La revelación de José Elías sobre la sucesión de su negocios: «Mis hijos no dirigirán mis empresas»
El empresario no evita la confrontación
La revelación de José Elías sobre la sucesión de su negocios: «Mis hijos no dirigirán mis empresas»
El empresario catalán José Elías, presidente de Audax Renovables y una de las mayores fortunas de España, ha vuelto a sacudir el debate sobre la sucesión en las empresas familiares con una declaración contundente: “Mis hijos no dirigirán mis empresas. Sería más una putada que otra cosa”.
Esta afirmación, realizada en una publicación en sus redes sociales, ha generado debate en el mundo empresarial y mediático, al cuestionar el tradicional traspaso generacional que caracteriza a muchas compañías familiares en España.
Natural de Badalona, lidera un conglomerado de más de 180 empresas que abarca sectores tan diversos como la energía, la alimentación, la salud y la construcción. Su ascenso desde la ruina en 2009 hasta figurar entre las 50 mayores fortunas del país, según Forbes, le ha convertido en un referente de resiliencia y visión estratégica.
José Elías lo tiene claro
Sin embargo, su enfoque sobre la sucesión rompe con la tradición: “No creo que por ser ‘hijo de’ sea automáticamente la persona adecuada para gestionar un imperio.Y, sinceramente, no quiero dejarles esa responsabilidad. Quiero que, si ellos la quieren tomar, que la tomen. Pero no como una obligación impuesta”.
Elías argumenta que la mejor herencia que puede dejar a sus hijos es la libertad de elegir su propio camino, no una “jaula de oro” ni una carga que no han pedido. “Intentaré dejarlo todo lo más ordenado posible en vida. Para que, si les dejo algo, puedan disfrutarlo y que no sea una carga. Porque tener que asumir una responsabilidad así porque sí… Lo considero más una putada que otra cosa”.
La posición contrasta con la de muchos empresarios que ven en la continuidad familiar un valor esencial, pero Elías defiende que la gestión de un imperio empresarial requiere vocación y preparación, no solo lazos de sangre.
En España, el 89% de las empresas son familiares y generan el 67% del empleo privado, según el Instituto de la Empresa Familiar. Sin embargo, solo el 30% de estas compañías logra sobrevivir a la segunda generación y apenas el 15% llega a la tercera, en gran parte por conflictos sucesorios y falta de preparación de los herederos.
La conversación que plantea Elías pone sobre la mesa la necesidad de profesionalizar la gestión y separar la propiedad de la dirección, una tendencia al alza en las grandes empresas familiares europeas.
El empresario catalán ha reiterado en varias ocasiones que su prioridad es dejar sus empresas “lo más ordenadas posible” para evitar conflictos y facilitar la transición, sea quien sea el sucesor.
En 2024, Audax Renovables, una de sus principales compañías, cerró con 63 millones de euros de beneficio neto, lo que demuestra la solidez de su modelo de negocio y la importancia de una gestión profesionalizada.
Además, Elías ha diversificado su imperio con adquisiciones como la cadena de congelados La Sirena y la creación de nuevas empresas en sectores emergentes.
Momentos complicados
En medio de estas publicaciones el catalán se encuentra inmerso en una serie de complicaciones empresariales derivadas de la situación con la constructora OHLA. El multimillonario está intentando aprovechar la debilidad de la compañía para sacar beneficio.
En Ezentis, por ejemplo, Elías entró en 2021 con casi 20 millones de euros en una ampliación de capital sin derechos preferentes. Posteriormente, ejecutó un bono convertible que le permitió alcanzar el 30% del capital, provocando una fuerte dilución de los pequeños accionistas.
Desde su llegada, la acción perdió más del 70% de su valor, mientras él reestructuraba la empresa a su medida, reducía el consejo y consolidaba su poder como presidente no ejecutivo.
Un esquema similar se repitió en Atrys Health y Audax, donde la entrada de Elías –a través de bonos convertibles y fusiones– acabó con caídas del 67% y deterioro del valor para los minoritarios.
El patrón es claro, aprovechar la debilidad de las empresas para aumentar su control, exigir cambios en la dirección y, cuando la situación se complica, no aportar capital, dejando a los pequeños inversores en una posición cada vez más precaria.
La actuación de José Elías en OHLA no es una excepción, sino una muestra más de su patrón empresarial. El resultado para los accionistas minoritarios es demoledor: una empresa tensionada, una cúpula dividida y un valor bursátil deteriorado.