Moreno se resiste a dar por terminada la legislatura andaluza pese al bloqueo del Presupuesto

El Gobierno andaluz no logra cambiar la postura de PSOE y VOX, precipitada desde la filtración del audio de Marín, pero seguirá adelante con su agenda legislativa hasta mínimo marzo de 2022

El presidente andaluz, Juanma Moreno, en una de sus intervenciones en la sesión de control al Gobierno en el Parlamento de Andalucía, en Sevilla. EFE/Julio Muñoz

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Lo del debate de la Ley de Presupuestos para 2022 era, como la novela de García Márquez, la crónica de una muerte anunciada. Juan Bravo, consejero de Hacienda, se esforzó ayer en el pleno del Parlamento en explicar de forma prolija y, por momentos, con cierta vehemencia la importancia de contar con unas cuentas actualizadas en 2022, pero la decisión de los grupos ya estaba tomada. La de todos.

Con la prórroga de las actuales cuentas, Juanma Moreno se resiste a dar por terminada la legislatura, como explicó a la prensa al mediodía de ayer, cuando, el propio jefe del Ejecutivo daba por hecho que no habría lugar a las sorpresas. Según fuentes consultadas por Economía Digital, la previsión que baraja el Gobierno en estos momentos es aguantar mínimo hasta 2022, las fuentes más optimistas calculan que las urnas se colocarán allá por mayo. Génova es partidaria de que Moreno convoque cuanto antes, para que Casado se apoye en esta victoria, pese a que, como ha quedado de manifiesto en el reciente Congreso del PP andaluz, la dirección nacional haya escenificado que respeta al máximo los tiempos de los territorios.

Dentro de cinco o seis meses, previsiblemente, los partidos habrán bloqueado el paso al Ejecutivo andaluz y tendrán que tener preparadas sus propias estrategias. Hoy, salvo el PP, ninguna otra formación tiene preparado al 100% a su candidato a las elecciones autonómicas, salvo el caso del PSOE, que sí tiene líder, Juan Espadas, pero todavía sigue sin tener resuelta su salida del Ayuntamiento de Sevilla.

Qué fotografía arrojarán los sondeos para entonces es una incógnita pero se da por hecho la buena forma en la que llegará Moreno Bonilla y que para entonces Ciudadanos, hoy en el Gobierno, andará achicando aguas en un barco que se hunde y del que sus tripulantes huyen despavoridos. Ayer mismo, se supo que Ciudadanos sufría otro golpe al abandonar el partido su cargo público más relevante en Málaga, Juan Carlos Maldonado, vicepresidente de la Diputación malagueña.

Semanas de juego al despiste precipitadas por el audio de Marín

Y aunque han sido semanas de jugar al despiste por parte de todos los grupos, la postura de la oposición se precipitó definitivamente en el momento que trascendió, hace ahora 10 días, el polémico audio del vicepresidente andaluz, Juan Marín,–“es estúpido aprobar unos presupuestos en año electoral”. Esta misma semana el responsable de la hacienda andaluza reconoció a los micrófonos de la Ser que “las grabaciones no han ayudado a un posible acuerdo”.

Así la oposición, en particular el PSOE, utilizó esta última carta para vetar las cuentas, tanto que la portavoz del partido socialista, Ángeles Ferriz, leyó íntegramente desde la tribuna la transcripción del polémico audio ante la impávida mirada de Marín en un debate recordado, por otra parte, por las continuas interrupciones y llamadas a la calma por parte de la presidenta del Parlamento, Marta Bosquet. Por su parte, el veto de Unidas Podemos se daba más que por consabido, “mucho antes de que saliera a la luz el audio”, quiso aclarar la portavoz de la formación, Inmaculada Nieto.

Y VOX, al que el Gobierno imploraba un giró de timón en las horas previas del debate, no torció el camino que lleva emprendido desde hace meses, que pasa por forzar un adelanto electoral que le pille todavía con el soufflé de popularidad en alto. “En VOX no sabemos si es estúpido aprobar unos presupuestos o no, lo que sí es estúpido es no reclamar lo acordado”, declaró el portavoz Manuel Gavira, en referencia al pacto de investidura de 2019 y los sucesivos acuerdos entre la formación de ultraderecha y el PP.

Según Gavira, que también usó el audio como base de su intervención, “a este gobierno se le cayó la careta” una vez que “nos enteramos que desde dentro del Gobierno se estaba maniobrando para no sacar adelante los presupuestos”. Para acusar al PP “de querer matar a Ciudadanos y que el entierro lo paguemos nosotros”.

Así, entrada la noche, la presidenta del Parlamento andaluz mandó al cajón la principal ley de cualquier gobierno, la del Presupuesto. No hay precedentes en la historia parlamentaria andaluza pero cabe la posibilidad de que el Gobierno vuelva a traer, reformulada con la oposición para conseguir su apoyo, un nuevo borrador de presupuestos, como así se lo pidió desde la tribuna la socialista Ángeles Ferriz. Claro está que los tiempos de la legislatura son muy ajustados para esta operación: según el calendario oficial, las elecciones tendrían que celebrarse a finales de 2022, así que de celebrarse a partir de marzo, la convocatoria electoral se entendería simplemente como un adelanto técnico, no como una derrota para Juanma Moreno.

En 1995 el bloqueo de las cuentas terminó en adelanto electoral

En los corrillos de la prensa, las larguísimas horas del debate fueron propicias para acudir a la hemeroteca o a la memoria histórica de los más veteranos cronistas parlamentarios. La última vez que la cámara tumbó una Ley de Presupuestos fue el 22 de noviembre de 1995, en la denominada “legislatura de la pinza” (1994-1996), la primera vez el PSOE gobernó en minoría después de tres mandatos de cómoda mayoría absoluta. En aquella ocasión, el Gobierno de Manuel Chaves solicitaba a la Cámara una segunda prórroga de los presupuestos y ante la negativa de la mayoría del pleno, el presidente andaluz se vio obligado a anunciar esa misma noche que en los primeros meses de 1996 se convocarían elecciones.

Finalmente, la convocatoria se celebró el domingo 3 de marzo de 1996, las quintas elecciones al Parlamento de Andalucía, y coincidieron con las elecciones generales, que ganó José María Aznar, en su primera legislatura.

El líder del PP, Pablo Casado (d), y el presidente del Partido Popular de Andalucía, Juanma Moreno. EFE/ Pepe Torres

Sin embargo, 26 años después, las situaciones no son extrapolables. El bloqueo a las cuentas incómoda el devenir del Ejecutivo de Moreno pero no arrolla su paso, a juzgar por las palabras a la prensa en las horas previas al debate del propio presidente. Aunque sólo fuera por escenificar un último intento y su afamado talante dialogante, el presidente andaluz realizó un llamamiento a la responsabilidad de la oposición para que «reconsideren su posición, que piensen en Andalucía no en sus estrategias e intereses de partido” y negó que un bloqueo le conmine de manera inmediata a elecciones.

Con todo, en lo que queda por delante en este período de sesiones, hasta el 31 de diciembre, el Ejecutivo PP-Ciudadanos tiene por delante aprobar en el Parlamento un conjunto de medidas de considerable peso en el Ejecutivo, como es la Ley de tasas y precios públicos, la Ley TRADE, que fusiona las cuatro principales agencias de impulso empresarial (en su objetivo de simplificar la administración paralela de la Junta de Andalucía) o la Ley de Sostenibilidad del Suelo en Andalucía (LISTA), una de las medidas estrella del Gobierno que pasa por la simplificación de trámites para la actualización de planes urbanísticos, que saldrá adelante en la mañana de hoy, pues como mínimo el PSOE se abstendrá después de una larga negociación, pues esta ley se tumbó en una primera vuelta en mayo.

Con esta agenda legislativa que no encontrará a priori vetos, Moreno se niega en rotundo en dar ya por acabada la legislatura. “Evidentemente no», espetó ayer a los medios cuando se le preguntó si iba a apretar el botón del adelanto electoral. Sólo accionará la maquinaria electoral, cuya prerrogativa le pertenece, “si el Parlamento bloquea al Gobierno”.

Esto ocurrirá en el próximo período de sesiones, a partir de enero, será en los primeros meses del próximo año, y cuando ya pese más la estrategia del PP –lograr una mayoría suficiente para bien gobernar en solitario o bien con los restos del naufragio naranja– de evitar a toda costa que VOX entre en el Gobierno. De entrar la formación de ultraderecha en el Ejecutivo andaluz, el relato de hombre moderado, de centro derecha, más parecido a Feijoó que a Díaz Ayuso, se iría al traste. Y es precisamente este perfil el que ha salido encumbrado este fin de semana en el Congreso regional de Granada.

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