Arte del siglo XX, nueva cocina, miradores y lo más parecido a volar sobre Cuenca

Porque hay una ciudad que está y otra por venir, recorremos los nuevos y los viejos atractivos de Cuenca más allá de las Casas Colgadas

Casas Colgadas es el feudo de Jesús Segura en Cuenca.

Por su situación, a mitad de camino entre Madrid y Valencia y la comodidad que supone llegar hasta aquí en tren de alta velocidad, Cuenca es uno de los clásicos de las escapadas de un solo día. Pero esta ciudad, tan conocida por sus Casas Colgadas, se está renovando para seducir a quien se anime a pasar en ella, al menos, un fin de semana, más aún ahora, que acaba de recibir el título de Capital Española de la Gastronomía 2023.

Ese clasicismo conquense, basado en la belleza de sus principales monumentos y rincones urbanos (Catedral, Plaza Mayor, Casas Colgadas, puente de San Pablo, calle Alfonso VI, barrio del Castillo, hoces del Huécar y del Júcar, históricas casas rascacielos…) supuso para la ciudad la declaración como Patrimonio de la Humanidad en 1996.

Pero los propios conquenses son conscientes de que, desde entonces, pocas cosas se han movido en esta urbe. Y, ya se sabe, ciudad que no se mueve, ciudad que se muere.

La colorista Plaza Mayor de Cuenca.

Qué hay de nuevo en Cuenca

Sería una lástima que eso ocurriera, teniendo en cuenta que Cuenca tiene uno de los cascos urbanos más espectaculares y ricos del país. Así que instituciones públicas y alguna que otra iniciativa privada se han puesto manos a la obra para sacarla del vertiginoso olvido. Y en muchos casos lo están haciendo sin necesidad de grandes alardes, simplemente revitalizando y dando nuevos usos a lo ya existente.

Un buen ejemplo es el Hotel Convento de Giraldo, perteneciente a la red de Hospederías de Castilla-La Mancha, situado efectivamente en un antiguo edificio religioso.

De hecho, una de las plantas aún la utilizan las monjas de la comunidad religiosa titular de esta propiedad, construida en el siglo XVII.

Una imponente casa palaciega del siglo XVI alberga el actual Hotel Convento del Giraldo.

El resto está ocupado por las 34 habitaciones, decoradas de una confortable manera clásica. Algunas de ellas, como las que están situadas en el antiguo palomar, ofrecen las que probablemente sean las mejores vistas a la hoz del Huécar desde un alojamiento.

Tiene también el hotel un pequeño spa, ideal para disfrutar en pareja, bajo petición y reserva, y el restaurante Piola. Éste ofrece dos opciones para comer y/o cenar: a base de tapas (en Piola Gastrobar) o cómodamente sentados (en el comedor propiamente dicho), degustando los platos de la carta.

Ambas opciones suponen una apetitosa incursión en la gastronomía local y nacional a través de ingredientes de calidad y de temporada, con alguna creación de autor. Un dato curioso es que este restaurante ocupa parte de lo que fue el antiguo aljibe del convento.

Restaurante Piola. Foto: Hotel Convento El Giraldo.

Un paseo por el barrio del castillo… en tirolina

El hotel Convento de Giraldo está justo al lado de la Catedral y la colorista Plaza Mayor. Y subiendo por la calle donde se encuentra este alojamiento se llega en muy pocos minutos hasta el barrio del castillo. De éste solo queda la puerta de acceso (el arco de Bezudo), el puente y parte del cinturón de murallas que lo defendían.

También permanece, casi inalterado, el motivo por el que los musulmanes decidieron levantar aquí una fortaleza en el siglo IX: desde este lugar se divisa una impresionante panorámica tanto de las hoces de los ríos que riegan la ciudad como de la Serranía de Cuenca y el extenso valle que, a partir de aquí, dibuja el Júcar.

Un paisaje que seduce a todo aquel que pasa por la urbe y que ahora se propone explotar, de una forma tan trepidante como divertida, una empresa local mediante la que va a ser la tirolina urbana doble más larga de Europa.

Cuenca a vista de pájaro.

Un recorrido de 445 metros, que va desde el aparcamiento del castillo hasta el punto de recepción, junto a la senda de la Cueva de la Zarza, atravesando la Hoz del Huécar a unos 90 kilómetros por hora y salvando un desnivel de unos 75 metros. Su puesta en marcha está prevista para finales de 2022.

Arte abstracto y nueva cocina en las Casas Colgadas

Al Huécar miran también los balcones y parte de las ventanas de las ya nombradas Casas Colgadas, sede del Museo de Arte Abstracto Español-Fundación Juan March. Aunque buena parte de las obras están “de gira” por otros museos, mientras se acometen una necesarias y anheladas obras de climatización, en las salas abiertas se puede admirar parte del legado del grupo artístico El Paso y otros creadores españoles de la segunda mitad del siglo XX.

El museo, creado en los años 60 del siglo XX por el filipino Fernando Zóbel, al que convenció para instalarlo aquí el conquense y también artista Gustavo Torner, es el gran faro cultural de Cuenca. Casi un milagro para una ciudad que, hasta la inauguración de este centro, no tenía relación alguna con las vanguardias pero que, gracias a ello, se convirtió en punto de peregrinación para muchos artistas nacionales e internacionales y también para admiradores de sus obras.

Foto: Museo de Arte Abstracto de Cuenca.

Además, en las Casas Colgadas están, en lo que fue su legendario mesón, dos propuestas gastronómicas con el sello de Jesús Segura. Por un lado, el restaurante gastronómico Casas Colgadas, donde este conquense investiga en productos locales, a veces no puramente gastronómicos, para transformarlos en platos muy personales y, sin duda, creativos.

Por otro, está La Casa de la Sirena, donde este mismo chef ofrece un menú algo más asequible en precio pero igualmente convincente y amarrado a las esencias de su tierra.

Jesús Segura sigue estando detrás de un restaurante de la parte nueva de Cuenca, en el que su trabajo fue reconocido con una estrella Michelin: Trivio. Ahora bajo la batuta del joven Pablo Rocamora, que desarrolla en él una cocina desenfadada, incluso algo atrevida, muy viajera y siempre en evolución.

Jesus Segura cuenta con 3 propuestas en Cuenca. Foto: Casas Colgadas.

Se puede disfrutar tanto a la carta como en menú degustación. Ambas opciones a unos precios bastante razonables, teniendo en cuenta que se trata de alta cocina.

Cuenca y el arte del siglo XX

De regreso a la bellas artes conquenses, el propio Gustavo Torner, que siempre ha querido residir en su ciudad, abrió en lo que fue la capilla del monasterio dominico de San Pablo, del siglo XVI, junto al actual Parador, su propio espacio creativo, llamado Espacio Torner.

A través de 40 obras estratégicamente colocadas en diferentes partes del templo, este artista propone al visitante un juego de contrastes visuales, cromáticos, lumínicos, filosóficos y espirituales.

Foto: Espacio Torner.

El posicionamiento de Cuenca como centro fundamental del arte del siglo XX en España es lo que probablemente atrajo al filántropo y mecenas cubano Roberto Polo, que ha abierto aquí una segunda sede para su colección, parte de la cual reside hace tiempo en un espacio similar de Toledo.

La parte de la Colección Roberto Polo CORPO en Cuenca ocupa lo que fue la iglesia de la Santa Cruz (siglo XVI) y las obras están dispuestas, de una forma absolutamente escénica, entre la nave central, el altar mayor y lo que fueron las capillas laterales de este templo.

Entre los artistas representados están Josef Hoffmann, Koloman Moser, Henry van de Velde, Wilhem Wagenfeld y Paul Joostens. Y también Picasso.

Nuevos museos brillan en Cuenca

Pero esta no es solo una ciudad de arte. En las últimas décadas han abierto en ella dos museos con temáticas muy diferentes, que han transformado el perfil urbano. Por un lado el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, en pleno casco histórico y junto al Seminario.

Foto: Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha.

Ocupa lo que fue un convento y también una nueva edificación, que es en la que se sitúa el Planetario, cuya cúpula sobresale entre los tejados.

Por otro, está MUPA-Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha, situado sobre una colina frente a la ciudad vieja y formado por un rompedor conjunto de prismas rectangulares de hormigón y cristal, obra de los arquitectos Carlos Asensio, Paloma Campo y José María de la Puerta.

Se inauguró en 2010 y, desde entonces, se ha convertido en uno de los edificios más llamativos de la nueva Cuenca. Que también existe.

a.
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