| 23J: Elecciones generales

Feijóo impone su debate a Sánchez y desactiva sus logros económicos

Ambos líderes se esmeran en defender sus modelos y chocan radicalmente en quiénes van a ser sus socios: Vox, para el PP, o ERC y Bildu para el PSOE

Los candidatos a la presidencia del Gobierno en el cara a cara: el socialista Pedro Sánchez y el popular Alberto Núñez Feijóo. EFE/ Juanjo Martín.

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Desde los minutos previos a la que las cámaras comenzaran a emitir el cara a cara de Atresmedia entre ambos candidatos a la presidencia del Gobierno, el espectador pudo ver cómo se trataba de dos líderes muy distintos: frente a un presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, que prefería repasar sus apuntes sentado en la mesa donde se celebra el debate, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, prefería caminar en círculo para matar esos últimos instantes. Y esa dinámica se mantuvo durante las dos horas de careo denso, bronco y agrio que duró el espectáculo televisivo.

A diferencia de los mensajes que desde su equipo habían lanzado como previa para calentar el ambiente, el actual presidente del Gobierno no supo encarrilar sus intervenciones desde el primer bloque, que era puramente económico. Ante una ristra de datos, vertidos sin ton ni son por uno y otro debatiente, sin dar pie a la verificación o siquiera a tenerlos en cuenta, Feijóo mostró su versión más vital, más ambiciosa, con ratos en los que se notaba que disfrutaba el haber tenido el control de la situación y los marcos discursivos, que le han sido favorables en la mayor parte del tiempo a excepción de cuando se habla de violencia de género.

La estrategia de chorreo de datos por parte del dirigente popular desactivó desde los primeros instantes a Sánchez, que rápidamente tuvo que intentar revertir el reparto de roles, sin éxito: a momentos parecía que el aspirante era él, y no al revés. Especialmente, cuando Feijóo se aferró con fiereza a revertir con otros datos la situación y logros económicos del Gobierno de España, que, en la gran imagen, la macro, sale especialmente favorecido, no así en otros indicadores como el precio de la cesta de la compra. Desde ese momento, el cara a cara se puso empinado para el presidente Sánchez.

PIB, deuda, empleo

Sin embargo, intentó el socialista hacer brillar su mandato: «La economía tiene tres indicadores importantes para hacer balance: empleo, crecimiento económico y finalmente inflación. Empleo: en 5 años hemos creado empleo como nunca, llegando ahora a las 21 millones de personas empleadas, dos millones más que al inicio de mi mandato. Crecimiento económico: España lo ha multiplicado por 4, con circunstancias adversas. Finalmente, inflación: España es la primera principal economía europea que ha rebajado la inflación por debajo del 2%. ¿Estamos perfectamente? No, pero estamos en la dirección adecuada. Derogar lo que funciona en economía es echar el frenazo a una economía pujante«, intentó Sánchez.

«Tener un Gobierno estable con 40 ministros…», arrancó Feijóo la réplica. De ahí, todo fue para abajo. «Ha sido el tercer presidente de España que menos empleo ha creado: más creó Rajoy, más creó Aznar. Desde que usted llegó al Gobierno en 2019 hasta el primer trimestre de 2023 usted no consiguió recuperar el PIB. Los alimentos han crecido un 30%, la inflación subyacente está en el entorno del 6%. Su paradigma económico es el de Zapatero«, aguó Feijóo.

La deuda también ocupó unos minutos incendiarios en los que los candidatos no paraban de interrumpirse entre sí y apostillar comentarios por encima del discurso de quien estuviera en uso de la palabra, ante unos moderadores, los periodistas Vicente Vallés y Ana Pastor, que de tan poco intervenir a ratos parecía que ni estuvieran. «Usted ha sido el presidente que más ha incrementado la deuda de la Unión Europea: el doble, un 16%», lanzó Feijóo. «¿Que para qué nos hemos endeudado? Para comprar vacunas, mascarillas, para ayudar a sectores como el turístico o el agroalimentario», replicó Sánchez.

La tónica fue similar: poca propuesta, mucho reproche. Fue Sánchez, quizás consciente de cómo se le escapaba el cara a cara, el único que hizo compromisos en firme en materia económica. Primero, el sector financiero tendrá que prolongar 7 años las hiptecas de las familias de renta media si el PSOE revalida el Gobierno. «Vamos a ahorrar a las familias 300€ al mes. Vamos a construir más vivienda pública», arengó el socialista. También prometió incorporar cada año cinco mil millones de euros a la hucha de las pensiones.

Feijóo no aclara si incorpará a Vox

De ahí en adelante, que te vote Txapote, los efectos de la ley del Sólo sí es sí y su posterior reforma -«No es un error, es una aberración», tildó Feijóo- o el uso del avión Falcon, además de las políticas de pactos e incluso Cataluña, fueron las grandes estrellas de la noche. El presidente del PP fue incapaz de asegurar que no utilizaría ese eslógan, a pesar de que Sánchez hubiera leído en directo el tuit de Consuelo Ordóñez, la hermana de Gregorio Ordóñez, asesinado por dicho terrorista, clamando por el dolor que les infligía su uso. Tampoco dejó claro si incluirá a Santiago Abascal, presidente de Vox, en su Gobierno si lo necesita.

Pero, de primeras, Feijóo dejó claro que preferiría otra fórmula. «Yo no quiero ser presidente del Gobierno si pierdo, el jefe de la oposición no puede tener más votos que yo», afirmó. «Mi compromiso es que, si usted gana, le facilitaré la investidura. Hemos tenido que pactar con Vox porque usted no acepta que gobierne el PP cuando gana», sentenció el líder del PP. Eso sí, cuando Sánchez le recordó lo sucedido en Extremadura -victoria socialista pero acuerdo de Gobierno entre PP y Vox-, el popular se sumió en el silencio.

Vox se convirtió en el principal argumento de Sánchez para atacar a Feijóo, en el que hizo un duro repaso a las barbaridades de los presidentes de las cámaras autonómicas de Vox votados por el PP con frases machistas o incluso antivacuas. Feijóo respondió con Bildu -«Jamás pactaré con el brazo político de ETA»-, pero la situación le convenía, porque al hacer que todas las intervenciones del socialista pivoten sobre la derecha radical parece que la acción política del PP no tuviera reproches posibles a sus ojos. Y, precisamente, en ese cambio de paradigma, dio un giro de 180 grados la campaña.

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