Marta Álvarez somete a El Corte Inglés sin modelo ni respuestas

Marta Álvarez dice en la junta que El Corte Inglés tiene futuro pero no explica por qué echó a dos presidentes en un año ni cómo combatirá a Amazon

Marta Álvarez, presidenta de El Corte Inglés, en la junta de accionistas de la compañía. Imagen: El Corte Inglés

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La junta de El Corte Inglés de este domingo transcurrió sin sorpresas, pero también sin respuestas. La nueva presidenta, Marta Álvarez, tiene la mayoría bajo su control y sometió a unos accionistas que ven impasibles como el gigante de los grandes almacenes en España avanza sin un modelo definido, cortando cabezas y con los márgenes y los beneficios a la baja, como ha adelantado ampliamente Economía Digital los últimos días.

Marta Álvarez logró que la junta, con el 92,7% del capital presente, aprobara todas sus propuestas, empezando por ratificar su nombramiento como presidenta, la renovación de Manuel Pizarro como consejero, la absorción de Bricor por parte de El Corte Inglés y las cuentas anuales del año fiscal 2018-2019. La empresa ganó un 28% más pero lo hizo con las ventas estancadas, con un crecimiento de los centros comerciales de solo el 0,7% y sus segmentos clave empeorando.

Lo cierto es que la junta fue tan plácida para las hermanas Álvarez como llena de interrogantes respecto al modelo de futuro de El Corte Inglés. Marta Álvarez es la tercera presidenta de El Corte Inglés en un año y la defenestración de sus dos predecesores lleva su firma. El plan de modernización de Dimas Gimeno ni siquiera fue escuchado por el consejo por su enfrentamiento personal con las hermanas Álvarez, mientras que el plan de Jesús Nuño de la Rosa murió casi antes de nacer.

El Corte Inglés y las pugnas familiares

En verano de 2018, Álvarez utilizó a Nuño de la Rosa, consejero delegado, para echar a Gimeno, con quien se enfrentaba por la herencia de Isidoro Álvarez. Éste, padrastro de Marta y Cristina, designó a su sobrino Dimas Gimeno como heredero en la presidencia, pero cuatro años después de su muerte, la tensión entre ambas ramas familiares era tan fuerte que las herederas de la mayoría de acciones pasaron al ataque.

Tras una batalla que duró meses, las Álvarez utilizaron su mayoría en el accionariado y un consejo de administración afín para echar a Gimeno. Jesús Nuño de la Rosa sería el presidente y Víctor del Pozo, consejero delegado en solitario. Ambos eran ya consejeros delegados hasta ese momento, en una maniobra previa de las hermanas para restar poder a Gimeno.

Nuño de la Rosa solo duró unos meses en la cumbre de la compañía. Hizo lo que le pidieron: arrancar un plan de venta de activos para adelgazar la compañía y buscar alternativas al modelo tradicional de venta en los grandes almacenes. Pero Álvarez quería controlarlo más de cerca.

De los dos CEO que El Corte Inglés tenía en la era de Dimas Gimeno, en realidad el que era de verdadera confianza de Marta Álvarez era, y sigue siendo, Víctor del Pozo. El ascenso de Nuño de la Rosa le enfrentó con Del Pozo, y ganó el segundo, que se mantuvo fiel a Marta Álvarez. Nada importa si El Corte Inglés hizo los deberes o no en el último año. Ahora, Álvarez es presidenta no ejecutiva y Del Pozo el ejecutivo clave, pero la presidenta va a meter baza.

La crisis del modelo de El Corte Inglés

Estas batallas internas han distraído a la compañía del que debería ser su primer objetivo: cómo defenderse de Amazon y la venta online con una estructura tan monstruosa y rígida. No es que no lo haya hecho, pero el cambio de mando evidencia indefinición. “Tenemos proyecto y tenemos futuro”, defendió Álvarez en la junta de este domingo. Pero si era así, ¿cómo justifica la defenestración de Nuño de la Rosa? No lo hizo.

Las cifras de El Corte Inglés del último año dejan más que claro que su modelo necesita una renovación profunda. Los resultados que presentó eran aparentemente bueno, con un crecimiento del beneficio de dos dígitos, marcados especialmente por los extraordinarios, y un ligero aumento de las ventas, casi imperceptible si se miran solo las de los centros comerciales, sin tener en cuenta viajes.

Pero los datos de beneficio bruto por divisiones, el que cuenta la evolución diaria del negocio, arrojan una caída del 1,3% de los centros comerciales. Según datos a los que tuvo acceso Economía Digital, los departamentos core de El Corte Inglés están sufriendo. Complementos y supermercado, los dos mayores en beneficios, bajaron respecto al año anterior, mientras que otro de los pilares, la moda, se hunde en cuanto a caballeros, zapatería y baño se refiere.

La sección mujer merece un punto y aparte. Los grandes almacenes decidieron agrupar todas las marcas bajo un sola, Woman, pero la operación provocó un descalabro de ventas en los primeros días por una mala planificación. Descontenta por su evolución, Marta Álvarez decidió cambiar a la jefa de compras de la sección, y en los los últimos meses ha logrado por fin remontar.

La amenaza de Amazon y la alianza con Alibaba

En ocasiones, El Corte Inglés ha respondido a las numerosas cuestiones acerca de cómo combatir al auge del e-commerce diciendo que su red de distribución es imbatible. Pero lo cierto es que mientras Amazon ha abierto varios centros logísticos en España, y no deja de hacerlo, para llegar en pocas horas al máximo número de clientes, las ventas online de El Corte Inglés no despegan.

Está en ello, pero otra vez las decisiones tomadas son cuestionables. La compañía firmó un acuerdo con Alibaba. La empresa china es uno de los dos gigantes mundiales del comercio electrónico, junto con Amazon precisamente, pero el acuerdo todavía se está desplegando. Sin embargo, esto no es lo peor. El mayor problema es que la implantación de Alibaba en España es escasa. No hay hábito de comprar en Alibaba, con lo que la jugada es cuanto menos dudosa.

Desarrollar este acuerdo debe ser una de las grandes prioridades para el futuro de El Corte Inglés. Vivir de las rebajas ha sido posible hasta hace unos años, pero se adivina difícil en un entorno de descuentos constantes y precios bajos en numerosas webs y también por parte de su competencia física —desde Mediamarkt a Mercadona y Lidl, cada uno en su ámbito—.

La compañía sabe que es difícil, por ello ha iniciado un amplio plan de desinversión de activos inmobiliarios. El Corte Inglés puso a la venta más de 90 edificios, lo que supondrá que cierren centros comerciales, algo hasta ahora vetado. La empresa apostará también por abrir centros outlet, a lo que llega años más tarde que su competencia, y gestionar centros alquilando tiendas.

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