Los sindicatos temen que meter a Conpymes en el diálogo social sea una «bomba de relojería»

Los sindicatos ven factible que Junts acabe tumbando la jornada y el proyecto vuelva al Consejo de Ministros, con la posibilidad de abrir otra mesa de diálogo social

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz (c), junto a los secretarios generales de CCOO, Unai Sordo (d), y de UGT, Pepe Álvarez (i). EUROPA PRESS

Los sindicatos aguardan con nerviosismo el desenlace de la tramitación de la reducción de la jornada en el Congreso, un futuro que debería dilucidarse este mismo mes de julio, mientras preparan movilizaciones para presionar a los partidos para que apoyen el recorte legal del tiempo de trabajo de 40 a 37,5 horas y ven con incertidumbre el escenario a partir del verano.

La enmienda a la totalidad que ha registrado Junts, de salir adelante, supondría devolver el proyecto de ley con el acuerdo con los sindicatos a la mesa del Consejo de Ministros. Y la posibilidad de que se abra de nuevo la mesa de diálogo social para negociar sobre el recorte de la jornada está ahí.

El Gobierno tendría que acelerar mucho para cumplir con uno de sus objetivos de legislatura: reformar la representatividad de los empresarios y dar una potencial cabida a Conpymes o a Pimec en las conversaciones donde se negocian las principales normas laborales, un territorio hasta ahora vedado para ellas. Sin embargo, y preguntados por la posibilidad de que una reducción de la jornada 2.0. se aborde con nuevos actores, fuentes sindicales apuntan a que sería como una «bomba de relojería».

Y esto es así porque, explican estas mismas fuentes, la entrada de Conpymes o Pimec, las dos patronales catalanas en liza, más allá de los problemas para justificar la representatividad de una o de otra, supondría que CEOE y Cepyme se levantaran de esta mesa. Y esto cuando deberían comenzar las conversaciones del Acuerdo Estatal para la Negociación Colectiva (AENC) del próximo trienio y con los sindicatos reclamando una reforma del régimen del despido.

La inclusión de Pimec o Conpymes (donde está integrada a nivel estatal) en el diálogo social podría ser una concesión para Junts, quien ha reclamado en varias ocasiones que se le dé espacio a la patronal de las pymes en órganos estatales como el Consejo de la Pyme, adscrito al Ministerio de Industria; o el Consejo Económico y Social Europeo. Sin embargo, la cercanía a los neoconvergentes (sus siete votos son fundamentales para el Ejecutivo) podría alejar definitivamente a la gran patronal de Diego de León.

El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, fue contundente en una entrevista hace unos meses en la que evitaba entrar a valorar sobre la representatividad empresarial y consideraban que el tándem CEOE y Cepyme representan «plenamente» a los empresarios. «Nos interesan patronales fuertes, representativas y con capacidad de poder llegar a acuerdos. Y en ese sentido, la CEOE en los últimos casi ya 50 años lo ha sido», dijo, un claro aviso a navegantes, en conversación con Vozpópuli.

Más allá de la potencial entrada de otra patronal en el diálogo social, en el mundo sindical inquietaron mucho las declaraciones de la vicepresidenta María Jesús Montero durante el congreso de CCOO, hace apenas unas semanas.

«El Gobierno de España está comprometido con su impulso y ojalá podamos lograr la aprobación de las Cortes. Si no es a la primera, será a la segunda, será a la tercera, pero forzaremos hasta que podamos realmente hacer una vida más digna en un hito tan importante como reducir la jornada laboral en nuestro país», dijo la ‘número dos’ del Gobierno.

Un reconocimiento implícito de que el apoyo de Junts pendía de un hilo, pese a las gestiones de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, para conseguir atar los votos del partido de Carles Puigdemont.

En los sindicatos cunde la sensación de que el Gobierno quiere acelerar los plazos para dejar en evidencia a los partidos en esta cuestión, con un apoyo muy mayoritario en la opinión pública, y que esta derrota en verano podría ser más fácil de gestionar. A partir de ahí se abren escenarios diversos. Como que Junts dé una patada hacia delante, retire la enmienda a la totalidad, y permita su debate en el Congreso, aunque eso podría suponer la parálisis de la norma y que el AENC, que debería comenzar a negociarse a la vuelta del verano, quede, de nuevo, en barbecho.

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Álvaro Celorio

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