El plan de la Xunta para 2026: un presupuesto realista para un escenario sin fondos Next Generation
La Consellería de Facenda dibuja un 2026 con una tasa de paro inédita en Galicia desde el estallido de la burbuja inmobiliaria, pero con un escenario con menor inversiones de las empresas, y una política de gasto de la propia administración condicionada por las grandes competencias transferidas

Miguel Ángel Santalices, presidente del Parlamento gallego, y Miguel Corgos, conselleiro de Facenda
Los presupuestos de la Xunta para 2026 no solo definen la arquitectura de prioridades y, en gran medida, de compromisos, que tendrá el Gobierno gallego el próximo año, donde tres consellerías (Sanidade, Política Social y Educación) se llevan algo más de siete de cada diez euros de gasto no financiero. En esa línea, el crecimiento es de casi un punto sobre lo marcado en los presupuestos en ejecución, lo que refuerza también esa idea de relevancia sobre las actuaciones en otros ámbitos, en los que quizá las limitaciones propias de las competencias transferidas no son tan claras. Eso pesa.
Y es que las cuentas para el próximo año no solo definen la arquitectura del gasto por varios motivos. También ponen encima de la mesa (y esto es algo recurrente) otra serie de condicionantes que acotan la inversión pese a esos 14.000 millones largos de gasto no financiero. En primer lugar, porque es la propia estructura competencial la que dice mucho del poco margen para la inversión real si se mira el gasto por capítulos. Los presupuestos presentados este lunes por el conselleiro de Facenda, Miguel Corgos, dedican casi la mitad de su importe a pagar nóminas. Unos 5.287 millones de euros sobre un total de gasto corriente de 11.416 millones. Ahí están los médicos, los profesores… Esos gastos de personal, para el próximo año, crecen un 3%.
Inversiones reales
Esos gastos de personal avanzan por debajo de las inversiones reales, que crecen un 3,3%, hasta los 1.532 millones, y que vienen a ser realmente las palancas de cambio que incorpora una administración pública cuando quiere mover el timón de su política. De que la deuda no es un problema para Galicia dicen mucho los gastos financieros previstos, que apenas avanzan un 0,4%, la mitad de crecimiento que el ejercicio en curso, y se situarán en 215 millones el próximo año.
Las cuentas presentadas este lunes al Parlamento también fijan otros rumbos. Porque para trazarlas, es necesario marcar un objetivo, y eso pasa por el escenario macroeconómico. Quizá el gran dato, el dato fetiche, pasa por la tasa de paro, que descenderá por debajo del 8% el año que viene. Concretamente, los presupuestos de Rueda marcan una tasa de paro del 7,8%, registro inédito desde la crisis inmobiliaria. Hay que remontarse a 2006 y 2007, en la antesala del crash del ladrillo, para encontrar datos similares.
Crecimiento del PIB
La Xunta es conservadora a la hora de situar el crecimiento del PIB para el próximo año. Será del 1,9%, según sus cálculos, seis puntos por debajo del 2,5% de este año. Lo hará por encima del avance de la zona euro y también de la UE27, que respectivamente, crecerán un 1,4 y un 1,5%, pero por debajo de la media española. Ese es el dato contra el que hay que luchar, por expresarlo de algún modo, avanzar por encima del resto de comunidades. Galicia lo hace en PIB per cápita, que no deja de ser un cociente que también atiende a la variable de población. En términos reales de PIB, España crecerá ligeramente más que Galicia, al situarse el avance en el 2%, según coinciden FMI, Comisión Europea y OCDE.
El dibujo que realiza Corgos traza un prácticamente nulo efecto de la política arancelaria de Trump en Galicia. Tal y como va el año, las exportaciones gallegas se situarán al cierre de 2025 por encima de los 31.000 millones de euros, ligeramente superiores a las del año pasado si se atiende a su evolución hasta julio.
Del paro a la inversión
Para 2026, Galicia verá un claro avance de sus exportaciones, que aportarán 1,6 puntos porcentuales a la demanda externa, y también las importaciones sumarán, algo que este ejercicio no sucede. Y más allá del paro, ese dato fetiche, hay otro elemento clave para testar, sobre todo, el comportamiento de las empresas, y esa es la formación bruta de capital, es decir, las inversiones. Mientras el consumo de los hogares se mantendrá en parámetros similares a este año, el próximo ejercicio, a decir de la Xunta, la formación bruta de capital caerá dos décimas, hasta los 2,8 puntos porcentuales. Otro escenario que requiere elementos correctores, y que pasa en gran medida por la generación de confianza.