JxCat maniobra para que ERC rompa con el PSOE en el Congreso

Junts pide a Aragonés que se comprometa a la "unidad estratégica" en el acuerdo de gobierno para cerrarles el paso con el PSOE en el Congreso

Jordi Sànchez, Carles Puigdemont (vía telemática) y Laura Borràs durante la valoración de los resultados de las elecciones catalanas del 14 de febrero de 2021, en Barcelona | EFE/QG

Jordi Sànchez, Carles Puigdemont (vía telemática) y Laura Borràs durante la valoración de los resultados de las pasadas elecciones catalanas. Foto: EFE/QG

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Las reuniones de Esquerra Republicana con Junts per Catalunya y la CUP avanzan «a buen ritmo», señalan fuentes conocedoras. Los equipos negociadores señalan que «no se puede desaprovechar un resultado histórico» para la causa independentista y siguen en la tarea de buscar el equilibrio necesario para conformar un proyecto de futuro.

Un equilibrio que se complica cada día más, amén de las pretensiones de los actores implicados. La aspiración de la CUP de hacerse con la presidencia del Parlament a cambio de investir a Pere Aragonès como president de un Govern en el que JxCat sería la segunda fuerza ya ha generado tensiones entre republicanos y postconvergentes, pero no son las únicas.

Mientras se aclara el asunto de la Cámara catalana, que JxCat no parece estar dispuesta a entregar a la CUP a pesar de que la ANC apoya la idea, surgen otros intereses cruzados que advierten que en algún momento alguien tendrá que ceder. En ese sentido, la propuesta de Junts de tener una estrategia «compartida» en el Congreso supone otro punto de inflexión.

Y es que durante el más de un año del Gobierno de PSOE y Unidas Podemos, ERC ha adoptado posiciones muy distanciadas de las de JxCat y la CUP en el Congreso, desde avalar al principio el estado de alarma por el coronavirus hasta facilitar los presupuestos. Eso, sin hablar siquiera de la mesa de diálogo, defendida exclusivamente por los republicanos.

El pressing de JxCat

JxCat asimila que, en esta ocasión, son los republicanos los que tienen la sartén por el mango por haber sacado más escaños, pero eso tampoco les quita el derecho de presionar para conseguir llevar una línea de acción conjunta no solo en Cataluña sino también en Madrid. Esto implica, naturalmente, que ERC se distancie de los socialistas, un asunto que no está cayendo bien entre los republicanos del Congreso.

La diputada de Junts, Laura Borràs, ya lo dijo alto en claro en campaña: «Propongo trasladar este acuerdo no solo en la Generalitat, sino también en el Congreso. Aquí es donde no hay que apuntalar a los partidos del 155″. Y tras las elecciones, esta propuesta fue una de las primeras que pusieron los postconvergentes sobre la mesa, incluso antes de negociar.

Tan solo unas horas después de las elecciones del 14-F, el Consell per la República —el govern paralelo de Carles Puigdemont, que también es líder de JxCat— pedía a los partidos, entre otras cosas, «hacer frente común» en el Congreso para incrementar la «fuerza» del independentismo «en una eventual negociación con el Gobierno del Estado».

Un día después de ese comunicado del Consell per la República, la vicepresidenta de JxCat, Elsa Artadi, defendía una estrategia «compartida» que fuera recogida desde el acuerdo de legislatura, señalando que los resultados del 14-F «refuerzan» la estrategia de su partido y de la CUP en el Congreso frente a la de ERC.

Artadi tiró entonces de matemáticas: JxCat y la CUP suman 41 diputados frente a los 33 de ERC, lo que a su juicio se traduce en que la estrategia de Esquerra perdió.

Las contradicciones de ERC

En la segunda semana de las negociaciones para formar Govern, los de Puigdemont siguen presionando a ERC para que plasmen por escrito en el pacto de Gobierno esa «unidad estratégica» y así eliminen sus posibilidades de diferenciarse en el Congreso, como lo habían hecho hasta ahora.

Pero pese a los cálculos de Artadi, en JxCat son conscientes de que la cercanía de los republicanos al Gobierno de coalición les ha dado puntos en las elecciones catalanas y les ha catapultado como fuerza, por encima de los mensajes de vuelta a la unilateralidad que predican ellos.

Para Esquerra, haberse convertido en socio preferente del Gobierno de coalición le ha ayudado a desmarcarse del ‘ala dura’ de Carles Puigdemont y volver al camino del diálogo, que iniciaron con la mesa de diálogo, un espacio que JxCat ha intentado boicotear por activa y por pasiva.

Por eso, ERC se vende como el único partido independentista que puede llegar a acuerdos «con todos», frente a unos postconvergentes que anhelan volver a la unilateralidad frustrada del otoño de 2017. Y, en contrapartida, JxCat azuza las contradicciones de Esquerra con los socialistas, pues en Cataluña no quieren ver al PSC ni el pintura pero en el Congreso son socios del PSOE.

La nueva portavoz de Junts, Míriam Nogueras, y la portavoz parlamentaria de Junts per Catalunya, Laura Borràs. Foto: EFE

En JxCat no gusta la mesa de diálogo ni la cercanía a Pedro Sánchez. Por ello, ataron en corto a los republicanos en campaña haciéndoles firmar el pacto antiPSC. Ahora buscan otro compromiso por escrito: extender este acuerdo al Congreso.

La mesa de diálogo

Fuentes cercanas a Borràs señalan que la última reunión de la mesa de diálogo con el Gobierno les dejaron al margen, ya que se organizó desde el PSOE con ERC. Y este gesto no gustó nada a los de Puigdemont, que quieren atar en corto a Gabriel Rufián, más proclive a buscar el entendimiento con el Gobierno central que a volver a la radicalidad del partido de Puigdemont.

De lo contrario, la elección de Miriam Nogueras como nueva portavoz tiene la misión de hacerle caer en la trampa para exhibir que pactan con el mismo Gobierno que pide retirar la inmunidad parlamentaria a Puigdemont, Clara Ponsatí y Toni Comín para que sean juzgados en España.

Las relaciones de Rufián con Nogueras y Borràs no son las mejores, a diferencia de éste con la portavoz socialista, Adriana Lastra. En ERC ya advierten con recelo estos posibles choques, a pesar de que se impone la cordialidad y los saludos cada vez que los miembros de las dos formaciones se cruzan por los pasillos del Congreso.

Los postconvergentes insisten en que los republicanos rompan todos sus pactos con los socialistas, desde el ayuntamiento más pequeño hasta en el Gobierno central: «Quien debe coger el guante es el que está en el otro lado», señaló Borràs.

Aragonès sigue estudiando todos los pros y contras posibles y afronta una semana en la que «se ha avanzado mucho» e, incluso, en privado reconocen que ya se empieza a hablar de la pelea por la consejerías. La semana que viene tienen que tener todo encauzado de cara a las constitución del Parlament, que como fecha definitiva tiene que estar listo el próximo 12 de marzo.

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp