Biáng Biáng: cómo son y dónde comer los tallarines que arrasan en Madrid
Directamente de la región china de Xi'an, ya se pueden comer en el Mercado de Vallehermoso los noodles más anchos, largos y -quizás- deliciosos del mercado

Los tallarines extra anchos y extra largos. Foto: Biáng Biáng Bar.
Biáng biáng. Entre el bullicio habitual del Mercado de Vallehermoso es difícil escuchar el sonido que producen los tallarines extra largos y extra anchos al ser estirados manualmente durante su elaboración, totalmente artesana. Un sonido del que reciben su nombre en la ciudad china de Xi’an y que ha servido también para bautizar al único local que prepara este tipo de noodles en Madrid.
Entre puestos de frutas, verduras y carnes tradicionales -ahí siguen Higinio de Pollería Hermanos Gómez Ortiz que surten a varias estrellas Michelin, las carnes de los Venancios, los quesos franceses de Brie Alto o los caracoles de Cadalso- y proyectos gastro de enorme nivel, desde Tripea del chef Roberto Martínez Foronda a Kitchen 154, uno de los ‘culpables’ de que cada vez vayamos más a comer a los mercados, Biáng Biáng Bar (Puesto 37-39) se ha hecho su hueco.
De hecho, es normal cualquier día de la semana, en horario de comida o de cena, ver un pequeño enjambre de personas alrededor de su pequeña barra y sus únicas 4 mesas sorbiendo tallarines de pasta de trigo aderezados con sabores potentes y sin miedo al picante.
Tallarines biáng biáng de Xi’an a Madrid
Mucho más allá del tradicional ‘chino de barrio’ en el que pedíamos rollitos de primavera, pollo al limón o pato a la naranja -platos que, realmente, no se consumen en restaurantes de China-, los restaurantes chinos modernos están apostando por una gastronomía más auténtica, ligada a determinadas regiones y estilos.
Así, al igual que ya podemos degustar en Madrid cocina auténtica de Sichuan, de Qingtian, de Cantón o la alta cocina imperial, podemos explorar también los platos y tradiciones gastronómicas de Xi’an, sí la ciudad originaria de los famosísimos Guerreros de Terracota del emperador Qin Shi Huang.
Capital de la provincia de Shaanxi, en China central, extremo oriental de la antigua Ruta de la Seda y cuna de hasta 13 dinastías, Xi’an es también conocida por su gastronomía, fruto de la fusión de culturas y gentes atraídas por su floreciente historia.
Precisamente hasta Xi’an viajó Óscar Ling quien, tras crecer entre fogones en los restaurantes de su familia en España y formarse en cocinas de Alemania, Bélgica, Estados Unidos y Suecia, decidió adentrase en los secretos de la cocina china tradicional, desde las mesas más elegante al street food.
Entre sus descubrimientos, los famosos noodles biáng biáng, unos tallarines mucho más largos y anchos de lo habitual (alrededor de 4 cm de ancho y hasta 2 m de largo) que convirtió en protagonista de su restaurante Biáng Biáng, abierto el madrileño barrio de Chueca, a más de 9.200 km de Xi’an.
Tras el éxito de ese proyecto inicial, llegaba una segunda propuesta, esta vez en forma de puesto en el Mercado de Vallehermoso, Biáng Biáng Bar.
“Llevábamos tiempo buscando una segunda localización en Madrid y surgió esta oportunidad que encajaba al 100% con nuestro concepto”, explica su artífice. Y es que “no hay nada más callejero en Xi’an que un mercado.
Un nuevo Biáng Biáng Bar que, si bien comparte estética con su ‘hermano mayor’, ofrece una vuelta de tuerca aún más dinámica y desenfada mientras mantiene ajustadísimos precios (se puede comer, y muy bien, por alrededor de 20 euros, bebida incluida).
Templo de los noodles biáng biáng
Los tallarines, de nuevo, son los reyes de una carta que cambia en función de la estacionalidad y los productos disponibles en el propio mercado y que aquí se atreve con sabores originales. Es el caso del sorprendente This is not a carbonara, una original versión de la tradicional carbonara italiana, ideada por Óscar, en la que los característicos noodles caseros se acompaña de cremosa salsa carbonara al estilo chino -receta secreta de la casa-, bacon ahumado, cerdo picado, bambú encurtido, tomate ibérico, cebollino, parmesano rallado y albahaca fresca. Se corona (es optativo) con el toque picante de una auténtica guindilla china que, según su creador, “aporta intensidad y redondea un plato lleno de sabor y personalidad”. Es el plato más caro de la carta y cuesta 15,40 euros.
“Queríamos sacar algo distinto y más divertido y viajando por China se me ocurrió mezclar lo mejor de dos mundos y hacer una carbonara al estilo chino. Es un plato cremoso, sabroso, y con ese punto picante que engancha”, añade el fundador de Biáng Biáng Bar.
Además de esta receta, en el ya templo de los noodles de Madrid hay que probar los tallarines Biáng Biáng a las 8 delicias con salsa de boletus chino, cacahuete, edamame, brotes de soja, heura, cebollino y huevo revuelto con tomate (13,90 euros) y, el que más sale de la carta, los tallarines Biáng Biáng con ternera guisada, pak choi, cilantro, cebollino y ajo (13,90 euros).
De las patatas estilo Lagnya a la carbonara-no carbonara: qué pedir en Biáng Biáng Bar
La carta, con apenas un par de platos más, incluye también tres entrantes, en concreto una ensalada fría de pollo con mango verde, nabo y zanahoria encurtiods, cilantro, hierbabunea, puerro chino y pistacho molido, o jiaozi caseros con salsa de la casa, que son riquísimos dumplings rellenos de gambas, huevo y puerro chino.
Además, las originales patatas fritas estilo Langya, que se preparan rizadas -también conocidas como diente de lobo- según se sirven en la región de Shaanxi y se condimentan con cilantro, ajo, pimienta de Sichuan, vinagre de arroz y soja.
Para acercar la comida callejera de Xi’an a todos, Biáng Biáng Bar ofrece también la posibilidad de adaptar sus recetas haciéndolas aptas para veganos y/o vegetarianos, así como una opción de noodles konjac, bajos en gluten.
Coherente ‘noodle bar’, en Biáng Biáng no se sirven postres (siempre se pueden probar los que ofertan en cualquier otro puesto y dar espacio así al descubrimiento)
En cuanto a la carta líquida, además de aguas y refrescos (se puede encontrar, por ejemplo, Fritz-kola), hay recomendables refrescos chinos como el de mandarina ice peak, kombucha de manzana verde y jengibe, té frío de hierba china o leche de coco.
Cervezas Tsingtao y Mahou junto a la artesana Biáng Brew america pale ale, una selección de vinos naturales y un vino naranja que hace las veces de vino de la casa (un albillo real de la zona de Gredos) completan un adictivo menú que, además, siempre está abierta a sorpresas y novedades con propuestas fuera de carta.