La Ría de Arousa fuera de temporada: albariño, marisco y paisajes espectaculares

De complejos dunares a bosques encantados y de pueblos marineros a pazos versallescos, recorremos la Ría de Arousa saboreando su cultura, su patrimonio, sus mariscos y sus vinos

Paisaje de Carril, parroquia de Vilagarcía de Arousa. Foto: Turismo de Galicia.

De todas las Rías Baixas, esta es la hermana mayor. O al menos geográficamente, porque al Ría de Arousa es la más extensa; una formación de formas contrastadas, donde entre ensenadas y penínsulas se despliega un rosario de villas marineras.

Así encontramos en la cara norte a Aguiño, Ribeira, A Pobra do Caramiñal, Boiro y Rianxo, y en la sur a Carril, Vilagarcía, Vilaxoán, Vilanova, Cambados y O Grove; así como la Illa da Arousa en el centro de la ría (el sendero dos Pirlos es una buena forma de conocer su parque natural de Carreirón) y a Catoira en la unión con el río Ulla.

En este último punto se divisa la vista de Cortegada, que como la de Sálvora conforman un mosaico insular de gran belleza.

Pazo y capilla de la isla de Sálvora
Pazo y capilla de la isla de Sálvora. Foto: Turismo de Galicia.

Las islas de la ría

La isla de Cortegada ostenta la curiosidad de tener uno de los bosques de laurel más grandes de Europa, un motivo para visitarla en un breve paseo que se complementa con el descubrimiento de una antigua ermita y un cruceiro; en un entorno de estética mística.

Mariscos de la ría. Foto: Turismo de Galicia.

Otra isla a tener en cuenta es da Toxa, donde hay un famoso balneario que data de 1840 flanqueado por modernos spas. No dejen de ver la curiosa capilla de Las Conchas con su fachada con caparazones de vieira.

La amplitud de la Ría de Arousa llevó a que desde tiempos medievales se construyeran fortificaciones para repeler invasores, como los normandos y los árabes; como dan fe las Torres del Oeste de Catoira, donde desde 1961 cada agosto se recrea un desembarco vikingo, con drakkars y muchos voluntarios disfrazados.

Además de la belleza de sus playas, todo un reclamo turístico para el verano, el paisaje que se puede descubrir fuera de temporada son sus sierras como la de O Barbanza o las desembocaduras de los ríos como el As Pedras, el Ulla o el Umía; además de perlas de la naturaleza como el complejo de lagunas y dunas de Corrubedo, en la península que separa las rías de Arousa y MurosNoia.

Faro de Corrubedo. Foto: Turismo de Galicia.

Almejas y albariños

En el apartado gastronómico, además de la fama de los vinos albariños de la DO Rías Baixas (junto con los blancos de loureira blanca, treixadura y caiño blanco), hay que destacar las almejas de Carril, una de las parroquias de Vilagarcía de Arousa. Esta es una de las villas con tradición marisquera más sólidas de Galicia.

Cada vez que baja la marea el lecho marino presenta una curiosa parcelación donde acuden los mariscadores buscando los bivalvos que luego se cocinarán en los restaurantes y tabernas locales.

Uvas albariño
Con la albariño se elaboran buenos vinos blancos. Foto: Lagar de Besada.

Tampoco hay que perder de vista todo lo que se puede encontrar en el mercado municipal de Boiro, como el valioso mejillón de Cabo de Cruz y otros ejemplares del mar como las xoubas, los chicharros, los abadejos, los lenguados (y sigue la lista).

Hay muchos pueblos donde se obtienen excelentes almejas, pero las de Carril son difíciles de igualar

Otra de las villas con una importante actividad relacionada con el mar es O Grove, donde su animado puerto y su centro están rodeados por una bonita sucesión de 30 playas y calas, como las de Carreiro, Raeiros y Peralto. En Punta Moreiras se encuentra un museo de la Salazón y Centro de Interpretación de la Pesca, para conocer los secretos de este motor económico de la región.

Pazo de Baión en Vilanova de Arousa. Foto: Turismo de Galicia.

Cambados

Habíamos citado al albariño, y su meca es el pueblo de Cambados, uno de los destinos que ya justifican el viaje a la Ría de Arousa.

Estamos hablando de una villa señorial con abundante presencia de casas blasonadas, con atractivos como la plaza de Fefiñáns, el impactante pazo de Figueroa o la iglesia de San Benito, que data del s.XVI con sus mezclas de estilos neoclásico, barroco y gótico.

Otros pazos que otorgan un aire distinguido a Cambados son los de Torrado (sede de un museo dedicado al albariño), el de Bazán, el de Salgado y el de Ulloa.

En el barrio de Santo Tomé se percibe un inconfundible espíritu marinero, donde se ve a los pobladores trabajando en los aparejos de pesca o saliendo a la dura búsqueda de mariscos en las pedregosas costas.

Centro de Cambados. Foto: Turismo de Galicia.

Recuerdos de Valle-Inclán

También hay una importante presencia de casas señoriales en A Pobra do Caramiñal, donde siguen en pie castillos como el de las Torres da Xunqueira.

En este pueblo se puede conocer la vida y obra de Ramón María del Valle-Inclán en su casa natal, donde se exponen recuerdos personales, las primeras ediciones de sus libros y documentos de la época.

No muy lejos está Santa Uxía de Ribeira, otra ciudad con una importante tradición de pesca; con los recuerdos de la antigua villa marinera.

Cambados es la capital del albariño, donde varios pazos cuentan con bodegas que combinan la producción vinícola con la historia

Sus extensas playas son un imán para el verano, pero fuera del calor estival se pude pasear por el parque de San Roque, con zonas de bosque, que desde la ladera ofrece bonitas vistas de la ría.

Pazo de Fefiñáns. Foto: Turismo de Galicia.

Parque de Corrubedo

Una interesante síntesis de la geografía de la ría es la que presenta el Parque Naturaleza de Corrubedo, donde además de sus playas sobresalen unos picos de granito. El interior sigue con un paisaje de dunas donde crecen arbustos y pinos, para dar paso a una gigantesca formación móvil que se extiende por un kilómetro de largo y 20 metros de altura, que es continuamente moldeada por el viento.

Si se sigue al nordeste se llega a la Lagoa de Carregal, que junto con la de Vixán, son uno de los sitios donde los amantes de la naturaleza, sobre todo los ornitólogos, quedan atrapados.

Playa en la Isla de Arousa. Foto: Turismo de Galicia.

Vilagarcía de Arousa

Y por supuesto que no puede faltar la población más importante de la ría, Vilagarcía de Arousa. Además de su importante puerto aquí también se pueden ver grandes pazos donde los señores feudales medían su poder político y económico.

Entre ellos está el de Vistalegre en la zona vieja, al que se le añadió un convento de la orden agustina. El parque botánico de Enrique Baldés Bermejo, el cercano castro de Alobre con sus restos arqueológicos, el museo del Ferrocarril y los edificios de la praza de Abastos y de la pescadería recuerdan el esplendor de la arquitectura del hierro en el siglo XIX en este rincón de las Rías Baixas.

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