El cierre del Club Financiero Atlántico desata una guerra de socios

El histórico Club Financiero Atlántico aborda su liquidación con una parte de sus socios divididos ante la gestión de Mariano Gómez-Ulla como presidente

Instalaciones del Club Financiero Atlántico

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El emblemático Club Financiero Atlántico de A Coruña echa el cierre. Tal y como adelantó este medio, la pasada semana, la dirección de la sociedad empresarial indicó a sus socios que en unos días el juzgado abrirá la fase de liquidación de la entidad. Lo hizo a través de una misiva en la que los convoca a una asamblea extraordinaria el próximo día 27. Allí se pondrá punto y final a una institución fundada en el año 1989 con el objetivo de constituirse como punto de encuentro entre el empresariado de la ciudad. El cierre, no obstante, ha generado debate y enfado entre los asociados. Una parte de los mismos, junto con la plantilla (21 trabajadores que ahora que se quedarán en la calle), cargan contra la gestión del actual presidente, Mariano Gómez-Ulla.

El Club Financiero Atlántico solicitó el preconcurso de acreedores en el mes de julio y entró en concurso a finales del pasado año. Según ha podido saber Economía Digital, una parte de los empresarios asociados reprochan a Gómez-Ulla que, antes de entrar en suspensión de pagos, «no se intentase solventar la situación». Uno de los problemas que precipitan la caída del club viene derivado de las desavenencias con el actual propietario del 60% del inmueble de la avenida de Salvador de Madariaga, el empresario coruñés Esteban Vales. Desde el Club se indicó en varias ocasiones, tras conocerse la entrada en concurso, que la situación en la que se encontraban venía dada, en gran medida, porque el nuevo casero había subido el alquiler del inmueble.

Alquiler de 1.500 euros e impagos desde 2015

No obstante, esa aseveración no es compartida ni por una parte de los socios ni por la plantilla, que lleva ya varias semanas manifestándose para exigir una solución a su situación, así como la dimisión de la actual directiva. En las distintas manifestaciones públicas hechas por los representantes de los trabajadores se llegó a indicar que el Club Financiero Atlántico adeudaba años de pagos a la sociedad arrendataria del inmueble, Propietaria Club Financiero Atlántico, cuya mayoría accionarial está en manos de Vales, que fue adquiriendo participaciones y consumó su posición al hacerse con las acciones de la antigua concesionaria de los servicios del club, Remocsa, en un proceso de subasta derivado de su propio concurso de acreedores.

Las últimas cuentas presentadas por Propietaria Club Financiero Atlántico ante el Registro Mercantil, correspondientes al ejercicio 2018, arrojan un resultado negativo de 81.000 euros. Según su cuenta de resultados, los préstamos y partidas a cobrar ese año se elevaban hasta los 141.000 euros. La compañía realizó una corrección por deterioro de valor originado por riesgo de crédito de algo más de 62.500 euros, provisionando ese importe. La cantidad corresponde «a una parte de la deuda por impago de facturas emitidas al arrendatario actual, Asociación Club Financiero Atlántico, pendientes de cobro a fecha de la formulación de las cuentas”, indicaba la firma arrendataria, que especificaba que la entidad empresarial le adeudaba mensualidades de casi 1.500 euros de los ejercicios 2015, 2016, 2017 y 2018. Según la firma, «dichas obligaciones fueron reclamadas ante el Juzgado de Primera Instancia de A Coruña el 15 de enero del año 2019».

Cierre inminente

El pasado viernes, el personal del club volvía a manifestarse ante las puertas del inmueble al que solía ir a desayunar Amancio Ortega. Fuentes de la plantilla explican que acudirán hasta que se haga firme la liquidación, si bien convienen que la situación es delicada debido a la imposibilidad actual para poder hacer frente a cualquier tipo de pago. «La semana que viene puede que ya no quede gas«, comentan. Todo se agravó a principios de mes. «Ante la posibilidad de la liquidación y el cierre antes de fin de mes, ya no se pasó la cuota a los socios«, explican.

Otras fuentes opinan que la crisis de la histórica entidad deriva no solo de los impagos a la propietaria, sino también de la caída de ingresos derivados de las actividades de restauración, así como por los resultados de litigios judiciales con miembros de la plantilla. «La existencia de estas deudas hace que haya muchas voces que cargan contra la gestión de la presidencia, por no haber evitado la situación», apuntan, a la vez que explican que, en el último año, «distintos cargos han ido abandonando la directiva del club».

El futuro del inmueble

Al margen de las desavenencias, aún cuando el Club Financiero Atlántico ponga fin a su actividad, quedarán incógnitas. Una de ellas es qué pasará con el edificio de Salvador de Madariaga. Las distintas fuentes consultadas afirman que la intención de la sociedad propietaria es la de ponerlo a la venta.

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