Unos jubilados se declaran en bancarrota tras perder 300.000 euros por un SMS

Una pareja italiana cae en la trampa de un falso asesor bancario y se declara en bancarrota

Bizum y la nueva estafa

La estafa que podría hacerte mucho daño

El aumento de las estafas telefónicas y digitales está dejando tras de sí un reguero de víctimas, muchas de ellas personas mayores. La última historia que ha trascendido desde Italia es especialmente dramática: una pareja de jubilados, de 61 y 67 años, perdió 300.000 euros de sus ahorros tras seguir las instrucciones de un estafador que se hacía pasar por su asesor bancario. Incapaces de recuperarse económicamente de lo sucedido, han tenido que declararse en bancarrota.

Todo comenzó con un mensaje de texto aparentemente oficial, en el que se les advertía de que su cuenta bancaria había sido “hackeada”. Poco después, recibieron la llamada de un supuesto empleado de su banco, que con un tono convincente les recomendó trasladar sus ahorros a una “cuenta segura” para evitar que se perdiera el dinero.

Convencidos de que actuaban para proteger su patrimonio, realizaron tres transferencias consecutivas, sumando casi 300.000 euros. Solo al final, cuando intentaron verificar la operación con su entidad, se dieron cuenta de que habían caído en una trampa perfectamente diseñada.

El golpe definitivo: bancarrota

El matrimonio había dedicado toda una vida a reunir esos ahorros. Confiaban en que les permitirían disfrutar de una jubilación tranquila. Sin embargo, en cuestión de días, su estabilidad económica se derrumbó. Ante la pérdida total del dinero, no les ha quedado otra opción que declararse insolventes.

“El dinero se ha ido volando”, relató la pareja, incapaz de asumir el vacío económico que deja el fraude. El caso ha generado gran conmoción en Italia y se ha convertido en un ejemplo más de cómo este tipo de timos pueden arruinar vidas enteras.

Las estafas por SMS y llamadas telefónicas han crecido de forma alarmante en Europa. Los delincuentes utilizan técnicas de suplantación de identidad (conocidas como spoofing) que les permiten hacer pasar sus llamadas y mensajes por los de entidades bancarias reales.

De esta manera, los usuarios reciben comunicaciones que parecen legítimas y, bajo presión y miedo, son persuadidos para realizar transferencias o facilitar datos confidenciales. La rapidez y coordinación de estas bandas criminales dificulta que las víctimas puedan frenar las operaciones a tiempo.

Un caso con final diferente

No todos los afectados corren la misma suerte que los jubilados de 61 y 67 años. En otro episodio reciente, una mujer italiana de 45 años denunció a tiempo el intento de fraude. Gracias a la intervención inmediata de la policía y a una orden cautelar emitida por la Fiscalía de Bolonia, pudo recuperar 9.500 euros que habían sido transferidos fraudulentamente.

Este caso demuestra que actuar rápido y denunciar de inmediato es clave para intentar bloquear las transacciones y evitar la pérdida definitiva de los fondos.

El problema no se limita a Italia. España también ha reforzado sus medidas contra los fraudes telefónicos. Desde el 7 de julio, el Ministerio para la Transformación Digital ha restringido el uso de llamadas y SMS que aparentan tener origen nacional, pero que en realidad provienen del extranjero.

Ahora, las llamadas comerciales solo pueden hacerse desde números 800, 900, geográficos o específicamente asignados para fines comerciales. La primera sanción por incumplir esta normativa se aplicó a finales de julio: la empresa Adverbis Spain S.L. fue multada con más de 5.000 euros.

Personas mayores, las principales víctimas

Las estadísticas reflejan que los jubilados son los más vulnerables a este tipo de engaños. Suelen confiar en las instituciones, no están tan familiarizados con los fraudes digitales y muchas veces actúan con rapidez por miedo a perder sus ahorros.

Los delincuentes aprovechan estos factores para ejercer presión psicológica, simulando urgencia y autoridad. En el caso de la pareja italiana, bastó con combinar un SMS convincente y una llamada telefónica con tono profesional para desencadenar el desastre.

Más allá del dinero, las secuelas psicológicas de estas estafas son devastadoras. Muchas víctimas sienten vergüenza por haber caído en la trampa y evitan hablar del tema, lo que dificulta pedir ayuda o denunciar. En otros casos, como el de los jubilados arruinados, la pérdida total genera estrés, depresión e incluso aislamiento social.

Los expertos en ciberseguridad insisten en que es fundamental normalizar la denuncia de estos delitos y recordar que cualquiera, independientemente de su nivel educativo o experiencia, puede ser engañado por estas técnicas cada vez más elaboradas.

Dos personas en edad de jubilación. Funcionarios.
Foto: Freepik

Recomendaciones para evitar caer en fraudes

Las autoridades recomiendan no fiarse nunca de mensajes que piden transferencias urgentes o de llamadas que alertan sobre supuestos hackeos. En caso de duda, lo más seguro es colgar y contactar directamente con el banco a través de sus canales oficiales.

Además, es aconsejable no pulsar enlaces recibidos por SMS y activar los sistemas de seguridad adicionales que ofrecen las entidades financieras, como la doble autenticación o las notificaciones en tiempo real.

El caso de los jubilados italianos es un recordatorio de que nadie está completamente a salvo de las estafas digitales. La combinación de miedo, urgencia y confianza en supuestos asesores crea un escenario en el que hasta las personas más prudentes pueden cometer un error fatal.

La prevención, la educación digital y la rápida actuación de las autoridades son esenciales para reducir el impacto de esta lacra, que no solo vacía cuentas bancarias, sino que también arruina proyectos de vida.

En un mundo cada vez más digitalizado, desconfiar de lo que parece demasiado urgente o demasiado oficial es, paradójicamente, la mejor forma de proteger lo que con tanto esfuerzo se ha logrado ahorrar.

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Alba Carbajal

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