Cinco restaurantes de La Barceloneta ideales para amantes de pescados y arroces
Si estás paseando por Barceloneta un día de sol, ni lo dudes: echa el ancla en alguno de estos restaurantes y disfruta de su propuesta gastronómica marinera

Las atractivas vistas de Barraca. Foto Barraca
Si se está frente al Mediterráneo, ¿qué otra cosa se puede pedir más que arroces y pescados? Pero también hay muchas más opciones para descubrir, y lo hacemos de la mano de estos cinco restaurantes de La Barceloneta, el barrio de origen marinero del distrito de Ciudad Vieja de Barcelona, ideales para los devotos de la cocina marina.
Barraca
La única manera de poder apartar la vista del Mediterráneo es que la atención se desvíe por el aroma de un arroz negro o meloso, un pescado de más de un kilo o unas croquetas que son un destello de nostalgia.
Porque uno de los valores que pueden competir a la propuesta gastronómica de Barraca es su balcón hacia el litoral de Barcelona, donde la sala del primer piso es un privilegiado atalaya para comer con el reflejo del mar.
Barraca, en el Paseo Marítimo 1 (Barceloneta), tiene 15 años de vida pero reabrió sus puertas bajo la tutela del grupo Somos Esencia, que como en otros locales como el Bauma, conservan la denominación para que haya una línea de continuidad entre el pasado y el futuro del nuevo proyecto.
O más prosaica, veamos la razón que dice su director ejecutivo Alex Mitats: “es como los barcos: preferimos conservar el nombre para que traiga buena suerte”.
La idea de mantener el espíritu del antiguo Barraca llega al punto que el chef Marcos Bautista sigue al frente de los fogones.
¿Pero entonces que ha cambiado?
La renovación de Barraca
La decoración es más moderna, con una estética más cálida (con un mayor énfasis en tonos blancos, aguamarinas y verdes); y de sus dos plantas que totalizan 320 m2, la parte inferior se destina a una propuesta más informal con el acento puesto en la combinación de cócteles y brunches.
Como en otros establecimientos del grupo Somos Esencia, Barraca mantiene una continuidad con su pasado
En tanto, en el capítulo gastro se potencian los pescados y arroces, junto con una variada selección de platillos para reivindicar la cultura del tapeo, carnes y diversas preparaciones frescas con tendencia a lo ‘verde’.
El menú degustación que nos ofrecieron fue una interesante síntesis de lo que se puede descubrir en este restaurante cuyo precio medio está en torno a los 40 euros.
Las suaves croquetas de jamón y el salteado de almejas de Galicia y berberechos del Delta del Ebro eran un equilibrio de tierra y mar que continuó con el carpaccio de gambas (donde las cabezas se aprovechan para hacer aceite) y el tartar de atún Balfego con wasabi y crocante de calamar.
Estos entrantes dialogan en la carta con los buñuelos de bacalao, las anchoas del Cantábrico, la bomba Barraca con salsa picante, o las gambitas con huevo frito.
Ya en el capítulo de calientes, vinieron la paella marinera de calamar y gamba, junto con el arroz meloso de magret de pato y mayonesa de trufa, así una lubina de 1,2 kg que llegó mientras saboreábamos el blanco La Trucha de la DO Rías Baixas.
Y eso que no nos daban los tiempos (ni los cuerpos) para probar el entrecote con pimientos del padrón, la hamburguesa de picaña o la pata de pulpo con patata y mojo rojo.
Menos contundente, pero no por ello menos sabroso, están el tartar de atún con aguacate; el ceviche de corvina, mango y leche de tigre, el hummus de remolacha o el salmón marinado.
Pero volvamos al menú degustación, donde se necesitó coraje para terminar el potente cremoso de chocolate con corazón de avellana, que llegó con el cheescake de pistacho y las fresas maceradas con albahaca y pimienta rosa.
Pero al final, tras este viaje en clave marítima, comprobamos que la nueva dirección de Barraca mantiene el rumbo que le hicieron ganar su lugar en Barceloneta.
Salamanca
Salamanca (Pepe Rubianes 34) queda como único representante del grupo que conforman con La Barca de Salamanca y La Fonda del Port Olímpic, ahora cerrada por las reformas de ese puerto.
Con más de 50 años de experiencia, Salamanca es famoso por sus paellas, pescados y mariscos, aunque también tiene una consolidada fama por sus jamones y embutidos provenientes -claro está- de esa provincia castellana.
Sus salones son estética marinera y llenos de fotografías de famosos que pararon a comer, pero los fines de semana en que se llena de gente su terraza tiene una divertida estética de fiesta de pueblo.
En la carta destacan el surtido de pescados y mariscos del Cantábrico, la freidura andaluza, los frutos de mar de Galicia, la paella especial Salamanca (o también la tintada o la Parellada) y los espaguetis con almejas y bogavantes.
Arenal
Ocultos a la vista desde el Paseo Marítimo, a la altura del Hospital de Mar, están uno de los pocos restaurantes que, literalmente, tocan la arena.
Uno de ellos es Arenal, que escapa al radar del turismo y es muy buscado por clientes que repiten una y otra vez, contó a Tendenciashoy el director general de Grupo Arenal, Jordi Fané.
Oculto a la vista desde el Paseo Marítimo, a la altura del Hospital de Mar, está uno de los pocos restaurantes que, literalmente, tocan la arena. Obviamente, se llama Arenal
Su cocina gira en torno a la tradición marinera, con diferentes variedades de arroces como protagonista. Precisamente, es uno de los pocos restaurantes que permiten pedir porción para una sola persona de ese plato.
Las variedades pueden ser arroces con verduras de temporada, el caldoso de cigalas y almejas, el negro de pescadores, las clásicas fideuá y paella de mariscos o la variedad de mar y montaña. O el de bogavante, que no en vano es uno de los más populares.
También cuentan con diferentes opciones de carnes (roastbeef de lomo bajo, chuletón de vaca a la piedra o costillar de ternera) y pescados (morro de bacalao, lomo de dorada a la parrilla o rodaballo asado); además de una variada selección de tapas y cócteles para disfrutar a cualquier hora.
Ca La Nuri
A pasos del Arenal se encuentra Ca La Nuri, integrante del grupo familiar que desde hace 60 años encarna una consolidada tradición gastronómica.
Además de mejillones, almejas a la plancha o los dados de cazón como entrantes, en su carta la cocina tradicional es uno de sus baluartes, con platos como los calamares rellenos de butifarra, el pescado de mercado, el rodaballo a la plancha, el solomillo de vaca o los canelones de verdura.
El otro es la variedad de arroces, como la Paella Familia Nuri, al horno con cigalas y berberechos, el negro con zamburiñas, el de carne a la cazuela, el de verduras ecológicas o la fideuá con langostinos, cigala y mejillones. Y se pide el arroz mar y montaña, que se sepa que se estará aportando una parte a la ONG Bombers con causa.
Xiringuito Escribà
Otro producto de la Barcelona post olímpica, desde 1992 Joan Escribà lleva adelante el Xiringuito Escribà (Avenida Litoral 62), donde se puede empezar con mariscos o conservas para picar, o tantear platos de aires marineros como el ceviche de pescado del día, el pulpo a la gallega o las sardinas al carbón.
Las ocho variedades de arroces y fideuás (negro, caldoso con bogavante, de setas, de mar y montaña o de verduras verdes) dialogan con el novedoso arroz shibuya, con tataki de atún, algas y codium.
También hay platos de carne como el solomillo de ternera y pescados como la lubina, el rodaballo a la donostiarra o el suquet de rape.