La guerra Casado-Ayuso no gusta a Moreno: “Nos distrae de ganar elecciones”

Al presidente de Andalucía le disgusta el ruido que está generando la batalla en el PP madrileño, pero guarda neutralidad. El inquilino de San Telmo espera un récord de apoyo electoral en las autonómicas, incluso mayor al cosechado por Ayuso en Madrid

El presidente de la Junta, Juanma Moreno en rueda de prensa. Foto: EFE/ José Manuel Vidal./Archivo

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Del Moreno Bonilla que en diciembre de 2018 concurrió a unas elecciones autonómicas con tan poco crédito en Génova que incluso ya estaban designados los nombres para una gestora que le desbancara de la dirección regional, aprovechando el previsible batacazo electoral, al actual presidente Juanma Moreno han cambiado muchas cosas. El más que cuestionable candidato que protagonizó una surrealista campaña con momentos para el recuerdo como la conversación con una vaca para pedirle su voto se ha convertido en menos de tres años en un presidente revestido de un perfil institucional y un aura de moderado.

Ahora gobierna, sin sobresaltos y con un mayoritario respaldo según todos los sondeos, la comunidad más poblada de España pese a la dificultad de tener que navegar entre un socio en descomposición como Ciudadanos y un apoyo externo necesario como el partido de ultraderecha Vox, que recurrentemente hace notar sus amenazas de retirar su respaldo para provocar un bloqueo.

Y no sólo eso, sino que cultiva un papel de catalizador de una alianza entre comunidades autónomas para exigir una financiación más justa en la que ha tenido el acierto de no rodearse únicamente de líderes afines como el gallego Alberto Núñez Feijóo o el murciano Fernando López Miras, sino que también ha unido fuerzas con el socialista presidente valenciano Ximo Puig.

Esta última circunstancia avala su reconocido carácter conciliador y dialogante, gracias al cual ha logrado salir airoso tanto de las veleidades de las relaciones entre las direcciones nacionales del PP y Ciudadanos, que han puesto en más de un aprieto al Gobierno de coalición, como de la confrontación entre las diferentes sensibilidades dentro de su propio partido.

De este modo, Juanma Moreno acudirá al XVI Congreso Regional del PP Andaluz, que se celebrará en Granada del 19 al 21 de este mes de noviembre, para ser reelegido como presidente más por aclamación que por unanimidad y para recibir un baño de masas, hasta el punto de que tal vez sea necesario que alguno de sus fieles le susurre al oído el clásico memento mori que evitaba que los generales victoriosos del Imperio Romano cayeran en la soberbia.

El indudable crecimiento de Juanma Moreno como activo y barón destacado del partido no cambia, no obstante, que las relaciones entre San Telmo, sede de la presidencia del Gobierno de Andalucía, y Génova sigan estando presididas por la tensión y la desconfianza.

Aún no se ha olvidado, y presumiblemente no se haga nunca pese a las continuas alusiones de Pablo Casado a que se ha esmerado en “coser” el partido, que en las convulsas primarias post-Rajoy, el líder andaluz apoyó sin reservas y con todas las armas a su alcance a la entonces poderosa Soraya Sáenz de Santamaría. Incluso un gran valedor de la ex vicepresidenta, el ex delegado del Gobierno en Cataluña Enric Millo, ocupa actualmente el cargo de secretario general de Acción Exterior de la Junta de Andalucía.

El desencuentro entre ambas direcciones vivió un episodio particularmente desagradable en Sevilla, cuando Juanma Moreno alentó una candidatura alternativa, la del alcalde de Carmona Juan Ávila, para disputar la presidencia provincial a Virginia Pérez, que contaba con el aval de Génova para repetir en el cargo. Aquel previo del congreso sevillano estuvo marcado por duras acusaciones de “juego sucio” entre amos bandos, muy aireadas en la prensa, aunque el pulso, finalmente, lo ganó Casado con claridad.

Pacto de no agresión entre San Telmo y Génova

Al igual que en la elección del candidato a la Alcaldía de Sevilla, el senador José Luis Sanz, una apuesta firme de Génova a la que se resistió el presidente andaluz todo lo que pudo hasta que comprendió que era mejor firmar la paz y presentarlo como una opción propia, escenificando el apoyo en un paseo con él por el centro de la ciudad, cerveza incluida en un concurrido bar de la popular Plaza del Salvador.

Tras estas demostraciones de poder de Pablo Casado y el secretario general del PP Teodoro García Egea para marcar territorio en Andalucía, la situación se ha reconducido a un pacto de no agresión. En la dirección nacional son conscientes de que revalidar Gobierno en Andalucía sería un magnífico augurio para afrontar las elecciones generales

De hecho, en la séptima planta de Génova manejan unas previsiones más que alentadoras, puesto que fuentes consultadas por Economía Digital confirman que “ahora mismo los sondeos en Andalucía reflejan un escenario con unos resultados para Juanma Moreno incluso mejores de los que nos indicaban en Madrid para Ayuso antes de las elecciones, por lo que todo marcha muy bien y no hay que salirse de la línea marcada”.  

Huir del ruido externo

Y a Juanma Moreno no se le escapa que cualquier ruido externo en el partido que le distraiga de su objetivo es perjudicial. Por eso, observa con un evidente disgusto, aunque también con una cuidada neutralidad, la guerra entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. “Las aspiraciones de Ayuso son legítimas, pero en política las formas y los tiempos son cruciales, y no es necesario forzar las cosas porque además todo lo que nos distraiga del objetivo común, que es ganar elecciones, supone darle armas al enemigo”, aseguran fuentes de la dirección andaluza.

Lo cierto es que Juanma Moreno no se siente menos que la presidenta madrileña, pues piensa que su condición de presidente de una comunidad clave en clave electoral nacional le legitima para hacer oír su voz al mismo nivel, por más que su talante sea radicalmente opuesto al de Ayuso. Él prefiere mandar los mensajes en clave interna y en los foros orgánicos previstos, no a través de titulares llamativos que acaban marcando el debate y, en más ocasiones de lo deseable para los intereses del PP, y en muchas ocasiones eclipsando a Casado.

Juanma Moreno, Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado.
Juanma Moreno, Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado.

En definitiva, cree que ser el hombre que ha llevado al PP a gobernar en Andalucía después de 37 años de ejecutivos socialistas es un aval más que suficiente para que su opinión sea tomada en cuenta dentro del partido, aunque no tenga el tirón mediático de Díaz Ayuso ni la trayectoria de Núñez Feijóo.

Y no le falta razón, pues aunque fuera con el peor resultado en unas elecciones andaluzas en los últimos 28 años y con sólo 26 diputados, la mitad de los 50 que “heredó”, logró alcanzar el ansiado reto que se le resistió cuatro veces al todopoderoso Javier Arenas. La historia de Arenas se resume en la expresión de una veterana militante que, al escuchar de su boca el relato del despliegue de kilómetros recorridos, actos protagonizados y pueblos visitados durante la campaña de marzo de 2012 en la que ganó las elecciones pero sin la mayoría suficiente para gobernar, sentenció “y al final, tó pá ná, Javié, tó pá ná”.

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