Bruselas no da opción a Grecia: o vota sí o la catástrofe

Los griegos se juegan su futuro en el referéndum, pero también el de la Europa del euro, que trata de impedir un precedente político

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Grecia votará a lo largo de este domingo. Se juega su futuro. Pero también, en gran medida, el de la Europa del euro. Bruselas, los jefes comunitarios, y los líderes de los distintos países, entre ellos los de Alemania, no han dejado de presionar en las últimas horas: no hay alternativa posible, o Grecia vota sí al acuerdo con las autoridades europeas o llega la catástrofe, la posible salida del euro y un sombrío futuro para el país heleno. 

Pero antes de perfilar esas posiciones, es necesario recurrir a lo que han escrito en los últimos años algunos expertos. Es cierto que la política no obedece, precisamente, a criterios académicos. Y no debe hacerlo, pero tampoco puede orillarlos por completo.

Un conflicto social en diferentes ámbitos

Philip Coggan era en 2011 el editor para Mercados de Capitales de The Economist, y, antes había trabajado durante 20 años en Financial Times. En su libro de aquel año, Promesas de papel: Dinero, deuda y un nuevo paradigma financiero, (El Hombre del tres) constataba que muchos países no podrían pagar sus deudas. Y anunciaba un conflicto irremediable:

«A medida que venzan estas deudas, enfrentarán a acreedores ricos contra deudores pobres, a contribuyentes del sector privado contra trabajadores del sector público, a jóvenes en activo contra jubilados, a votantes del país contra tenedores extranjeros de bonos. Es imposible predecir cuál de ellos ganará cada una de estas luchas, pero una cosa parece segura: no todas esas deudas se pagarán íntegramente».

Pocos países en la historia han pagado sus deudas 

Adelantándose a los acontecimientos, Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, estos dos autores claramente académicos, vinculados al Fondo Monetario Internacional (FMI), constataban en su libro de 2009, Esta vez es distinto: ocho siglos de necedad financiera, (FCE) que sólo un pequeño grupo de países nunca había dejado de pagar sus deudas públicas a acreedores extranjeros: Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Dinamarca, Tailandia y Estados Unidos.

En ese contexto llegamos a Grecia, donde se mezcla todo lo posible en Europa: la situación económica del país, el difícil equilibrio de la zona euro, con una insuficiente unidad fiscal –a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, con un Tesoro que impide la caída de estados como California—y, principalmente, el temor a que exista un precedente político que anime otras realidades: Alternativa por Alemania, en Alemania, o los Verdaderos Finlandeses en Finlandia, o Podemos en España, o el Frente Nacional en Francia. Esa es la realidad.

Jugar con fuego, confiando en que no ocurrirá lo peor

Por ello, todos los que cuentan en Europa lo tienen claro: Grecia no puede fallar este domingo. Pero el gobierno griego, de Syriza, lo ve al revés: sólo un no rotundo podría obligar a Bruselas a negociar de nuevo a partir del lunes, desde una convicción y que Europa no se atreverá a dejar fuera del euro a Grecia, porque las consecuencias podrían ser desastrosas para el conjunto de Europa.

Tanto Alexis Tsipras como el ministro Varoufakis lo ven así, jugando con fuego, porque, según apuntan fuentes de Syriza, a través de dirigentes de ICV, «no existe otra alternativa».

El ex presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, lo expresó con claridad: «Un ‘no’ puro supondría la catástrofe inmediata para Grecia», al entender que la posición de fuerza de su Gobierno para renegociar sería ilusoria.

La izquierda socialdemócrata, también en contra de Syriza

Pero es que esa posición, firme, también llega desde las filas de la socialdemocracia europea. El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, del SPD, que gobierna en coalición en Alemania con la CDU de Angela Merkel, aseguró que el gobierno griego ha conducido al pueblo griego a un «callejón sin salida, y de eso la gente no tiene la culpa».

Schulz fue claro: «Sin dinero nuevo, no es posible pagar salarios, el sistema de salud ya no funciona, el abastecimiento eléctrico y el transporte público colapsan y ya no se pueden importar bienes necesarios, porque nadie los puede pagar». Concluyente. Aunque para el Gobierno griego eso se llama provocar el miedo, o «terrorismo», según calificó Varoufakis en una entrevista este sábado en El Mundo.

Contra las imágenes dolorosas

Otro: el presidente del Partido Socialista Europeo (PES, por sus siglas en inglés), Sergei Stanisher, pidió a los griegos que «no den la espalda a Europa». «Este domingo los griegos ejercerán su derecho democrático. Espero sinceramente que al hacerlo no den la espalda a Europa, y conforme se acerca el momento del referéndum en Grecia, quiero repetir mi mensaje alto y claro. Las imágenes que hemos visto de Grecia en los últimos días han sido dolorosas para todos los europeos. La gente haciendo colas durante horas son pensionistas, madres y padres europeos».

Más: El presidente del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), Klaus Regling, pidió un resultado «positivo». «Hay mucha incertidumbre ahora sobre el futuro de Grecia. Quiero que Grecia sea parte de la eurozona y, por tanto, espero un resultado positivo en este difícil proceso». 

La decisión de los griegos

Y remató el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaüble: «Grecia es miembro de la eurozona, de eso no cabe duda. Si con euro o temporalmente sin, esa pregunta sólo la pueden responder los propios griegos», dijo en el diario Bild. 

Ahora el problema es que los griegos decidan, como les pide su gobierno, rechazar esa presión y voten ‘no’.

¿En ese caso, Europa dejaría a Grecia fuera del euro a partir del lunes?

 

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