Ford, la cerámica y el agua rompen el triunfalismo económico de Ximo Puig

Las tres provincias de la Comunidad Valenciana tienen una cruzada económica en la que Pedro Sánchez actíua de piedra en el zapato

El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez / EFE

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

La provincia de Valencia tiene un problema económico con Ford mientras en Castellón se sufre por la cerámica y en Alicante, por el agua. Los tres frentes rompen el discurso de triunfalismo económico de Ximo Puig y los tres tienen dos características comunes. Por un lado, Ford, cerámica y agua tienen al presidente valenciano alineado con los actores económicos de las tres provincias y, por otro, Pedro Sánchez (o sus ministras) actúan como freno para los problemas económicos principales de la Comunidad Valenciana.

El último varapalo a la política económica de Ximo Puig ha sido mucho más sonoro de lo esperado. Los más de 1.000 despidos previstos en Ford, alcance desvelado en exclusiva por Economía Digital, suponen un ataque a la línea de flotación de la estrategia económica del PSOE valenciano en la provincia de Valencia. En cada discurso del gobierno valenciano aparece la llegada de la gigafactoría de Volksawagen a Sagunto como ejemplo de captación de empleo e inversión con el objetivo de situar a Ximo Puig como un político confiable.

A reglón seguido se une «el compromiso de electrificación de Ford», idea repetida constantemente, como hito que apoya el discurso de bonanza económica del gobierno de Ximo Puig. Es cierto que Saarlouis va a cerrar mientras que en Almussafes se anuncia un recorte de cerca del 20% de la plantilla pero también que el gobierno de Sánchez no está entre los aliados de Ford y que una planta montando coches en un turno de producción no es síntoma de dinamismo económico. El futuro eléctrico no tapa el presente dramático.

Dos aspectos hay que recordar en la relación del gobierno de Sánchez con Ford. Durante los meses de julio y agosto del año pasado se produjeron intensas peticiones por parte de Ford y del gobierno valenciano ante lo que entonces parecía inimaginable. Ford tenía preconcedidos 106 millones de ayudas del Perte y la multinacional pidió más plazo para ejecutar su proyecto. Desde el gobierno central se dió portazo a Ford y el 24 de agosto este periódico publicó su renuncia al Perte.

No se atendió entonces a las necesidades valencianas y con el ERE de más de 1.000 empleados se ha vuelto a demostrar la desconexión entre el PSOE de Sánchez y el de Puig. La ministra de Industria, Reyes Maroto, dijo el viernes: «Quiero trasladar mi máxima preocupación y, sobre todo, dejar muy claro que las ayudas públicas que está dando el Gobierno para hacer todo el cambio hacia la movilidad eléctrica están condicionadas al mantenimiento del empleo«. Es evidente que Ford va a destruir empleo y estas declaraciones no hacen más que sembrar dudas sobre la automoción en Valencia.

Lo hace, además, cuando la automoción ha presionado el botón rojo. La oleada de despidos de Ford va a llegar a los proveedores antes o después de las elecciones de mayo de este año con el 27 de marzo de 2024 como fecha final de la Transit Connect y, con ello, del suministro de piezas de algunas fábricas con Ford. Este viernes se verán las caras Pedro Sánchez y Ximo Puig en Sagunto, donde el Rey pondrá la primera piedra de la gigafactoría, en lo que es la cara buena de la apuesta de la automoción en Valencia. Ford se ha consolidado como la cruz en Valencia.

En las otras dos provincias se reproduce la desconexión entre las peticiones empresariales con el respaldo, ayuda y acompañamiento de Ximo Puig frente a la desidia de Pedro Sánchez. El principal problema en Castellón es la cerámica, que tiene a su competencia directa en Italia con ayudas de estado permitidas por la UE mientras que en España sólo tienen promesas y reivindicación desde el gobierno autonómico e incomprensión desde el central.

Aquí el problema es que Sánchez obliga al cumplimiento de la ley de morosidad para las azulejeras, que sufren la escalada de costes energéticos y tienen sus finanzas debilitadas. Los logros de Puig, como es incluir al sector de fritas y esmaltes en las ayudas a las empresas gasintensivas, demuestra el empeño y esfuerzo por presionar en Madrid. El hecho de que el dinero de ayudas (las empresas no quieren más préstamos) no llegue es muestra de debilidad valenciana y/o del desprecio que desde Madrid tienen frente al principal problema de Castellón.

Misma música suena en Alicante. El nuevo recorte al trasvase Tajo-Segura es el fruto de que Pedro Sánchez elija beneficiar antes a Emiliano García-Page que a Ximo Piuig. El drama que supone la pérdida del agua del transvase mientras el agua desalada se descarta (de hecho la que se produce en Torrevieja riega Murcia, no Alicante) no lleva, sin embargo, a un enfrentamiento de empresarios como Ximo Puig.

Al margen de la prevista de subida de tono de Salvador Navarro, presidente de la CEV, contra el gobierno valenciano (que se focaliza en Podemos más que en el PSPV), las patronales sectoriales son pro-Puig o como mínimo, valoran positivamente al presidente socialista. No se conocen palabras negativas de AVIA, cluster de la automoción, contra el presidente de la Generalitat. Ascer, patronal de la cerámica, mide y diferencia siempre sus palabras cargando contra Pedro Sánchez y poniendo en valor a Ximo Puig. Asaja Alicante, que agrupa a los agricultores, defendió esta semana al líder de PPCV por su apoyo desde la Diputación de Alicante y rescató a Ximo Puig, sobre el que dijo que, aunque tarde, se ha convertido en apoyo.

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp