Modelo laboral agotado
Si seguimos tratando a las personas como piezas reemplazables, si valoramos más la obediencia que la creatividad, si premiamos el presentismo en lugar del propósito,... se seguirán desconectando millones de personas del sentido de su trabajo

Decenas de personas participan durante la manifestación por el Día del Trabajador, a 1 de mayo de 2025, en Vigo, Pontevedra, Galicia (España). Los sindicatos UGT y CCOO han convocado hoy 1 de mayo, en más de 50 ciudades, a la ciudadanía a participar en los actos y manifestaciones para defender los derechos de las personas trabajadoras. El lema de este año es ‘Proteger lo conquistado, ganar futuro’ para persistir en que se cumpla el acuerdo para rebajar la jornada laboral hasta las 37,5 horas en 2025 y urgir a que se abra una mesa de diálogo social para reformar el despido en España. Javier Vázquez / Europa Press 01 MAYO 2025;VIGO;TRABAJADOR;DERECHOS 01/5/2025
Cada año, el informe State of the Global Workplace (Estado global del trabajo), elaborado por Gallup, ofrece un termómetro sobre el clima laboral en el mundo. La edición de 2025 no deja lugar a dudas: el trabajo atraviesa una etapa crítica. Menor compromiso, peor bienestar, incertidumbre laboral y un liderazgo o gestión que no termina de estar a la altura. El dato más preocupante no es uno en concreto, sino el conjunto: trabajar hoy genera más decepción que entusiasmo.
El informe muestra que, a nivel mundial, solo el 21 % de los empleados se siente comprometido con su trabajo (–2 puntos porcentuales frente a 2023). ¿Qué significa esto? Que la mayoría de los trabajadores están “cumpliendo”, pero no están emocional ni mentalmente implicados en lo que hacen.
La caída del compromiso se debe, principalmente, a la desmotivación de los propios líderes de equipo o jefes. Y cuando su compromiso flaquea, la productividad, la rotación y el agotamiento son las siguientes consecuencias. Así, el compromiso laboral entre los gerentes disminuyó del 30 % al 27 % (en Europa es de un 13%) y su bienestar aún más (–4 puntos porcentuales en EE. UU. y Canadá; con caídas similares para mujeres y jefes de mayor edad).
Si los responsables directos no están conectados con su labor, ¿cómo van a inspirar a sus subordinados? Gallup lo deja claro: el 70% del compromiso de un equipo depende del papel del gerente y estima que, si el compromiso global alcanzara el 70%, podríamos añadir 9,6 billones de dólares en productividad a la economía mundial (aproximadamente el 9% del PIB mundial).
Para paliar este deterioro en el compromiso por parte de los responsables en materia laboral, Gallup propone tres medidas:
- Acceso a una formación sólida (solo el 44% de los gerentes declara haber recibido formación en gestión), ya que los que están capacitados tienen la mitad de probabilidades de estar “activamente desconectados”.
- Que aprendan a entrenar a sus equipos de trabajo. Otro estudio de Gallup reveló que la capacitación en coaching para gerentes aumentó el compromiso de los equipos hasta en un 18 % y el rendimiento de los mismos entre un 20 % y un 28 %, con efectos que duran más de 12 meses.
- Invertir en el desarrollo continuo de los gerentes. Su bienestar aumenta del 28 % al 50 % entre quienes se capacitan y reciben apoyo activo para el desarrollo en el trabajo.
La segunda señal de alarma del informe de Gallup tiene que ver con el bienestar subjetivo de los trabajadores. Solo el 33 % de las personas en el mundo consideran que sus vidas están “prosperando” (–1 punto porcentual). A esto se suman altos niveles de estrés, tristeza, ira y soledad.
El lugar de trabajo, que debería ser también un espacio de realización y de colaboración, se ha convertido para muchos en un foco de ansiedad y desgaste. El 40% de los trabajadores a nivel mundial se sintieron estresados durante gran parte del día anterior (50 % en América del Norte).
Y esto tiene un precio, no solo humano, sino económico: menos bienestar implica más bajas, más rotación y menos productividad.
Otro dato clave del informe es que la mitad de los trabajadores está buscando activamente un nuevo empleo o está atento a otras oportunidades. La mitad (50%) de los empleados, a nivel mundial, afirma estar buscando activamente un nuevo empleo, sobre todo los menores de 35 años (58%). Y eso no es una señal de movilidad saludable, sino un síntoma de fuga de talento, de malestar estructural. Además, el porcentaje de quienes creen que ahora es un buen momento para cambiar de trabajo ha caído drásticamente.
Los datos más relevantes sobre España, extraídos del informe de Gallup, correspondientes a los años 2023 y 2024, se pueden resumir en que el compromiso laboral en nuestro país está en mínimos históricos. Solo el 9% de los empleados en España se sienten comprometidos con su trabajo, situando al país entre los de menor compromiso laboral en Europa, empatado con Suiza y solo por encima de Italia (8%), Luxemburgo (8%) y Francia (7%). Esto implica que el 91% restante (la inmensa mayoría de trabajadores) no está emocionalmente conectado con su labor diaria, lo que puede afectar negativamente a la productividad y al clima laboral.
Esto también lleva a un bienestar laboral deteriorado. Como indica que el 36% de los trabajadores españoles experimenta estrés diario relacionado con su tarea. El 25% siente tristeza y el 22% ira en su entorno laboral. También, menos de la mitad (41%) considera que su vida es próspera, reflejando una percepción negativa del bienestar general.
Sobre el mercado laboral, solo el 26% de los españoles cree que es un buen momento para buscar empleo, frente al 56% de la media europea. El 68% considera que España no es un buen lugar para encontrar trabajo, destacando una visión pesimista del mercado laboral nacional.
Estos datos reflejan una situación preocupante en el ámbito laboral español, con bajos niveles de compromiso y bienestar emocional. Precisamente, cuando iba a enviar este artículo, ha salido la noticia sobre el estudio del centro Iseak, acerca de los atributos del empleo en España, cuyo titular podría resumirse en que el valor del trabajo va más allá del sueldo.
El estudio, publicado por esa fundación, que dirige la catedrática en Economía de la Universidad del País Vasco Sara de la Rica, analiza qué valoran más los trabajadores españoles. Basado en más de 5.000 encuestas, el informe concluye que los atributos intrínsecos (como el trato justo, el propósito o el disfrute) son, en muchos casos, más importantes que las condiciones materiales (como el salario o la estabilidad).
Por ejemplo, los trabajadores españoles estarían dispuestos a renunciar al 31% de su salario por recibir un trato justo, o al 21% para evitar un ritmo de trabajo estresante. Otros datos destacados de este estudio son que solo el 38% ve posibilidades de ascenso, el 56% trabaja bajo presión constante o que un 66 % se siente sobrecualificado. Aun así, el 82 % piensa que hace un trabajo que vale la pena.
Los investigadores del centro Iseak defienden que para mejorar la calidad del empleo no basta con subir sueldos, sino que es clave potenciar entornos laborales saludables, participativos y con sentido. Mientras que en el informe de Gallup se recomienda:
- Implementar programas de bienestar mental y emocional en las empresas.
- Fomentar la comunicación activa y la empatía entre empleadores y empleados.
- Ofrecer oportunidades de desarrollo profesional y formación continua.
- Revisar y adaptar las políticas de recursos humanos para mejorar el equilibrio entre la vida laboral y personal.
Estas medidas no son costosas ni revolucionarias, pero requieren un cambio cultural profundo: poner a las personas en el centro de la organización, no como un eslogan, sino como una práctica real.
En definitiva, la confianza en el mercado laboral se tambalea en todo el mundo. Por tanto, estamos en un ciclo vicioso: el trabajo desmotiva, los encargados están sobrepasados, los equipos se resienten y nadie se atreve a moverse por temor.
El diagnóstico es claro: el modelo laboral dominante está agotado. Si seguimos tratando a las personas como piezas reemplazables, si valoramos más la obediencia que la creatividad, si premiamos el presentismo en lugar del propósito,… se seguirán desconectando millones de personas del sentido de su trabajo… y de sus vidas.
No se trata solo de mejorar los indicadores de rendimiento, sino de recuperar algo mucho más profundo: la dignidad del trabajo, el valor del vínculo humano y la posibilidad de encontrar sentido en lo que hacemos cada día.
Los informes de Gallup y del centro Iseak son un espejo incómodo. Nos muestran un panorama laboral preocupante, pero también ofrecen claves para transformarlo. La pregunta no es si podemos permitirnos cuidar a las personas en el trabajo, sino ¿qué precio estamos pagando por no hacerlo?