JxCat silencia las críticas a ERC y la CUP para engrasar la negociación

El partido de Carles Puigdemont evidencia un cambio de tono tras las elecciones, mientras se producen las conversaciones para la configuración de un nuevo Govern independentista

El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, con Laura Borràs, Jordi Sànchez y Elsa Artadi en la noche electoral / Julio Díaz (JxCat)

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La discreción es algo muy importante para que una negociación llegue a buen puerto, y más en política. Los partidos independentistas siguen enfrascados en conversaciones que con toda probabilidad desencadenarán en un nuevo Govern donde JxCat y ERC reeditarán su alianza, que deberá contar el beneplácito y quizás la entrada al Ejecutivo de la CUP.

JxCat insiste en su gobierno «del 52%«, en alusión a la mayoría independentista en votos por primera vez en la historia, pero con un tono mucho menos agresivo contra ERC que en los últimos meses. El partido de Carles Puigdemont quiere que prosperen, y por eso ha decidido rebajar la presión contra sus potenciales socios de gobierno.

«Las instrucciones explícitas de la Ejecutiva Nacional son que mantengamos perfil discreto y que evitemos atacar a cualquier partido independentista», explican fuentes del partido a Economía Digital. «Estar tranquilitos y confiar en nuestros negociadores, esta es la idea».

Un Govern netamente «independentista y cohesionado»

La pacificación de las aguas contrasta mucho con las imágenes de los últimos meses, donde JxCat y ERC se han atacado con mucha dureza por sus discrepancias en la hoja de ruta y se han culpado mutuamente por los errores cometidos, tanto en las decisiones que afectan al independentismo como en las relativas a la gestión de la pandemia.

Desde JxCat insisten en que, pese a la calma, el futuro Govern debe ser netamente secesionista. La voluntad, expresada tanto en público como en privado, pone difícil a ERC llegar a un pacto que sume tanto a los comunes como al partido de Carles Puigdemont: «Queremos un gobierno independentista y cohesionado, que avance realmente hacia la independencia».

La distensión con ERC se ha reflejado con el cambio de JxCat en la llamada Mesa de Diálogo. «¿El diálogo es una opción? Es una opción», apuntó este lunes Jordi Sànchez en una entrevista a TV3 tras reconocer que era una propuesta de ERC. El líder preso por sedición solo pidió que las conversaciones se retomen con concreción y que no se caiga «en la ingenuidad».

El Ejecutivo de Torra: un foco de conflictos

La cohesión es una demanda que, sin embargo, ha fallado dentro del Govern bipartito JxCat-ERC. Poco antes de que se desencadenara la pandemia, Quim Torra prometió la convocatoria de elecciones tras la aprobación de los presupuestos de 2020 entre acusaciones de deslealtad a ERC.

El clima de tensión entonces fue tan grande que se llegó incluso a especular sobre una posible salida de los consellers de ERC del Govern. La inhabilitación de Quim Torra como diputado asumida por una mesa del Parlament controlada por los republicanos llevó al Consell Executiu a una tensión límite, aunque quedó desdibujado con el confinamiento.

La pandemia también ha sido un foco de disputas entre las departamentos controlados por ERC y los dirigidos por JxCat con, por ejemplo, la apertura de negocios en las restricciones. El conseller de Empresa y Coneixement, Ramon Tremosa, llegó a proponer aperturas de negocios hosteleros y acuerdos con sectores afectados de espaldas a la consellería de Salut.

Los disturbios en Barcelona y el ‘verso libre’ de Sàmper

La voluntad de distender las tensiones entre potenciales socios se ha visto también en la tibieza ante la ola de violencia que ha vivido Barcelona como consecuencia del encarcelamiento de Pablo Hasél. Las protestas han contado con la justificación de la CUP, que ha criticado la que a su juicio ha sido una actuación policial desmesurada de los Mossos.

El guante lanzado por la CUP lo han comprado en JxCat. La formación liderada en el Parlament por Laura Borràs emitió un comunicado tras una reunión con los antisistema donde calificó de «inaceptable» la «respuesta policial» y apostó por «un nuevo modelo de orden público».

Aunque en un principio polemizó por exigir un «nuevo modelo de orden público», Miquel Sàmper está en la diana de los anticapitalistas por ser último responsable policial y por su defensa del cuerpo policial. La CUP supeditó cualquier acuerdo con JxCat a un «giro de 180 grados» en las políticas de seguridad y a que el titular de Interior fuera relevado.

Entre sus declaraciones a favor de la actuación policial, Sàmper defendió a la BRIMO en una entrevista a RAC1, después de que se propusiera su disolución: «Un país no se puede permitir no tener una unidad de orden público». Además, reconoció en en el programa Cafè d’Idees de RTVE que no podía hablar de la CUP para no entorpecer las negociaciones.

Pese a ello, Sàmper también ha disparado contra los antisistema. El conseller de Interior acusó a Arran, las juventudes vinculadas a los anticapitalistas, de estar entre los instigadores de la violencia. En una entrevista a la Cadena SER, criticó que el partido independentista radical justificara los altercados: «Ninguna formación debería no condenar la violencia».

Sergi Ill

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