alvia, Antonio Martín Marugán, negó hasta “dos veces” la llamada con el maquinista, Francisco Garzón, instantes antes del descarrilamiento que costó la vida a 80 personas. Así lo ha destacado este martes en su declaración el policía nacional que se encargó de la instrucción del accidente en la curva compostelana de Angrois el 24 de julio de 2013.

Según ha contestado a preguntas del Ministerio Fiscal y varios de los abogados de las acusaciones, ha comentado que «no le constó» por ninguna de las declaraciones practicadas dicha llamada, sino que tuvo conocimiento de la misma el día 31 de julio, una semana después de los hechos, a través del registro telefónico.

El policía nacional ha explicado también cómo solicitó información técnica a Renfe y a Adif sobre las condiciones de seguridad del tramo y ha defendido su investigación realizada.

A ello, tal y como ha relatado ante la jueza Elena Fernández Currás, las empresas públicas contestaron que era el maquinista el que «tenía que saber el cuadro de velocidades» y que existía el conocido como ‘pedal del hombre muerto’, que el conductor tiene que pulsar de forma continua y, si no lo hace, el tren se detiene.

“La he jodido”

El comisario de la Policía Judicial de A Coruña –que estaba encargado de la seguridad de las Fiestas del 25 de julio y del día previo– ha contado que estuvo con el conductor los primeros instantes después de que lo retirasen de la locomotora. Según su versión, Garzón dijo: «La he jodido. Es que venía a 190 kilómetros por hora».

Durante su declaración como testigo ante la jueza, ha explicado que fue el primer mando de la Policía en llegar a la curva de A Grandeira y que las primeras decisiones adoptadas fueron «sacar a todas las unidades» encargadas de velar por la seguridad de las Fiestas del Apóstol.

Justo después del descarrilamiento, según su relato, fue un agente de la unidad de intervención quién retiró al maquinista del convoy y lo condujo hasta donde estaba él «sangrando por la cabeza y con algunas heridas», pero «andando por su propio pie».

Sin señalización

Durante la media hora que estuvo con el comisario, el maquinista «tenía teléfono y en ningún momento se le impidió» su empleo, pero desconoce sobre a quién llamó y de qué habló.

Otro policía que estuvo con Garzón tras el siniestro, ha relatado como testigo que el conductor del tren «se lamentaba de lo que había ocurrido» con frases como: «Madre mía lo que he hecho». En ese momento, ha añadido, «decía que se había despistado, que había perdido las referencias y que pensaba que estaba dos túneles antes».

Le reconoció que se había «despistado» a pesar de que hacía ese trayecto «tres veces por semana». Aunque el maquinista «asumía su responsabilidad» y no apuntaba a más responsables, según ha declarado este segundo agente, también asevero que «algún día iba a pasar», porque «no había señalización» para reducir la señalización antes de la curva y «que era algo rudimentario basarlo todo en él».

Esto mismo le llamó la atención y, tal y como le ha recordado en el interrogatorio el abogado de la Plataforma de Víctimas Alvia 04155, Manuel Alonso Ferrezuelo, durante la instrucción en sede judicial llegó a declarar que le extrañó que en la vía «no haya nada que indique que hay que reducir la velocidad» y «que se basara todo en la pericia del conductor».

Llamadas de teléfono

 Uno de los dos agentes que escoltaron a Garzón hasta el coche, para trasladarlo al centro sanitario, ha relatado ante la jueza que lo vio «en shock», «triste» y «preocupado», y que «hablaba sin que nadie le preguntara».

«Nos decía que se sentía culpable, que la culpa había sido suya, que la seguridad de la vía no era adecuada para la velocidad que podía llevar el tren, que estaba todo en manos del maquinista», ha insistido el tercer policía, a preguntas del fiscal Mario Piñeiro.

El maquinista, según la declaración, afirmó que «en la curva, en teoría, podía ir hasta a 200 kilómetros por hora» y que estaba «todo a expensas de maquinista». Además, culpaba «también a alguien de seguridad de Renfe», por esa llamada con el interventor minutos antes del descarrilamiento.

Tanto antes de llegar al coche como durante el trayecto, Garzón hacía uso de su teléfono móvil y habló con varias personas a las que, según la declaración del agente que le escuchó, les respondía: «He sido yo». Sin embargo, en otra de esas llamadas, se había quejado de la seguridad de la vía.

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