Miguel Ángel Vázquez Taín, presidente de los economistas españoles: “A corto plazo no veo un cambio de ciclo”
El nuevo presidente del Consejo General de Economistas asume el cargo con la encomienda de “crear valor que pueda ser aprovechado” no solo por los colegiados y las empresas, sino por la sociedad en general

Decano del Colegio de Economistas de A Coruña y presidente del Consello Galego de Economistas, Miguel Ángel Vázquez Taín acaba de ser nombrado nuevo presidente del Consejo General de Economistas (CGE). Foto: EdG
El gallego Miguel Ángel Vázquez Taín acaba de ser nombrado nuevo presidente del Consejo General de Economistas (CGE) para un período de cuatro años en sustitución de Valentín Pich, que llevaba 17 en el cargo. Decano del Colegio de Economistas de A Coruña y presidente del Consello Galego de Economistas –cargos que dejará para centrarse en su nueva encomienda– explica, en declaraciones a Economía Digital Galicia, que el reto que se marca “es el de ayudar a la profesión, a los colegiados, a los profesionales de la economía y la empresa”, pero además deja claro que su profesión tiene “un compromiso social”. “Hacemos muchísimas aportaciones de información, de documentación, de informes y de conocimiento que ponemos a disposición de la sociedad. Ese es uno de nuestros elementos diferenciales como organización colegial. Crear valor que pueda ser aprovechado”, apunta.
-Acaba de ser nombrado presidente del Consejo General de Economistas. ¿Cuáles son los desafíos de su nuevo puesto?
-Bien, en primer lugar hay que decir que el Consejo General de Economistas agrupa a los colegios de economistas de España, por lo que es una organización supra a nivel nacional. Representamos a una profesión en la que no es obligatoria la colegiación por lo que, en primera instancia, el reto que tenemos como organización es el de ser útiles a los colegiados, a todos los profesionales del ámbito de la economía y de la empresa, prestándoles servicios y ayudándoles en su desarrollo profesional. Nuestro caso es distinto al de los colegios de abogados o médicos, donde es preciso estar colegiado para ejercer, así que contamos con un desafío adicional. Debemos ser capaces de prestar valor añadido y servicios.
-Va a representar a unos 55.000 colegiados…
-Sí. En España tenemos 40 colegios de economistas. Es verdad que estamos en un proceso en el que aún no hemos terminado la unificación. Hay colegios de economistas y de titulados mercantiles que hace años eran como dos profesiones un poco diferentes, pero que ahora ya están integradas.
-De momento, lo que ya ha hecho es integrar en su equipo a la otra candidatura que se presentaba a la presidencia del CGE, liderada por el decano del Colegio de Economistas de Valladolid, Palencia y Zamora.
-A este proceso se presentaron dos candidaturas y, según los estatutos, se requiere una mayoría de dos tercios en la votación a la presidencia. En la primera votación nuestra lista fue la más votada, pero ninguna de las dos obtuvo esa representación, así que decidimos hacer un ofrecimiento de integración. Creemos que es algo positivo y natural, teniendo en cuenta los retos que tenemos como una organización en una sociedad cambiante, en la que también ha ido variando la forma en la que la gente se vincula a las organizaciones, que es distinta a la de hace años. Los desafíos han de afrontarse de forma unida y trabajando todos conjuntamente. Por eso para mi candidatura la propuesta de unificación y de integración ha sido desde el primer momento una de nuestras prioridades.
-Oiga, ¿y este nuevo nombramiento, implicará cambios en cuanto a los otros cargos que ostenta aquí en Galicia?
-Aunque no es incompatible legalmente, dejaré de ser decano del Colegio de Economistas de A Coruña y dejaré de ser presidente del Consello Galego de Economistas. Obviamente voy mantener mi trabajo en la Universidad, pero, al margen, debemos devolver un poco a la profesión y, en todo caso, a la sociedad; lo que nos ha dado. Lo decía antes y quiero incidir en ello: tanto desde los colegios como desde el Consejo General hacemos muchísimas aportaciones de información, de documentación, de informes y de conocimiento que ponemos a disposición de la sociedad. Ese también es uno de nuestros elementos diferenciales y de los retos que tenemos como organización: debemos seguir siendo útiles a la sociedad y crear valor que pueda ser aprovechado.
«Nosotros, los economistas, nos ponemos al servicio de la sociedad y nos ponemos al servicio de los políticos, para dar nuestra opinión y para ofrecer nuestra información»
-Dejando a un lado su nombramiento, le pregunto como economista. Al menos hasta ahora, la economía española llevaba tiempo exponiendo una situación robusta y lo ha hecho, curiosamente, en medio de un clima político especialmente bronco. Entiendo que, en este momento, es fundamental ese trabajo de documentación e información de los colegios de economistas…
-Nosotros lo que tenemos que aportar es conocimiento y, si quieres, técnicas de análisis de datos que luego los políticos puedan utilizar. En determinados ámbitos de toma de decisiones debe existir, por supuesto, un componente político, pero luego también debe existir un componente de racionalidad, por decirlo de alguna forma, partiendo de una opinión experta. Nosotros, los economistas, nos ponemos al servicio de la sociedad y nos ponemos al servicio de los políticos para dar nuestra opinión. Para ofrecer nuestra información y, luego después, con esa opinión e información, básicamente técnica, ni política ni subjetivizada, pues luego cada uno, obviamente, que tome sus decisiones políticas. Ese papel, desde luego, también nos gustaría ejercerlo como organización.
-Antes mencionábamos el crecimiento económico de los últimos ejercicios. Esta semana, no obstante, la OCDE ha revisado dos décimas a la baja su pronóstico de crecimiento para España en 2025, debido entre otras cosas al impacto de la guerra arancelaria. ¿Estamos ante un cambio de ciclo?
-Bien, esta es mi opinión personal, si quieres, como economista más que como presidente del Consejo General, pero es verdad que, hasta ahora, la economía española ha manifestado una resiliencia bastante considerable. Hemos crecido en los últimos años incluso muy por encima de los países de nuestro entorno. Es cierto que estamos en un momento –por el tema de la guerra arancelaria, por los conflictos geopolíticos, por de la desaceleración de otras grandes economías– que parece que hay una muestra de fatiga o una pequeña ralentización del crecimiento, pero yo, en este momento, a corto plazo, no estoy viendo un cambio de ciclo. Es verdad que la situación política, volvemos un poquito a lo mismo sin querer meter mucho el dedo ahí, pues tampoco ayuda, pero la economía está demostrando, por lo menos la economía española y los agentes económicos, que funcionan o funcionamos al margen de cómo vaya la política.
«La economía está demostrando, por lo menos la economía española y los agentes económicos, que funcionan al margen de cómo vaya la política»
-Hasta el momento, la economía y las empresas españolas no están siendo las más castigadas por los anuncios arancelarios de Trump. Ha habido muchos anuncios pero también muchos cambios de guión ¿Cómo impacta esto en un país?
-El problema es que la economía lo que requiere es certeza –en la medida de lo posible, ya que la certeza absoluta es imposible– y seguridad jurídica y, claro, es verdad que muchos anuncios no se han llegado a materializar pero, quieras que no, esos mensajes y esos cambios de opinión no ayudan. Es decir, hombre, claro que es mejor que nos quedemos así, pero como quinto óptimo, por lo menos que haya una certeza con los aranceles.
-De momento parece imposible medir el impacto…
-Este tema debería clarificarse cuanto antes. Hasta que sepamos la materialización de esos anuncios, si se van a realizar de verdad o no, no sé si es posible hacer una medición. Pero impacto existe, porque ya solo los agentes económicos, los que están intentando vender tanto en Estados Unidos como el cualquier otro país, con un proceso que lleva tiempo desde que se hacen los encargos hasta que llegan, están en una situación en la que no pueden calcular qué precio poner para poder mantener sus márgenes.
«La economía lo que requiere es certeza y seguridad jurídica y los mensajes y cambios de opinión de Trump no ayudan»
-Hablando de debates políticos y certezas, en este momento, tampoco parece que haya mucha sobre la posibilidad de reducción de la jornada laboral, por ejemplo.
-Vaya por delante que una cosa son los derechos laborales, que obviamente hay que seguir avanzando en todos ellos, pero yo creo, también hablando a título personal, que tenemos que buscar un punto de equilibrio entre ese avance y la competitividad. Las imposiciones por decreto, en determinados sectores, pueden generar problemas de falta de competitividad o incluso de falta de poder prestar servicios a los consumidores en unas condiciones competitivas. No puedo dar una opinión como presidente pero, como usuario de la economía, pienso que haría falta más diálogo, que la cosa fuese aceptada por todas las partes, porque también la tienen que aceptar los empresarios.
-Antes de finalizar la entrevista, aunque ahora es presidente de los economistas españoles, debo preguntarle por Galicia y su economía.
-La economía gallega tiene una ventaja adicional que es que tenemos estabilidad, que es un dato importante. Al margen, entre sus grandes oportunidades está todo el tema de la producción energética en un momento de transición. Galicia cuenta con el recurso pero también es cierto que no lo estamos aprovechando convenientemente porque, como sabemos, en lo que atañe a las renovables muchos proyectos eólicos están siendo paralizados por decisiones judiciales. En cualquier caso, tenemos un potencial importante que, si se liga al desarrollo de proyectos industriales que requieren de energía en cantidades significativas puede generar un futuro esperanzador en cuanto a una vía de desarrollo. Ocurre lo mismo con otros sectores como la bioeconomía o la biotecnología. Debemos aprovechar los fondos europeos que están llegando en este momento para dar un impulso a la economía gallega. Galicia tiene potencialidades y también debilidades, claro, como el tema de los recursos de capital humano, porque tenemos un envejecimiento que nos obliga a atraer capital humano al mercado laboral. Atraerlo y retenerlo. En este momento creo que tenemos capacidad, por nuestro posicionamiento y nuestras relaciones con Latinoamérica, de traer capital humano. Debemos activar las palancas necesarias para compensar las amenazas con las oportunidades.