Adiós hamburguesas, hola hot dogs: la nueva/vieja tendencia que arrasa en Madrid

La fiebre de las hamburguesas parece que va perdiendo fuerza, mientras la cobran otras tendencias en materia gastronómica igualmente divertidas, igualmente diversas y también de origen estadounidense. Por ejemplo, los hot dogs, o si se prefiere, los perritos calientes, que reivindican su espacio en la carta de restaurantes especializados en la cocina de ese país norteamericano.

A Madrid, como al resto del país, hace muchísimo tiempo que llegó ese peculiar bocadillo de pan brioche relleno de una salchicha, salsas y aderezos varios creado por Charles Feltman para su puesto callejero en Nueva York. Este carnicero, un migrante llegado de Alemania, se trajo con él su pasión por las salchichas tipo Fránkfurt, que vendía en formato tan original (para la época) por las playas de Coney Island. Corría el año 1867 y tuvo tanto éxito su idea que bien pronto se extendió a otros muchos lugares del planeta.

Hoy, herederos de aquella divertida forma de entender la cocina informal americana, aunque bastante alejados en concepto, calidad y presentación a la de los típicos puestos callejeros o de feria, un buen puñado de negocios madrileños ofrecen sus sabrosas versiones de los perritos calientes.

Döggo

Entre los más exitosos están los del restaurante Döggo, en pleno barrio de Chamberí, junto a la plaza de Olavide. Es cierto que en este local el protagonismo de los hot dogs no es absoluto sino compartido con nachos y alitas de pollo, igualmente recomendables.

Y no es menos verdad que, aunque una parte de sus döggos sea de estilo clásico (Básico, Hans 2.0 y Moreno), los que más llaman la atención no son los que tienen salchicha sino que están rellenos de otros ingredientes. Por ejemplo, el döggo Gamba Cósmica, Miss Bolas (de “almóndigas” en sala curry wurst), Mr. Pig (de pulled pork), Pato Chun Lee o Khal Döggo (con ternera Angus).

Todos a un precio bastante razonable teniendo en cuenta calidad y originalidad: de 12,5 a 16 euros.

Cualquiera de esos döggos se puede complementar con una cerveza o un refresco (al estilo habitual), pero también conviene experimentar un poco más y dejarse seducir por los cócteles (Pink Blindes, Pisco Sour, Moscow Mule…). Un capítulo por el que también es conocida la casa.

New York Burger

De un tamaño bastante generoso son los hot dogs que hay en la carta de otro negocio cuya inspiración queda bien patente en el propio nombre de sus restaurantes: New York Burger.

En la carta de sus locales madrileños (hay uno más en Barcelona) está el bocadillo Urban Hot Dog. O, lo que es lo mismo, el perrito de siempre con su kétchup, su mostaza americana, su queso cheddar bien fundido y sus trocitos de beicon ahumado. Todo en su justa proporción y a partir de una salchicha XL de carne de ternera de gran calidad.

En estos mismos restaurantes quien quiera algo más refinado y actual puede optar por el Pickle Hot Dog. En este caso se trata de un perrito caliente aderezado con mahonesa de trufa, cebolla frita y crujiente, pepinillos y su toque de albahaca. El precio, como el del anterior, es de 11,25 euros y se sirve con las imprescindibles patatas fritas de la casa.

Knight ’n’ Squire

Por su parte, en Knight’ n’Squire, en la calle Félix Boix, muy cerca de la Plaza de Castilla y junto a la Fundación Canal, la apuesta por los hot dogs es bien generosa.

En la carta hay un capítulo especial para lo que ellos llaman “perritos gigantes” (de 7,90 a 11,90 euros). Que más que por el tamaño, aunque también, destacan por la diversidad de orígenes: peruano, mexicano, italiano, suizo, indio, gourmet, especial… Cada uno con ingredientes relacionados con esos países o filosofía y a cada cual más apetecible.

Por lo demás, este restaurante, uno de los primeros de la ciudad especializados en cocina americana (abrió en 1974) hará las delicias de los amantes del cine y los fetiches estadounidenses. Tanto las paredes como los estantes y mostradores están repletos de objetos (chapas, discos, carteles de películas, fotos y biografías de actores y directores de Hollywood, latas y botellas de bebida) relacionados con los iconos culturales de ese país.

Nebraska

Bastante tiempo antes de la apertura de Knight ‘n’ Squire, las cafeterías Nebraska, cuyo primer local abrió sus puertas en Madrid en el año 1955, ofrecían como novedad dos platos llegados directamente de la cultura culinaria estadounidense: las tortitas y los perritos calientes.

Hoy continúan siendo el emblema de la carta, a pesar de que de todos los locales que tuvieron repartidos por Madrid solo permanezca el de la calle Bravo Murillo, 291, en Tetuán.

El de Nebraska es un perrito caliente al uso, con su pan brioche tradicional, su salchicha tipo Frankfurt y como único aderezo una buena dosis de salsas kétchup y mostaza. Pero, precio aparte (2,50 euros), algo más deben tener estos hot dogs para que tantas generaciones de madrileños los hayan consumido y que tantos más sigan peregrinando hasta aquí para continuar disfrutándolos.

Five Guys

Aunque el negocio lleve ya un tiempo asentado en diferentes puntos de Madrid y el resto del país, no todos saben que Five Guys, que en su momento se vendía como la “hamburguesería favorita de Obama” tiene también un capítulo dedicado a los perritos calientes (de 7,75 a 8,25 euros).

Preparados según su propia filosofía y manera (“All Beef”), los hot dogs se elaboran a partir de una salchicha de carne de ternera de calidad, que se cocina abierta para que durante la cocción se caramelice (o tueste) toda su superficie.

Se puede tomar dentro del bocadillo de forma simple, con salsas al gusto, con queso, con beicon o con todo ello. Por supuesto, también con las características patatas fritas que son santo y seña de la marca.

Rolling Dance & Burger

En la azotea de la estación de Chamartín y con un concepto muy americano está el complejo de ocio y restauración formado por Rolling Dance & Burger, su food truck con terraza, que abre por la tarde, y el restaurante Zielou, con la sorprendente (y muy recomendable) cocina castiza fusión de Juan Sánchez.

Pues bien, en la parte de restauración situada junto a la pista de patinaje triunfan, entre otras muchas propuestas de la cocina yanqui, los hot dogs. Se presentan en tres versiones, a cada cual más convincente: Mexican Dog, con guacamole, pico de gallo y mahonesa de lima; Cheese Roll Dog, el perrito de siempre con salsa “secreta” Rolling; y Natural Hotty, con una inesperada (y suculenta) salchicha vegetal, queso vegano y mahonesa ahumada.

Galipán

Por último, una de las formas más populares y auténticas de comer perritos calientes en Madrid es acercarse a cualquiera de los cinco locales que tiene la firma Galipán.

Todos bastante céntricos, con un buen surtido de hot dogs (de 2,50 a 5,50 euros y todos convertibles en menú con patatas fritas y bebida) para tomar in situ o llevarse a casa.

Y, lo mejor, abren hasta tarde, incluso la madrugada. De hecho, sus perritos calientes tienen gran predicamento entre noctámbulos y fiesteros en general, como una apetitosa forma de “prevenir” resacas post juerga.

Los más pedidos son los hot dogs clásicos (como el Galipán), pero puestos a experimentar hay mucho más campo para explorar: por ejemplo el hot dog Mariachi, que lleva salsa cheddar, cebolla frita y jalapeños; o El Greñas, con una generosa ración de carne mechada, queso gouda y patatas paja. Todos se pueden aderezar con hasta diez salsas diferentes.