Casa Luz, donde el menú de temporada se ilumina en otoño
En la sexta planta de un hotel del centro de Barcelona, este restaurante de Tomás Abellán presenta su menú de temporada basado en setas, carnes de caza y pescados

La luz es parte del restaurante. Foto: Casa Luz
Hoteles con terraza para ir de tapeo o cócteles en Barcelona hay más de 50. Pero que tengan un restaurante en la azotea hay muchos menos, y entre ellos, destaca la innovadora propuesta de Casa Luz, uno de los emprendimientos de Tomás Abellán que apuesta por darle un toque entre sofisticado y tradicional a sus platos.
Este empresario gastronómico, hijo del reconocido Carles Abellán, lleva desde 2021 la aventura de impulsar un restaurante oculto a la vista, al menos de los peatones que pasan por casualidad por Ronda Universitat 1. Como si fuera la entrada a una oficina de espionaje, la puerta automática del Hotel Sonders conduce a un estrecho pasillo, y de ahí, un ascensor a la sexta planta.
Giramos por aquí, giramos por allá, y de repente, aparece la sala con grandes ventanales y magníficas vistas a Plaza Universitat y el entramado de avenidas del centro de la ciudad.
Casa Luz por dentro
El restaurante, con la barra central a un lado, consta de tres espacios: la sala cerrada, para 50 personas, la terraza que da la Ronda Pelai que puede recibir a 80 comensales, y la más pequeña que mira al Tibidabo, que aumenta la capacidad en 20 asistentes más.
Desde esta última zona los atardeceres de otoño, con un cóctel y unas tapas en la mano, es una experiencia a tener en cuenta. Pero si el frío aprieta o si ya cayó la noche, es hora de conocer la carta de Casa Luz.
Las dos propuestas
Hay dos alternativas para conocer los planes gastro de Abellán y su jefe de cocina Mariano Segura: ser guiado por el menú de temporada (48 euros) o ir por libre por la carta (40 a 50 euros por persona), donde en ambos casos el protagonismo es de la setas y las carnes de caza (y con el correr de los meses, ya se verá).
Nosotros elegimos la primera opción.
Los platos pueden variar día a día según la disponibilidad del mercado o de las lonjas de pescados
Hay un detalle interesante: se nota que el menú ha salido hace poco tiempo de una impresora, y en una esquina hay un sello con la fecha. Eso significa que hay platos que pueden variar de un día para el otro, porque en la búsqueda del buen producto sus responsables juegan con la disponibilidad de los proveedores y las lonjas.
Esta propuesta presenta tres platos fríos y dos entrantes calientes (todos para compartir), llega a la cumbre con un plato individual, y da el toque final con dos sugerencias de postre.
La carta de temporada
De la mano del blanco Etern 2023 de la bodega Jaume Jordà (DO Penedès) iniciamos la cena con la ostra Thierry Nº2 de Normandía, donde el molusco alojaba una oliva piparra; acompañado de una gilda casera con oliva y boquerón.
El toque marítimo siguió con una refrescante ventresca de atún con picada mediterránea, con piñones y tomate fresco; que dio paso a uno de los clásicos que Abellán prefiere mantener ante la gran aceptación de la clientela: el tartar de tres tipos de tomate. Esta fruta con fama de verdura se come envuelta en una hoja de capuchina, y se le añade un toque de kizami (variante del wasabi).
La presencia de los platos de temporada volvió con los rovellons cocinados a la brasa en escabeche, acompañado de puré de calabaza, con añadidos como cebolla y zanahoria, y unos delgados tallos de pamplinas.
Otro plato caliente, con un guiño al Mediterráneo, fue la suave raya en salsa de suquet de pescado de roca, un recomendado acierto. Y para cerrar esta etapa, cada uno recibió una albóndiga de pollo con puré de chirivía.
Faltaban los postres, claro, con la exquisita tarta de queso estilo La viña de Donosti, con un toque de membrillo; y el mouse de chocolate y kikos con un toque de aceite. Menos mal que no era muy grande, porque la combinación puede ser adictiva.
Otros platos de la carta
Al margen de estos platos, en la carta hay otras opciones de tapeo como el jamón ibérico de bellota Carrasco o las croquetas de este mismo embutido, y entrantes (presentados en el capítulo ‘luz natural’) como el pez limón laminado con vinagreta de Jerez, lima y uva; el salpicón de bogavante homenaje a Sacha; la ensaladilla de cangrejo real y txangurro; la berenjena escalivada, tahini y granos de mostaza; o el canelón de rustido XL.
Ya entrando en los platos más grandes, además de las citadas albóndigas y la raya, están el tataki de ternera, el calamar a la brasa con cítricos, y el homenaje marinero con el arroz cremoso de gambita de playa.
Y para cerrar la velada, en el apartado de ‘luz tenue’, encontramos al flan de vainilla Casa Luz y los higos con crema de mascarpone y helado de pistacho.
Este restaurante tiene media docena de cócteles clásicos (Aperol Spritz, Campari Spritz, Mezcal Margarita, Mezcal Mule, etcétera) y una variada selección de vinos de DO españolas y francesas, varios de ellos de alta gama, para disfrutar mientras se ve caer al sol en la terraza (si el clima lo permite) o simplemente, durante la cena.