Agenesia

El Catedrático de Filosofía Luis Sáez Rueda utiliza este concepto que hace referencia a la incapacidad de crear, y que aplica colectivamente a la falta no solo para crear a escala social sino también para autocomprendernos creativamente, como creadores y, por tanto, artífices de la realidad

El Catedrático de Filosofía, Luis Sáez Rueda en uno de los videos de su canal de Youtube

El Catedrático de Filosofía, Luis Sáez Rueda en uno de los videos de su canal de Youtube

En el último programa, el número 20, de ERES. Hablamos de SERes, en la entrevista al Catedrático de Filosofía Luis Sáez Rueda, entre otros temas, abordamos cómo las sociedades contemporáneas, especialmente en Occidente, se encuentran en un ocaso o decadencia. De hecho, este profesor de la Universidad de Granada ha escrito, entre otros libros, El ocaso de Occidente (2015).

A nivel ontológico, del ser o de nuestra existencia, esta crisis se manifiesta como nihilismo o pérdida de los fundamentos últimos de la realidad, que conduce a un sentimiento de vacío y falta de propósito. Relacionado con esto, Sáez Rueda utiliza el concepto de agenesia, que significa incapacidad de crear, y que aplica colectivamente a la falta no solo para crear a escala social sino también para autocomprendernos creativamente, como creadores y, por tanto, artífices de la realidad.

Como, precisamente, mantengo en el primer volumen de mi Tratado Existencial (Animal de realidades) y cada vez se corrobora más: desde la perspectiva evolutiva, es decir, de la vida y del universo conocido, la creatividad es nuestra seña, esencia o característica identitaria y definitoria como especie e individuos.

Para este autor ─también de Ser errático (2009)─, la agenesia es impulsada por dinamismos que funcionan como automatismos, independizados de la voluntad humana y que se imponen a ella. Sáez Rueda ─que ha dirigido o participado en los grupos de investigación “Pensar Occidente”, “La filosofía como terapia social” o “La imagen barroca del mundo”─ identifica  a este respecto tres poderes “ciegos” principales:

            • El capitalismo: funciona de forma automática, autorregulándose e imponiendo su lógica, limitando nuestra capacidad de transformar globalmente nuestras circunstancias.

            • La racionalidad procedimental: la tendencia en Occidente a convertir todos los procesos vitales en procedimientos (p. ej.: la burocracia), buscando reglas para la autocreación (¿como con la inteligencia artificial?), lo cual parece una contradicción existencial.

            • El espíritu de cálculo: relacionado con la racionalidad de los procedimientos y la búsqueda de cuantificación y optimización en todos los ámbitos de la vida.

Es decir, el capitalismo, la racionalidad procedimental y el espíritu de cálculo son o actúan como fuerzas autónomas que limitan nuestra capacidad creativa, según este profesor y autor. Y la agenesia se manifiesta entonces como la “organización del vacío”. Es decir, en lugar de abordar el vacío existencial, nos embarcamos en una actividad intensa y vertiginosa, que no busca cambiar cualitativamente sino simplemente administrar o huir del vacío. Como ilustra el cuento de Kafka sobre el topo, que hace y deshace frenéticamente galerías para, en definitiva, no moverse del mismo sitio en que estaba.

Esta alegoría, magníficamente aplicada por la persona entrevistada, refleja muy bien la paradoja actual de la hipercomunicación que, chocantemente, nos lleva a un mayor aislamiento personal y a un vacío existencial. Concluyendo también que la tecnología, la información sin comprensión y la mala relación con la naturaleza se identifican como factores que contribuyen a este vacío.

Según Sáez, la inteligencia artificial y la tecnología en general contribuyen a una “ficcionalización del mundo”. Aunque la realidad siempre está mediada por nuestra proyección (lo virtual), la forma actual de virtualidad nos aísla y encapsula, sustituyendo la realidad por su representación (un “teatro de la realidad”). Esto nos impide habitar el mundo, que es un acto de “estar siendo en un espacio existencial”. Como consecuencia, la dependencia de procedimientos ciegos nos desarraiga y nos convierte en “seres sin mundo”, que es el título del programa, emitido y disponible en Radiosapiens.

Por si no fuera existencialmente suficiente, la crisis ecológica revela nuestra actitud de dominar la Tierra en lugar de habitarla. Y considerarla como un objeto a nuestra disposición para ser explotado, aniquila nuestra esencia y nuestra relación con el planeta como un espacio existencial. Así, la degradación de la Tierra es o supone una pérdida de vínculo con el ser, una desconexión ontológica.

La tendencia a querer dominar todo lo que nos rodea se asemeja a una actitud infantil, como he escrito en el segundo volumen de mi Tratado (Guía existencial para (el) ser humano). Una falta de conciencia de que formamos parte de un mundo y de que no somos sus únicos habitantes. Aceptar nuestra pertenencia y adecuarnos al mismo es un signo de madurez que permite apreciar las cosas y las maravillas de lo que nos rodea.

La tecnología como alternativa vital, la información sin comprensión, creernos dueños del planeta y nuestra mala relación contra la naturaleza nos estén llevando a ese vacío existencial que está impactando negativamente en nuestras vidas. Esto no nos conecta con la realidad sino todo lo contrario, obvia y destroza nuestra esencia.

Según este especialista en filosofía contemporánea, el ser humano se define, como también mantengo, por su autoconsciencia. Pero como no lo sabemos ni (re)conocemos, entonces nos convertimos en seres extrañados ante lo que nos rodea, interrogándonos constantemente por nuestro propio ser (con sus propias palabras, somos una “pregunta viviente”), precisamente porque no sabemos quiénes somos, tanto a nivel colectivo como individualmente.

En la entrevista también abordamos el papel de la filosofía como una herramienta valiosa para comprender nuestra existencia y las patologías de la civilización, pero la agenesia parece que también actúa para separar de la sociedad esta rama ancestral y válida del saber para hacer nuestro pensamiento más claro. Cuando lo que está meridianamente claro es que no se trata de acumular información, sino de manejar adecuadamente contenidos conceptuales para pensar. Esto es, una utopía en los tiempos actuales.

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