Una vacuna alternativa desarrollada a partir de pacientes enfermos

Los anticuerpos de las personas que se han recuperado de la enfermedad abren otra vía para desarrollar una medicina contra el coronavirus

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De las más de 200.000 personas afectadas por el coronavirus a nivel global, alrededor de 80.000 han conseguido recuperarse de la enfermedad. En sus anticuerpos reside una de las posibles vías para desarrollar una nueva herramienta de combate contra la epidemia. 

Una vez inmunizados y aislados, estos anticuerpos podrían ser inyectados a otros enfermos con coronavirus, de forma que podría inmunizar sus sistemas de forma pasiva. No se trata realmente de una vacuna, ya que los organismos no producirían los anticuerpos, pero sí se convertiría en una forma eficaz para superar el SARS-CoV-2.

La idea no es nueva. De hecho ni siquiera es del siglo pasado. Se remonta a la década de 1890, cuando el médico alemán Emil Von Berhing, especializado en inmunología, consiguió descubrir la eficacia de este procedimiento para curar la difteria, una enfermedad bacteriana que afecta especialmente a los niños y que ha tenido episodios en los que provocó miles de muertes. 

Von Berhing recibió por su idea el Premio Nobel de Medicina en 1901 por su labor. El suero desarrollado fue especialmente eficaz más tarde en curar el tétano -una enfermedad que puede ser letal- en los soldados que combatieron en la Primera Guerra Mundial. 

Israel estudia una cura similar

La empresa israelí Kamada anunció esta semana que trabaja en una idea similar a la del médico alemán. «Si los pacientes que se han recuperado de la enfermedad y están en convalecencia donan plasma, es muy probable que en ese plasma haya anticuerpos», aseguró Amir London, director ejecutivo de la farmaceútica, en declaraciones al Jerusalem Post

La compañía, con una capitalización bursátil de unos 776.000 millones de euros, es una de las mayores corporaciones de Israel. Incluso es el único proveedor del Ministerio de Sanidad del país en ciertos medicamentos, especialmente, en tratamientos contra la rabia o las picaduras de animales venenosos. 

Según London, «no hay garantía» de éxito. El motivo, según explicó, es que no conocen cuál será el número de anticuerpos de los enfermos recuperados. «Basándonos en nuestra experiencia, así como en la de otras compañías, creemos que va a haber una cantidad suficiente. Sabemos con seguridad cómo purificar el plasma», señaló. 

Israel, por el momento, ha registrado 433 casos de contagio por coronavirus, lo que ha propiciado que el Ejecutivo comience a implementar medidas más restrictivas para contener la expansión de la epidemia. 

En Japón, la farmaceútica Takeda también ha anunciado que trabaja en su propio suero sanguíneo partir de los anticuerpos de otros pacientes que ya se han recuperado. Algo que constata que realmente se trata de una opción que varias compañías tienen sobre la mesa. 

Desventajas de la vacuna 

Por otra parte, la vacuna pasiva tiene un efecto especialmente corto, de unas semanas o como mucho unos pocos meses, debido a que los anticuerpos van debilitándose en sus nuevos organismos. Esto genera una pérdida de inmunidad por parte de los cuerpos de los pacientes, lo que agravaría su respuesta a la enfermedad.

«Nuestro tratamiento es una medicina: se dirige a los pacientes gravemente enfermos, cuya situación está empeorando y necesitan un refuerzo para luchar contra el virus», explicó Londo sobre las posibilidades de su producto, del que aseguró que podrían tenerlo listo en unos meses. 

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