Amper ultima con Cisco el fin del culebrón para refinanciar la deuda

La empresa tecnológica lleva varias semanas cumpliendo el resto de condiciones impuestas por los bancos acreedores para renovar el contrato de financiación

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La hoja de términos y condiciones que Amper firmó el pasado 30 de junio con la multinacional estadounidense Cisco Systems, su principal proveedor en Latinoamérica, ponía sobre la pista de que las negociaciones estaban bien encaminadas. Entonces, parecía que la cosa se iba a solucionar de manera inminente. Pero no. Los últimos flecos se están haciendo de rogar.

Todo apunta, pues, a que se va a agotar el plazo máximo, que vence el 15 de julio, para que se cumpla la última de las once condiciones que impusieron a Amper las entidades financieras acreedores, el pasado 13 de abril, para hacer efectivo el nuevo contrato sindicado de financiación, al que finalmente terminaron de adherirse el 100% de las entidades acreedoras de, inicialmente, 185 millones de deuda.

El concurso, casi descartado

De no cerrarse el acuerdo con Cisco, se da por descartada la peor de las hipótesis, que Amper tuviera que acogerse al concurso de acreedores, y el asunto se solucionaría con una prórroga más para ganar tiempo.

Mientras este último escollo se soluciona, Amper ha ido cumpliendo durante los dos últimos meses todas y cada una de esas condiciones. La última, la pasada semana, cuando comunicaba a la Comisión Nacional del Mercado de Valores una nueva ampliación de capital con derecho de suscripción preferente, que acabará el 23 de julio.

Nuevo ampliación y warrants

Había sido acordada el pasado 30 de junio –horas después de que la junta lo aprobara– por el consejo presidido por Jaime Espinosa de los Monteros, por un importe máximo de casi 7,4 millones de euros mediante la emisión de 147,65 millones de acciones por 0,05 euros de valor nominal sin prima de emisión.

Cada 3 derechos de suscripción preferente darán derecho a suscribir una acción nueva. De esta manera Amper facilita a los inversores un mayor acceso al capital de la compañía y satisface la demanda de acciones que quedó sobresuscrita en la reciente ampliación del pasado mes de junio.

Una semana antes, ese mismo 30 de junio, el propio consejo daba vía libre a la emisión de warrants a favor de la Sociedad Cable Andino. Estructurada en base al acuerdo firmado entre las partes el pasado 16 de octubre de 2014, da derecho, pero no obligación a la sociedad colombiana de suscribir 20 millones de acciones de nueva creación de Amper durante un plazo máximo de 4 años. Cuando lo haga, si lo hace, Cable Andino deberá desembolsar 0,55 euros por cada acción ordinaria de Amper de nueva emisión que tenga derecho a suscribir.

Casi 30 millones de agujero con Cisco

Antes de que empezaran a cumplirse todos estos condicionantes, Amper tenía contraída con Cisco una deuda de 27 millones de euros. Para desatascar este asunto, el banco prestatario debía firmar un acuerdo con la multinacional estadounidense para restablecer las líneas de crédito por un mínimo equivalente al 50% de las cantidades que el banco o la sociedad de Amper que corresponda vayan reembolsando durante 2015 a cuenta de las cantidades pendientes de pago a Cisco.

La distribución de la deuda de Amper con Cisco se reparte entre los 8,9 millones en Venezuela, 2,8 a Argentina y los restantes 15,4 millones al resto de países. La de Venezuela quedará asumida cuando se cumpla la condición suspensiva de la cancelación de la prenda sobre las acciones de la empresa Desarrollo de Soluciones Específicas, cuya venta a Ertona Business queda sujeta al levantamiento de dicha prenda.

Reestructuración final

En Argentina todo pasa por llegar a un acuerdo a largo plazo, y en el resto de países se negocia una propuesta que permita el restablecimiento por parte de Cisco de las líneas de crédito.

Alcanzado el acuerdo con Cisco, ya no habría impedimento alguno para reestructurar 126 millones de deuda, de manera que se quedarían 111 millones como deuda convertible y los 15 millones restantes como préstamo garantizado. A partir de aquí, los bancos capitalizarían sus créditos con una posterior emisión de warrants.

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