Dónde comer en una trattoria italiana sin salir de Barcelona
Locales pequeños, carta reducida y la lógica apuesta por las pastas: si no estuvieran en Barcelona, estos restaurantes podrían ser de cualquier lugar de Italia

Sala de Cachaca, en el Barrio Gótico. Foto Cachaca
La comunidad italiana, con más de 45.000 miembros, es la segunda más importante de Barcelona, aunque se calcula que la mitad son descendientes que nacieron del otro lado del Atlántico y hablan un perfecto castellano.
Con una presencia tan importante, y con la trascendencia que tiene la cocina italiana, es lógico que haya restaurantes que salgan de la aburrida dicotomía de pizza y pasta y reivindiquen las raíces de la gastronomía transalpina.
Además, buscan que no sean sitios que presumen de sofisticación y deconstrucciones de posturero, sino que presenten una carta y una estética que recuerdan a las trattorias que cualquiera se puede encontrar en cualquier ciudad o pueblo italiano.
Veamos un par de ellos.
Cachaca
Hay un divertido cruce de nacionalidades detrás de Cachaca (Ataülf, 5): el nombre es colombiano, sus dueños son de ese país y Uruguay y su chef es de la India, pero damos fe que su cocina es 100% italiana.
Abierto en 2016, sus pequeñas dimensiones, su luz tenue y su ambiente amigable dan la sensación de estar en un restaurante de toda la vida en el Trastévere de Roma o el Barrio Español de Nápoles.
Cómo será de fiel la estética que Cachaca fue elegido para recrear a un restaurante italiano en la serie Mano de Hierro de Netflix, donde incluso uno de los responsables de sala hace una pequeña aparición caracterizado como lugarteniente de un mafioso.
“La nuestra es una comida casera, no hacemos fusión. Tenemos muchos clientes italianos, y la idea es que se sientan como en casa”, cuenta a Tendenciashoy Jerónimo Giorgi, uno de sus propietarios.
Carta reducida
Aquí no van a encontrar pizza (“eso sorprende a muchos clientes, que no entienden que puede haber restaurantes italianos sin pizza”, agrega), sino una carta reducida con precio medio de 25 a 30 euros, centrada en pastas y un puñado de segundos; donde casi todos los productos son importados de Italia y los que no, como las verduras y las carnes, provienen de proveedores locales.
Este salto a las raíces italianas puede comenzar con ensaladas como las de fresa, manzanas y ricota, o la de mozzarella de burrata con rúcula y tomates frescos, que fue nuestra elección con la tabla de quesos italianos (con gorgonzola dulce, tomino con trufa, pecorino y pecorino dulce) con el toque de salsa casera de pera.
Cachaca da tanto el tipo como trattoria que fue elegido para simular ser un restaurante napolitano en la serie ‘Mano de hierro’
Otras alternativas son las torradas variadas de carne y verduras de temporada, el vitello tonnato (lonchas de ternera con salsa de atún y anchoas), la tabla de embutidos toscanos o el carpaccio de buey con queso pecorino y peras.
Como todo restaurante italiano tradicional, las pastas imperan entre los primeros: además del risotto de setas porcini y las berenjenas a la parmesana, en este apartado hay una docena de pastas frescas y secas como los malfatti de ricota y espinacas, la lasaña casera de carne, los espaguetis a la carbonara, los orecchiette con grelos, salchichas de Toscana y guindillas (ojo que pican lindo) o los ñoquis con salsa de ceps y salchichas.
De sus opciones, elegimos los spaghettoni con queso y pimienta y los pappardelle con salsa de jabalí, dos platos abundantes y bien al dente que mantienen la fidelidad a su narrativa gastronómica.
Otras opciones en Chacaca
Con semejantes platos no había forma de probar los segundos, pero igual cabe mencionar que se tratan del bacalao con salsa de tomate, alcaparras y olivas negras, el ossobuco con salsa de tomate y el entrecote en tiras con rúcula, tomate y lascas de parmesano.
En postres, las opciones son la panna cotta con salsa de fresas, el tradicional cannolo siciliano, el tiramisú (suave y en su punto cremoso justo) y el cheescake de parmesano.
En cuanto a las bebidas, casi todos los vinos son de la Toscana y varios de Abruzzo, con una selección que suele ir cambiando y donde hay que estar atento a las novedades que apuntan en una pizarra junto al gigantesco espejo modernista de la barra. En nuestro caso, brindamos por Cachaca con el Feudi Aragonesi, un tinto del pueblo abruzzese de Casalbordino.
Maggiorata
Tras la apertura del Bar Galán, el empresario gastro Alejandro Pérez-Albert convenció a sus socios Borja Malet, Cristian Gallardo y Albert Botet de abrir un restaurante italiano que sea lo más fiel posible a esos pequeños locales que lo atrapaban en cada viaje por Roma o Milán.
Pero antes de poner la primera silla, puso en claro las consignas: “la gastronomía italiana en Barcelona, y digamos que en España, se ha prostituido mucho; como nos pasa con la paella. La gente solo busca pizza y pasta, pero esa tendencia está cambiando y queremos ser parte de eso”, describe a Tendenciashoy.
Así nació Maggioratta (Enric Granados 14) en septiembre del año pasado, un local que parece más pequeño de lo que aparenta (basta subir a la planta superior), donde entre Studio Roses y la compañía de interiorismo Nora Battle crearon un ambiente diáfano, de sillas de mimbre y conservas a modo de decoración que crea un espacio cercano y familiar.
El chef italiano Daniele de Luca firma una carta breve, de menos de 30 opciones sumando entrantes, primeros, segundos y postres.
“Apostamos por lo simple”
“Es un menú que apuesta por lo sencillo y simple”, describe Pérez-Albert, con productos de temporada donde se combinan los ingredientes importados como el tomate en lata o la pasta seca con productos locales, como los guisantes, las alcachofas o los espárragos. “Y por supuesto, la pasta fresca la elaboramos nosotros”, apunta.
Maggiorata aspira a sintetizar los sabores de las regiones de Italia, donde se encuentran la clásica spaghetti carbonara propia de Roma, esa misma pasta a la vongole que tiene el sello de Veneto o los pulpitos alla Luciana que recuerda a Nápoles.
En esta combinación de sabores y geografías entre los entrantes se encuentran la burratina con bresaola y pesto, el carpaccio de ventresca con ralladura de botarga, el polpette de tomate y parmesano, la parmiggiana de berenjena o los platos que elegimos en la visita, el suave vitello de solomillo con atún y alcaparras y la focaccia de stratacciella con mortadela, tomate seco y rúcula.
Las pastas
Vamos a las pastas: allí dimos cuenta de los pappardelle al ragú y los trofie al pesto, donde además del buen tamaño de las porciones hay que recordar que son platos que llenan bastante. Otro punto a favor es cómo está hecho el pesto.
Maggiorata propone viajar por las geografías gastronómicas de Italia sin salir de Barcelona
Además de las citadas, en el menú de este restaurante se encuentran el paccheri arriabata, la lasaña Daniele de ragú o el contundente raviolone Maggiorata de bogavante y bisque de gambas.
Si en una segunda visita se quiere salir del camino de la pasta, atenti al atún en costra de pistacho, la milanesa con huevo a baja temperatura y la tagliata; mientras que en postres hay solo tres opciones: tiramisú (lo recomendado), helado o tarta de chocolate.
El precio medio de Maggiorata está en torno a los 30 y 35 euros, pero de lunes a viernes tiene un menú al mediodía con dos platos, bebida y postre a solo 16,90 euros. A tener en cuenta.