Mazón no va a dimitir

Los gritos de “Pedro Sánchez, hijo de puta” en Murcia el martes actuaron de punto un inflexión reforzado por una desnortada Pilar Bernabé y unos empresarios que, alineados con Mazón, miran al futuro

El debate sobre la dimisión de Carlos Mazón como presidente de la Generalitat Valenciana ha acabado. Durante los últimos seis meses, el asunto ha estado encima de la mesa con más o menos credibilidad pero, igual que la fumata blanca inicia irrevocablemente un nuevo papado, Mazón no va a dimitir. Hay libertad (el PP la defiende) para que, si uno quiere, se pegue golpes contra la pared. Hemos entrado en una nueva fase. Mazón está en la segunda fase de la legislatura y la va a acabar.

El temblor en las piernas existió. No hay dudas. La ministra de Defensa, Margarita Robles, despreció a los afectados por la DANA que tenían sus coches embarrados en los garajes con una insensibilidad y despotismo sublime. Ni se tambaleó. La entonces consellera de Industria y Turismo, Nuria Montes, impidió que los afectados se agolparan en Feria Valencia en busca de fallecidos y su vida política acabó cortada. 

Aquello certificó debilidad mientras Diana Morant, ministra de Pedro Sánchez y secretaria general de los socialistas valencianos, inició lo que en el PSOE llaman “cambios de opinión” que igual valen para la amnistía como para si se apoya un presupuesto o no cuando una región sufre la mayor catástrofe de su historia. 

La ex alcaldesa de Gandía y principal impulsora para desmontar la campaña de “Mazón dimisión” fue la que se disparó una bala (¿israelí?) al pie cuando creó aquella enorme expectación que acabó con el frustrante anuncio de que pedía convocatoria de elecciones en vez de moción de censura. El PP ha cometido errores de bulto en comunicación pero el PSOE ha tenido latigazos en los que ha batido récord. Morant fue la primera en hacer tambelear la petición de la izquierda de que Mazón dimitiera.

Al margen de la escasa capacidad de aprendizaje de Diana Morant con respecto a su jefe Pedro Sánchez, que cuando no le salen los números sigue haciendo lo que le surge y ni pestañea, los bandazos del PSOE han tenido en Pilar Bernabé, delegada del Gobierno en Valencia, su máxima expresión. 

Los que le acompañaron en la rueda de prensa de este martes, cuando le pregunté en dos ocasiones por aspectos como el diferente trato fiscal que tienen los autónomos y pymes según si las ayudas las da Pedro Sánchez, Carlos Mazón o Juan Roig, me contaban el jueves por la noche que aún lleva el sofoco en el cuerpo. La respuesta de que “busca fórmulas” para que las ayudas valencianas no tributen al IRPF está enmarcada en algún Palacio propiedad de la Generalitat. 

Cuando hablaba de los bandazos de Bernabé podría haberme referido a la constatación de que su argumento para pedir la dimisión de Mazón se convirtió en justo lo contrario a cuando declaró ante la jueza. “Nos matan los bandazos”, dicen sueldos a dedo del PSOE. No sólo Pilar Bernabé se ha pasado meses hablando del barranco del Poyo sino que el 29 de octubre ni lo nombró, sólo se habló de Forata y la delegada del gobierno no se enteró de lo que estaba ocurriendo. 

Meternos en el debate judicial, convertido en un show mediático focalizado hacia “Mazón, dimisión”, cosa que no va a ocurrir, nos llevaría a usar balanzas que no tienen que ver con la ley de la oferta y la demanda y yo me manejo mejor con los números

¿Valen menos o más los cinco fallecidos del apagón que los de la DANA? ¿Cómo está la equivalencia entre los fallecidos de la DANA de la Vega Baja con Ximo Puig de presidente con respecto a los de la DANA de Valencia con Carlos Mazón? Entiendo que es importante indicar cuál es el presidente de cada DANA ya que esto funciona en muchos casos como pista para saber qué contestar (nota: esto ocurre en los dos bandos). 

Entremos donde Mazón dijo en su primera comparecencia en Les Corts tras la DANA que no quería entrar, ¿valen más los 228 muertos de la DANA o los 120.000 del Covid? Los que tienen capacidad para determinar que el es-alert llegó horas tarde, ¿cómo llaman a los meses que tardó el Gobierno de España en confirmar que el uso de mascarilla era útil para no morir por el coronavirus? El responsable de este periodo de tiempo con decenas de miles de muertos en su historial más todos los problemas médicos adicionales derivados (operaciones/tratamientos no hechos…) no fue inhabilitado por su gestión. Salvador Illa fue con este curriculum a elecciones y es presidente de la Generalitat catalana.

Y subamos un poco más el nivel. ¿Valen más o menos los muertos cuando es un bombero el que le dice a una familia de cuatro miembros en un edificio de Campanar en llamas que se queden en su casa para cumplir el protocolo legal mientras se ahogan con el humo y no les vuelven a rescatar? Esto, por si no queda claro, supondría abrir el debate sobre si los funcionarios pueden ser culpables o no y si cumplir un protocolo es lo que se debe hacer en una emergencia cuando los acontecimientos sobrepasan las previsiones. 

Aquel incendio lo viví muy de cerca. El edificio está justo al lado de un parque de bomberos donde los camiones no tienen escaleras lo suficientemente largas como para apagar incendios como el que ocurrió en el bloque de 15 plantas de Campanar. 

Allí, el 29 de octubre hizo una tarde soleada de las que daba ganas de ocupar una terraza. A menos de 2,5 kilómetros en línea recta llegas al otro lado del plan sur, donde se ahogaba y moría la gente. La obra del plan sur, la que hizo que la DANA fuera en el edificio de Campanar sólo unas cuantas hojas caídas, es de la etapa de la dictadura. 

Esto venía al hilo porque las inversiones planificadas en el ciclo anterior del PSOE y Compromís pero, sobre todo, durante la democracia son las que provocan que las catástrofes tengan un mayor o menor impacto. 

La investigación de la jueza de Catarroja peca de centrarse sólo en el 29 de octubre cuando las causas más determinantes tienen muchos años y, de lo que se trata ahora debería ser de hacer historia, es decir, de hacer las obras que se recuerden como las que evitaran catástrofes como las vividas. 

Y sin ser tan largoplacistas, me gustaría que aquel eslogan de “esto lo vamos a levantar” que Jordi Hereu, ministro de Industria, le copió a Enrique Careaga, CEO de Industrias Alegre, después de que Economía Digital entrara en la empresa que había paralizado Ford Almussafes se convirtiera en algo más que palabras dichas enérgicamente en la sede de UGT (Nota: ¿Alguien pensaba que no iba a meter algo de Ford en el artículo?)

Si el Consorcio no paga las indemnizaciones a las empresas, no hay planes de reapertura que levanten la persiana y Valencia no se reconstruye. El Gobierno se ha apropiado de estas ayudas considerándolas como suyas. Se reconocen como gestores y lo están haciendo mal. 

Reconocer indemnizaciones en seis meses por valor de 300 millones a la industria cuando la previsión son más de 1.200 es hacer mal el trabajo. Y no vale compararse con Manuel Illueca, presidente del ICO, que ha prometido dar 5.000 millones en préstamos y lleva sólo 600. 

Mazón pensó que si era eficaz dando las ayudas esto le iba a salvar. Diseñó las ayudas a los automóviles cuando renqueaban sus constantes vitales. Su pensamiento funcionó pero seguía resonando en su cabeza el grito de “Mazón, dimisión”. Es lo que ocurre cuando el eco es superior a la dimensión de los hechos. Se crean y creen realidades paralelas. 

El cambio de chip, la confirmación de que estamos en una nueva fase, ocurrió este martes en Murcia. Sucedió cuando fuera de la Comunidad Valenciana, junto a otros líderes del PP, Mazón escuchó “Sánchez, hijo de puta”

Analicemos. La política goza de muy mala reputación y la constatación de que el que cierra el puño (Pedro Sánchez) para que la Comunitat Valenciana no tenga recursos para la reconstrucción es también insultado hace darse cuenta de que las etapas pasan. No gritaron “Sánchez, dimisión”. Ya todo el mundo sabe que Sánchez no va a dimitir. “Olvídate, no va a ocurrir nunca”, me dijo un senador valenciano hace muchísimos meses cuando la petición de fin de legislatura nacional protagonizaba los cánticos. La debilidad del PP es que la misma fuente titubeó entonces sobre la continuidad de Mazón.

El siguiente hito en esta semana que pone fin al “Mazón, dimisión” lo protagonizaron los empresarios. Jueves. 40 aniversario de Fecoval, patronal de contratistas de obra pública. El primer premio es para la “junta superior de contratación administrativa de la Generalitat Valenciana”. 

Los datos claves vienen después. Luis Motes, maestro de ceremonia, dice: “Entrega el premio: José María Ángel, comisionado para la reconstrucción. Recibe el premio: Ruth Merino, consellera de Hacienda”. Es decir, el Gobierno de España le entrega un premio a la Generalitat Valenciana

¿Casualidad? Pues no. Estrategia. Todo estaba previsto. El objetivo de Fecoval fue escenificar una conexión, aunque fuera para darse la mano, entre el gobierno de España y el autonómico. Se barruntó que fuera Arcadi España, actual secretario de Estado de Política Territorial y ex conseller de Hacienda, el que diera un premio a la actual consellera de Hacienda pero eso no ocurrió. El objetivo de los empresarios es que Mazón y Sánchez se den la mano porque son los que están. El deseo de cada uno sobre a quién quieren el futuro lo deja para elecciones pero ahora el objetivo es que no se distraignan en líos y se trabaje.

Tampoco sucedió en el aniversario de Fecoval la anunciada foto de Carlos Mazón con Francisco Camps, cuya presencia estaba confirmada para la cita a la que finalmente no aparecio. ¿Por qué Camps amaga pero luego se raja? Otra prueba de que en sus ensoñaciones no toca tierra. Sólo estuvo Joan Lerma como ex presidente. Igual que con el show judicial, Francisco Camps sólo alimenta conspiraciones políticas en las que no tiene números para nada.

Coinciden los que más énfasis ponían en la segura dimisión de Mazón con los que ahora elucubran con Francisco Camps. La única seguridad es que cuanto más dure el esperpento de Francisco Camps, menos opciones hay que todas las quinielas mojadas de sucesores de Mazón puedan asomar la cola. Y ya hemos entrado en la segunda parte de la legislatura.

Volviendo al acto del jueves, los empresarios estuvieron encantados con Arcadi España. Después de que Pedro Sánchez atacara a las empresas para culparlas del apagón, el socialista valenciano hizo una oda a los empresarios. Incluso su anécdota emotiva, cuando relató que un policía local que perdió a familiares en la DANA dejó atrás el 29 de octubre para ponerse a trabajar el 30 de octubre, implica un cambio de discurso respecto a la obsesión de no avanzar sobre lo ocurrido aquel martes. 

El broche final de esta semana de tránsito en la que tenemos nuevo Papa terminó en Benidorm con la asamblea anual de Hosbec. Todas las personas tienen mochilas pero los hoteles, que tienen como secretaria general a Nuria Montes, piensan en cuestiones muy distintas a las que tenía Carlos Mazón en la cabeza hace meses.

La campaña electoral y el inicio de la legislatura estuvo marcado por un idilio entre un Mazón desconocido y los empresarios. No hubo lugar a la crítica y esa sintonía se volvió a vivir el viernes en Benidorm. Ver como Carlos Mazón adula a Nuria Montes hasta el punto de asegurar que es «el referente que inspira la política turística del Consell» no es más que música para los oídos empresariales.

Fede Fuster, que preside la tercera patronal sectorial más importante de la Comunidad Valenciana tras Anged y Femeval y que es el referente en Alicante, tiene al presidente de la Generalitat absolutamente focalizado hacia el sector que representa. Puede haber fricciones y presiones, que las habrá, pero Mazón ha sentido el sol y playa abrumador de Benidorm que nada tiene que ver con el barro político tras la DANA. Codo con codo, alargaron Fuster y Mazón el coctel post-asamblea de Hosbec durante más de una hora en la que se desprendía una complicidad y unidad de objetivos máxima.

Hay detalles que marcan el cambio de chip de Mazón. Hablar de la tasa turística no es nuevo pero avisar a los empresarios en mayo de 2025 (mitad de legislatura) que sin él sobrevuela la vuelta del impuesto es activar una de las palancas de la precampaña.

Todo esto lo podría haber resumido en que Mazón le ha dado a reiniciar la legislatura. Y es que no hay como la inoperancia en la gestión energética de Sánchez le lleve a no saber controlar el auge de la deseada, anhelada y medioambiental-económicamente sostenible aportación de las renovables y produzca un apagón en el que Mazón, con las pilas ya recargadas, ha tenido el respiro que le faltaba para reiniciar.

La estrategia era cumplir un aniversario mediático: los seis meses de la DANA. Pero se ha ido al traste todo, llegó el apagón del 28 de abril, se suspendieron las manifestaciones, emergió un nuevo Papa y ya estamos en una etapa en la que están más cerca las nuevas elecciones de 2027 que las celebradas en 2023.

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