El maquinista del Alvia señala a Adif y Renfe: “Avisé del peligro de la curva”

En una declaración en la que solo ha respondido a su abogado, Francisco Garzón insiste en que el accidente del Alvia no se debió a un despiste e insiste en que no había señales que avisasen de la reducción de velocidad

Juicio del Alvia

El maquinista del tren Francisco Garzón (d) y su abogado Manuel Prieto (i) a su llegada para declarar en la segunda jornada del juicio por el accidente ferroviario de Alvia, en la Cidade de la Cultura de Santiago de Compostela, a 6 de octubre de – Álvaro Ballesteros – Europa Press

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«Me reitero en que las víctimas me perdonen. Pero fue un accidente, no pude evitarlo«. Estas han sido las últimas palabras de la declaración del maquinista del tren Alvia, Francisco Garzón, en la segunda jornada del juicio por el accidente ocurrido en el barrio compostelano de Angrois el 24 de julio de 2013, que dejó 80 muertos y 145 heridos.

Tras una hora aproximada de comparecencia, en la que solo ha respondido a preguntas de su abogado defensor, Manuel Prieto, y en ocasiones a las aclaraciones solicitadas por la jueza, Garzón ha concluido con la voz rota y con esas disculpas.

Rechaza la tesis del ‘despiste’

Antes de que iniciase su declaración, ante los medios, su abogado ha defendido el trato desigual de la Abogacía del Estado para con los dos acusados: Garzón y el ex alto cargo de Seguridad de Adif imputado.

En su comparecencia, el maquinista ha defendido que el trazado de la línea era complejo, que ya avisó de su peligro y que, en todo momento, se ajustó a las normas de actuación marcadas por Renfe. De esta forma trata de desmontar la tesis de Adif, que insiste en que el siniestro se debió a un “despiste” de Garzón. «No había ningún tipo de señal hasta la curva, nada de nada», insistió.

«Circular al máximo cuando hay retraso»

El acusado insistió en que la curva de A Grandeira, en Angrois, era muy peligrosa, algo que había advertido, debido a su “monotonía”, con viaductos y túneles con los que, efectivamente, era fácil perder la conciencia sobre el lugar por el que iba. Insistió en que no había ninguna señal que avisase de que había que reducir la velocidad de forma escalonada.

Sobre el exceso de velocidad también dejó claro que se ajustó al protocolo. “Tenemos que circular al máximo siempre que haya un retraso”, comentó Garzón, quien también indicó que estaba obligado a coger el teléfono corporativo del interventor, un hecho que también fue usado para argumentar su despiste. “Es obligatorio contestar”, dijo.

Economía Digital Galicia

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