Alcoa prolonga la agonía de A Coruña y Avilés hasta el 8 de julio

Alcoa da más tiempo para que Parter acredite su solvencia financiera después de paralizar por sorpresa la venta ante el estupor de los trabajadores

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Al límite de la paciencia y del calendario, los trabajadores de Alcoa consiguieron mantener viva la esperanza de que Parter mantenga la totalidad de la actividad industrial y de la plantilla en A Coruña y Avilés, posibilidad que en la maratoniana reunión de este viernes pareció por momentos perdida. La multinacional norteamericana, según informa el comité de empresa de A Coruña, accedió a aplazar el proceso del ERE hasta el 8 de julio manteniendo las mismas condiciones.

La semana de margen sobre la fecha límite, que vencía este domingo, debería servir para que el fondo suizo pueda acreditar la solvencia financiera que requiere Alcoa, que este viernes paralizó el proceso de venta alegando que el comprador no contaba con las garantías financieras suficientes. Al parecer, Parter no consiguió acreditar la liquidez que exigía la compañía y buscaba con urgencia el aval de entidades financieras para poder convencerla de cerrar la operación.

La situación dio un vuelco inesperado, pues Alcoa ya había acordado la venta con Parter y estaba a la espera de que los trabajadores la rubricaran. El secretario de Industria, Raül Blanco, acudió a toda prisa al hotel donde se producía el encuentro entre empresa y trabajadores para intentar solventar el atasco.

Nueva reunión el lunes con Parter, Alcoa e Industria

Durante la madrugada del sábado, el comité de empresa informó de que Alcoa aplazaba la ejecución del ERE hasta el 8 de julio “como mínimo” para dar tiempo al inversor suizo a explicar qué pasó, cuáles son las garantías que ofrece y su solvencia financiera.

Los trabajadores, que consideran que la multinacional está “boicoteando” la venta al exigir unas condiciones “imposibles de cumplir en 24 horas”, rechazaron avalar el proceso de venta como pedía Alcoa. La empresa firmó el acta de la reunión comprometiéndose al aplazamiento y a un nuevo encuentro el 1 de julio con Parter y representantes del Ministerio de Industria.

Ese día era la fecha a partir de la cual Alcoa iba a ejecutar el ERE si no encontraba comprador, lo que implicaría un recorte de plantilla de 270 trabajadores y el desmantelamiento de las series de electrolisis. 

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