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La Xunta adelgaza Xestur con el traspaso de 100 millones en activos a su nueva empresa pública de vivienda
La gestora de suelo industrial del Gobierno gallego reduce un 40% sus activos con la segregación del negocio de vivienda y suelo residencial; los ingresos caen a menos de la mitad tras la operación, aunque también se reducen significativamente las pérdidas

La conselleira María Martínez Allegue preside el consejo de administración de Vipugal / Xunta
La gestora de suelo industrial de la Xunta ha acometido la primera gran transformación de su estructura desde que en el año 2013, con Agustín Hernández como conselleiro de Territorio e Infraestruturas, se produjera la fusión de los Xestur provinciales, agrupando en un solo organismo los activos y la elevada deuda que arrastraban estas entidades en plena crisis financiera. En un movimiento de acordeón, ejecutado con un lapso de diez años, el Gobierno gallego decidió el pasado ejercicio segregar parte de la actividad del organismo con el traspaso del negocio de vivienda y suelo residencial a una nueva sociedad.
La operación era conocida desde el momento en el que Alfonso Rueda anunció la creación de una empresa pública, Vipugal, con la que pretende promover 2.350 viviendas a lo largo de esta legislatura, y avanzó que se nutriría de las parcelas residenciales hasta entonces integradas en Xestur y que serían traspasadas a la nueva entidad. Faltaba por conocer las cifras de una escisión que homogeniza las atribuciones de la Consellería de Economía en cuanto a la gestión de parques empresariales y traslada a la Consellería de Vivenda, recuperada en este mandato, los activos vinculados a su área de actuación.
En total, Vipugal absorbió activos valorados en 101 millones que estaban integrados en Xestur y que representaban algo más del 40% de toda su cartera. La gestora que preside Margarita Ardao y que pilota, como gerente, Diego Jorreto tenía a cierre de 2023 unos activos valorados en 246 millones, mientras que un año después, una vez ejecutada la escisión, se vieron reducidos a 144 millones, según consta en las cuentas de la sociedad pública. Algo similar ocurrió con el patrimonio neto, que pasó de 213 millones a 136 millones.
El balance de la fusión muestra que Xestur traspasó a la empresa pública de vivienda 10,8 millones en inmovilizado e inversiones inmobiliarias; 42,8 millones de tesorería; 74,9 millones de capital social; dos millones en reservas y subvenciones de vivienda; y una deuda de 22,8 millones. Vipugal está presidida por la propia conselleira de Vivenda, María Martínez Allegue, y está llamada a ser una herramienta importante en el objetivo marcado por el presidente de la Xunta de duplicar el parque público residencial.
Fuerte caída de ingresos
En sus cuentas anuales de 2024, Xestur aplica el efecto contable de la escisión desde el principio de su año fiscal –aunque en realidad se ejecutó a finales de año–, lo que permite entender la nueva dimensión de la gestora de suelo industrial, con menos activos y también con menos negocio, al traspasar sus suelos residenciales. Los ingresos se situaron el curso pasado en 10,6 millones, menos de la mitad que en 2023 (23,8 millones).
El abrupto descenso, en realidad, no es atribuible solo al traspaso del segmento residencial a Vipugal, que minoró en cuatro millones la cifra de negocio. Más importante fue la caída en la venta de parcelas de sus parques empresariales, que se redujo en más de nueve millones. Las operaciones más destacadas del ejercicio se cerraron en Arteixo, con 6,4 millones; mientras que la mayor caída de ingresos fue en A Sionlla (Santiago), que pasó de 10 millones en 2023 a solamente 628.000 euros.
Las eternas pérdidas de Xestur
Desde su creación, Xestur ha estado siempre en números rojos y, quizá, no es inasumible que una empresa pública enfocada a la cohesión territorial y la dinamización económica y empresarial sea deficitaria. Sin embargo, atravesó una etapa preocupante a nivel financiero por la obligación de devolver una deuda de 135 millones que estaba en manos de Abanca. La Xunta realizó una ampliación de capital de 101 millones en 2019 para zanjarla y, de paso, ahorrarse los intereses que habría de abonar en años futuros.
A pesar de ello, Xestur continuó en números rojos. También en 2024, cuando el resultado fue negativo, aunque solo de 202.000 euros. Las pérdidas se redujeron a la tercera parte en comparación con las del ejercicio anterior, de 770.000 euros. El resultado de explotación fue de 1,8 millones en pérdidas, frente a los 2,5 millones de 2023.
El Gobierno gallego inyectó en el ejercicio 5 millones, los mismos que espera transferir en este ejercicio de 2025. Estos fondos pretenden compensar a Xestur por las bonificaciones aplicadas en la venta de suelo industrial, ya que, desde años atrás, ofrece parcelas con descuento para facilitar la implantación de empresas.