Fainé se adelanta a los cambios en Naturgy y Telefónica con Ángel Simón y enfría la controversia política

Criteria Caixa anunció ayer la reelección de Isidro Fainé como presidente de la sociedad, así como la entrada de Ángel Simón como nuevo CEO.

Isidro Fainé, presidente de Criteria Caixa. EFE

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El anuncio del nombramiento de Ángel Simón como nuevo consejero delegado de Criteria Caixa, brazo inversor de la Fundación la Caixa, enfría la controversia política generada en torno a la entidad, y se adelanta a los cambios previstos en los consejos de administración de Naturgy y Telefónica, dos de las mayores inversiones del grupo.

El holding comunicó ayer jueves la reelección de Isidro Fainé como presidente, que amplía su mandato hasta 2028, y la designación de Simón, presidente de Agbar, al frente de la dirección del ente. El nuevo consejero delegado de Criteria Caixa se mantendrá en la presidencia de Agbar, pero abandona responsabilidades en la multinacional francesa Veolia, dueña de la empresa catalana.

En clave política, fuentes financieras y empresariales consultadas por este diario consideran que el nombramiento de Ángel Simón es una elección de consenso, con buenas relaciones con el PSOE y distanciado de posicionamientos radicales.

Tras la formación de Gobierno por parte del PSOE y Sumar, las negociaciones con Junts y ERC habían disparado los rumores sobre las aspiraciones que tendrían los partidos independentistas sobre CaixaBank y la Fundación la Caixa.

Las mismas fuentes consultadas por este periódico señalan que el hasta ahora consejero delegado de Criteria, Marcelino Armenter, con un perfil más financiero, había mantenido en los últimos tiempos algunas discrepancias sobre la gestión con Fainé.

Naturgy y Telefónica  

El nombramiento de Ángel Simón se produce también en un momento clave para Telefónica y Naturgy, dos de las grandes apuestas inversoras de Criteria Caixa, que posee el 2,55% de la operadora y el 26,71% de la energética.

Pese a que la situación de ambas compañías es distinta, en las dos ha habido, y presumiblemente habrá, movimientos accionariales que se antojan cruciales para los respectivos Consejos de Administración.  

La operación más reciente es la acontecida en Naturgy, que dentro de unos meses pasará a tener un nuevo segundo máximo accionista después de que el fondo estadounidense Blackrock haya adquirido el 100% de GIP por más de 11.400 millones de euros. 

La compra de la totalidad del fondo conlleva que la firma liderada por Larry Fink herede todas las posiciones en las que GIP tiene dinero invertido. De esta manera, Blackrock, que reforzará su posición como mayor inversor del Ibex 35 después de materializar el 100% de la compra de GIP, ostentará una posición del 20,6% de Naturgy.  

GIP tiene en la actualidad como representante en el Consejo de Administración de Naturgy a una consejera, Lucy Chadwick. Tras fraguarse la totalidad de la compra por Blackrock, dicho asiento recaería en el fondo con sede en Nueva York. Esto dista de las intenciones que, normalmente, tiene la sociedad de inversión americana cuando se instala en el capital de una empresa.  

La vocación de Blackrock cuando realiza una operación es estrictamente financiera, sin ánimo de participar en el Consejo de Administración. Pero en el caso de la compra de GIP y la herencia de más del 20% de Naturgy, el fondo presidido por Fink se haría con un puesto en el consejo.

Telefónica, la Sepi y STC  

La situación es distinta en Telefónica, en la que Isidro Fainé cumple hoy 30 años como miembro de su Consejo de Administración. La operadora liderada por José María Álvarez-Pallete es una de las inversiones estratégicas preferidas de Criteria Caixa.

El vehículo inversor de la Fundación la Caixa no ha variado su estrategia en la teleco pese a la irrupción de la saudí STC, que ostenta el 4,9% de Telefónica y prevé alcanzar el 9,9%, y la posterior aparición del Gobierno a través de la Sepi, que aspira a hacerse con un máximo del 10%. 

El aterrizaje de la sociedad saudí en Telefónica supone la toma de una posición relevante en una compañía estratégica, algo que ha motivado al Ejecutivo liderado por Sánchez a tomar hasta un 10% de Telefónica para compensar el accionariado y apuntalar la ‘españolidad’. 

Ante una toma como la que plantea la Sepi, parece claro que el Gobierno tendrá, como poco, un asiento en el Consejo de Administración.  

No parece que esté tan claro por parte de STC, que ha defendido desde el primer momento desde que desembarcó en Telefónica que, para ellos, su inversión respondía únicamente a un interés financiero. La operadora de Oriente Medio ve en la teleco española una oportunidad de crecimiento, de obtener rentabilidad, y de poner bandera en Europa, dónde apenas tiene presencia. 

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