Focacceria Balmesina: los sabores artesanos de Italia aterrizan en Barceloneta
A mitad de camino entre un sándwich y una pizza, las focaccias rellenas brillan con embutidos, quesos y vegetales de productores italianos y locales

La focaccia, un plato de toda la vida que es tendencia. Foto: Focacceria Balmesina
Quizás sea porque su comunidad es el colectivo inmigrante más grande de Barcelona (aunque buena parte de ellos nacieron en Sudamérica), o por la facilidad para elaborar, vender y comer las pizzas y pastas, pero cada año se abren más y más restaurantes italianos en la capital catalana.
Algunos hacen un culto de su respeto a las recetas tradicionales, como en los últimos años ha sido la premiada pizzería La Balmesina, en el límite entre el Eixample y Sant Gervasi. Su fórmula para elaborar platos como la focaccia, usando harina ecológica y fermentación larga, es la clave para su nuevo lanzamiento: la Focacceria Balmesina (Maquinista 13, Barcelona).
El plato de toda la vida
Este pequeño y diáfano local a metros del mercado de Barceloneta, donde solo caben 18 personas sentadas en taburetes altos, está pensado bajo el concepto de street food (bue, comida callejera): platos sencillos, para comer rápidamente o llevar para disfrutarlo en la playa -si el tiempo ayuda-.
“La focaccia existe de toda la vida, pero ahora se está poniendo de moda hacerla rellenas, como si fuera un sándwich”, describe uno de sus socios, el pizzaiolo Massimo Morbi, quien apunta que de las diversas variedades de este panificado, el que presentan es el denominado pizza bianca, típico de Roma.
“La focaccia existen de toda la vida, pero ahora se está poniendo de moda hacerla rellenas”, dice Massimo Morbi, uno de los socios
Lograr ese punto de corteza crujiente y textura blanda es el caballito de batalla de la Focacceria Balmesina, y la conjunción con los ingredientes locales y otros importados de Italia es lo que está llevando a que en los primeros días de su apertura estén agotando las existencias.
Productos locales y de importación
Por ejemplo, las verduras provienen del vecino mercado de la Barceloneta, la porchetta la elaboran en el local con carne de Cal Rovira (un productor de Montseny), y casi todos los quesos y embutidos se compran a pequeños productores de la región montañosa de Lessinia, en la provincia de Verona. “Siempre prestamos atención a los productos ecológicos y que sean de temporada”, precisa Morbi.
La carta accesible
Su carta, que puede ir variando en un futuro cercano, está integrada por 15 tipos de foccacias, de 8,50 a 10 euros. De ellas, hemos probado las exquisitas Prosciutto e funghi (con jamón cocido Julius, gorgonzola, crema de setas y rúcula; y la de Trufa e mortadela (que además de esos ingredientes, lleva una generosa ración de burrata).
Otras opciones son la Caprese (tomate fresco, muzzarela, parmigiano y albahaca), Panceta e Carciofi (con panceta arrotolata, alcachofa confitada y queso caciottina fresco, la Sorpresa Veneta (con salame Veneto Ceradini, tomate fresco, parmigiano, ensalada y mayonesa) o la Porchetta y queso (con este embutido más queso Monte Veronese, patata y pesto rojo).
La Vitello Tonatto con roast beef y rúcula, la Friarielli (tipo de brote tierno) con salame picante y queso Monte Veronese, la Mortazza con mortadela, burrata, tomate y pesto de pistachos y la de Alcachofas con mozzarella, olivada, rúcula y aceite complementan esta carta que, como todo el concepto de la Foccaceria Balmesiana, se basa en la sencillez.
Regreso a las raíces
“Queremos regresar a lo esencial. Comer bien y disfrutar”, precisa Morbi, quien añade que es posible que en las próximas semanas incorporen propuestas de “tapitas” con quesos y embutidos, con trozos de focaccia para acompañar, entre los cuatro y cinco euros.
Como en la pizzería La Balmesina, los vinos son todos naturales y ecológicos (ya sea de Cataluña o de Italia), además de una nutrida variedad de cervezas artesanas, para seguir en la línea del respeto por el pequeño productor, de la comida elaborada con cariño y de la pasión por el producto fresco y sostenible.