Cuatro paseos para descubrir el pasado industrial de la ría de Bilbao

La ría de Bilbao ha sido la columna vertebral del potente crecimiento económico de Vizcaya, un pasado de astilleros, minas y fábricas que se puede conocer en estas rutas

Vista aérea del puerto de Bilbao. Foto Visit Biscay

La llegada del Guggenheim a la ría de Bilbao fue la punta de lanza de una transformación urbanística que convirtió un cauce fluvial contaminado, con cascos de barcos, industrias y maquinarias, en un paseo que está cambiando rápidamente.

El pasado sigue presente y se puede descubrir en este rincón de Vizcaya que desde el s.XVIII fue el mayor foco económico del denominado Arco Atlántico, que va desde Oporto a Burdeos.

Turismo de Vizcaya presenta a esta ciudad y su comarca como “una cebolla de diferentes capas”, donde su casco histórico, el museo diseñado por Frank Gehry y su tradición de gastronomía y fútbol son las más visibles; pero por dentro hay una historia que se remonta a las minas de hierro de los tiempos romanos y que llega al auge económico de mediados del s.XIX con los emporios del acero, la energía, las finanzas, los astilleros y otras actividades.

Bilbao y su comarca son como una cebolla: la gastronomía, el Guggenheim y su modernismo son las capas más conocidas, pero hay mucho más por descubrir

Estas diferentes capas se pueden descubrir en estos cuatro recorridos propuestos por esta oficina de turismo.

Detalles del pasado industrial de la ría. Foto Visit Biscay

De minas, molinos y mercancías

Esta es una ruta de 6,3 km comienza en el antiguo molino harinero de el Pontón y bordea la ría por el Paseo de los Caños hasta el Mercado de la Ribera; que recorre partes del centro histórico y del Ensanche (radiografía del auge de la burguesía bilbaína) y finaliza en la Plaza Nueva.

En el recorrido se descubren edificios como la estación de Atxuri y otras muestras de arquitectura neorregionalistas, el barrio de las Mina y los Marineros que son buenos ejemplos de renovación urbanística, las pintorescas y coloridas casas del Barrio de Irala, y testimonios de arquitectura modernista como el teatro Campos Elíseos o el Club Social La Bilbaína, o de beaux-arts como la sede social del BBVA.

La nueva ría de Bilbao. Foto Visit Biscay

La estación de Abando, la elegante terminal de Santander y la locomotora Izarra son muestras de la importancia del ferrocarril para la expansión industrial.

La industria en la ría del ‘botxo

La jerga popular había bautizado a Bilbao como el botxo (agujero), por estar encerrada entre montes.

Este es un paseo de 8,4 km que se inicia en las instalaciones de la Universidad de Deusto en paralelo a la ría hasta el puente de hierro cercano a los Molinos Vascos, para retroceder hasta el campo de San Mamés y la Casa de la Misericordia.

En este recorrido se conoce cómo el tráfico fluvial era el torrente sanguíneo de Vizcaya, con unos gigantescos astilleros de 90.000 m2 de la que solo queda la Casa de Bombas y la grúa Carola.

Al caminar unos 3 km hacia el noroeste van desfilando los pabellones y naves industriales que fueron testigos de la industria pesada, recuerdos que se reflejan con más detalles en el Museo Marítimo.

La grúa Carola, último recuerdo de los astilleros. Foto Iñaki Guerrero – Flickr

Desde la Universidad de Deusto hacia el noroeste van desfilando las estructuras de antiguas fábricas y depósitos, algunos en ruinas y otros en plena transformación

Algunos están en estado de abandono, otros resucitarán transformados en centros de diseño u otras actividades propias del s.XXI.

Pero por ahora se pueden ver la fábrica de Coromina Industrial, la planta de Galletas Artiach, el depósito de agua Urgozo, el edificio Beta, los pabellones de Termoelectricidad Consonni y Elorriaga Industrias Eléctricas, los restos de Mefesa, las estructuras de Electra del Nervión y los citados Molinos Vascos.

En el regreso, de unos cuatro kilómetros, se pasa por la fábrica de Tarabusi, el Hospital de Basurto, el Centro de Desinfecciones de Zankoeta y la Santa Casa de la Misericordia, con unos bonitos jardines románticos de acceso público.

El muelle Marzana. foto Joselu Bilbo – Flickr

El oro rojo de Vizcaya

Salimos de los límites de Bilbao para llegar al Valle de Trápaga, donde se propone una inmersión en la industria del hierro, desde su extracción en las minas hasta sus múltiples aplicaciones en las industrias que crecieron en los pueblos; una actividad que se remonta desde los tiempos antiguos.

Ferrería de El Pobal. Foto Visit Biscay

En el paseo de 1,3 km desde La Arboleda a Zugaztieta se ven los lagos producidos por la actividad minera, en un paisaje donde se conservan numerosas estructuras de la extracción del hierro, actividad que cesó en los años ’80.

La Arboleda conserva algunas sencillas casas levantadas para alojar a los trabajadores, en un pueblo famoso por sus alubias.

Si se llega a Gallarta, tras un camino de 6 km, se puede conocer el enorme socavón que ha dejado la mina Concha II, que llegó a ser la segunda explotación de hierro en Europa; adjunto a un interesante Museo de la Minería dueño de un fascinante mirador al vacío.

En el camino a Ortuella se descubren los gigantescos hornos Apold-Fischer reconvertidos en centros de interpretación de esa industria. Y si se quiere saber más sobre cómo el hierro modeló la vida económica y social se pueden hacer desvíos al conjunto minero de Kobaron y Pobeña (unos 10 km), a la Ferrería de El Pobal (otros 10 km) o a la Fábrica Textil La Encartada (18 km más desde ese último punto).

Antigua casa obrera de La Arboleda. Foto Joselu – Flickr

Los mundos de la ría

El último de los paseos propuestos por Turismo de Vizcaya lleva a las localidades de la desembocadura de la ría, como Barakaldo, Sestao, Portugalete y Getxo.

Se trata de hacer 12 km donde se descubre cómo Barakaldo y Sestao tuvieron la mayor concentración siderometalúrgica de España, donde además de las numerosas factorías a la vera del cauce fluvial también han quedado de testigos las casas baratas para los obreros y empleados; con otras muestras de la arquitectura popular como las viviendas de Murrieta o la arquitectura contemporánea del campo de fútbol de Lasesarre.

El puente colgante de Portugalete. Foto Visit Biscay

Barakaldo y Sestao tuvieron la mayor concentración siderometalúrgica de España

En tanto el edificio Ilgner, de estética racionalista, conserva dos de los antiguos generadores; mientras que sus instalaciones son sede de nuevas actividades empresariales.

El recorrido de 4 km por Sestao acerca a La Naval, el último gran astillero de la ría y parte de las monumentales instalaciones de los antiguos Altos Hornos de Vizcaya, de los que solo queda el No 1 como recuerdo.

Casas adosadas, antiguas sedes de entidades gremiales y cooperativas permiten conocer cómo era el tejido social del Sestao fabril.

Portugalete recuerda su bonanza industrial en estructuras como el famoso Puente de Hierro, y en construcciones como la estación de La Canilla y viviendas modernistas como la Casa Bustamante o el Gran Hotel, además de varias mansiones.

Puerto de Getxo. Foto Fernando García Redondo – Flickr

Es cierto que la mayor parte de los beneficios iban a manos de un puñado de empresarios, que presumían de su salud económica con las fastuosas residencias que aún se pueden ver en Getxo, en un paseo de 3,5 km que también pasa por puntos clave de la vida social burguesa como el Club Marítimo del Abra.

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