El ‘Grupo Nuclear Español’ se disuelve y abre más interrogantes sobre el futuro del sector

El futuro de la energía nuclear, al menos en España, tiene los días contados; y a nivel internacional cada región tiene su apuesta concreta

Central nuclear de Vandellòs (Tarragona), propiedad de Endesa. EFE

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El debate sobre el futuro de la energía nuclear vive un momento intenso en España —y el resto del mundo—. Aunque las renovables están imponiendo su dominio. Esa estaría entre las causas del cese de actividad del ‘Spanish Nuclear Group for Cooperation’ (SNGC). 

El SNGC fue constituido en 2008 por Ensa, Enusa, Ringo Válvulas y Tecnatom —compañías especializadas en el sector nuclear— con el objetivo principal de abordar de forma conjunta el entonces emergente mercado chino. Para responder al desarrollo de la tecnología nuclear en nuevos mercados internacionales, esta asociación también ofreció sus servicios en los mercados emergentes.

En su momento, esta unión «permitió enfrentarse, con un conjunto de productos amplio y suficiente masa crítica, a un mercado nuevo, distante geográfica y culturalmente, pero con necesidades tecnológicas importantes». Ahora, según consta en el registro mercantil, consultado por este diario, la asociación se ha disuelto

Según ha podido confirmar ECONOMÍA DIGITAL con una de las empresas impulsoras de la iniciativa, «los motivos comerciales que propiciaron la unión de las empresas ya no aplican en la actualidad». La web oficial del grupo ya no está en uso, y las compañías prefieren no dar más detalles sobre la situación. 

La energía nuclear ante un futuro incierto 

Los defensores de la energía nuclear argumentan de forma pública que se trata de una tecnología con una salud inmejorable. Pero las cifras no son igual de contundentes: la energía nuclear retrocedió el año pasado, según diversos informes de los que se hace eco El Periódico de la Energía

Hubo cinco puestas en marcha de reactores y cinco cierres permanentes en 2023 con una pérdida neta de 1,7 GW de capacidad. En 2023 solo se iniciaron seis construcciones de reactores, cinco de ellos en China. 

Debido al envejecimiento de la flota de reactores, la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) prevé el cierre de 10 reactores (10 GW) al año entre 2018 y 2050. La industria necesitaría un promedio anual de 10 nuevos reactores y 10 puestas en marcha (conexiones a la red), solo para mantener su producción actual. Pero durante la última década (2014-23), los inicios de construcción han promediado 6,1 y los arranques de reactores han promediado 6,7. 

El número de reactores de potencia en funcionamiento oscila entre 407 y 413, según la definición de operatividad, muy por debajo del máximo de 438 registrado en 2002. La participación de la energía nuclear en la generación eléctrica mundial ha caído al 9%, su participación más baja en cuatro décadas y poco más de la mitad de su máximo del 17,5 por ciento en 1996. 

El debate en España 

La situación en España parece clara. Naturgy aseguró hace unos días que no existe la necesidad de aumentar la vida de la energía nuclear. Endesa, por medio de su CEO, José Bogas, elevó el debate a conceptos intelectuales, pero su mensaje ha perdido contundencia. Iberdrola siempre ha dicho que todo tiene sentido si existe rentabilidad.

A esta situación se suma los episodios de “precios cero” que está teniendo el mercado mayorista y que ha llevado a parar la producción de diversos reactores en España. 

Una situación que tensa el debate sobre la necesidad de aumentar la vida útil de las centrales más allá del calendario pactado entre los propietarios y el Gobierno, cuyo cese de actividad empieza en 2027. 

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Raúl Masa

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