Cinco restaurantes franceses de Barcelona para tener bajo el radar

De carnes o quesos y embutidos, de tapeo o para sentirse en un bistró parisino, estos restaurantes de Barcelona son pequeñas embajadas de la variada gastronomía francesa

Sala de L’Entrecote. Foto L’Entrecote

Nadie puede poner en tela de juicio que la gastronomía francesa, por más terreno que haya ganado la española, sigue en la cúspide del mundo.

Pero no solo hablamos de la alta cocina, sino también de la exquisita propuesta que hay en pequeños bares y restaurantes de toda la geografía gala, con el concepto del bistró como ariete.

Y en Barcelona tampoco hace falta concurrir a lujosos restaurantes para conocer la inagotable variedad culinaria del país transpirenaico: en la capital catalana hay locales medianos y pequeños que son una interesante muestra de la famosa gastronomía vecina.

Vamos a descubrir cinco de ellos.

L’Entrecôte

Ni carta ni combinaciones de platos. En L’Entrecôte hay un solo menú y punto. Y todo el mundo encantado.

Hace 64 años Paul Gineste de Saurs llegó del sur de Francia a Port Maillot, en el límite noroeste de París, y compró el restaurante italiano Le Relais de Venise – L’Entrecôte, que por razones económicas más que estéticas cambió el concepto y ofreció un solo plato: carne cortada en filetes delgados y patatas fritas. Y con una salsa secreta.

La apuesta fue replicada por su hijo Henri en Tolouse, y con los años llegó la expansión a Burdeos, Nantes y Lyon. Y desde 2019, a Barcelona.

En el restaurante de Pau Claris 142, con manteles de un amarillo furioso que es atenuado por la decoración de madera y escenas bucólicas de la campiña francesa (ojo al detalle sonoro de los lavabos), solo hay un menú a 22 euros, da igual el día de la semana o si es mediodía o noche: lechuga con nueces de entrante, patatas fritas crocantes que se pueden servir sin límite (igual casi nadie pide más de dos platos) y la famosa carne, un corte de lomo bajo de la raza Simmental cortado en lonchas sin un ápice de grasa o nervio.

En L’Entrecôte hay un solo menú a 22 euros, de ensalada, carne y patatas fritas. Y todos contentos

A esta carne que sale del grill se le da un toque de salamandra, y luego se le añade una salsa que es la clave del éxito, y cuya fórmula es tan secreta como la de la Coca-Cola.

Carne, ensalada y patatas: la propuesta de L’Entrecote. Foto L’Entrecote

Solo cinco personas de la familia fundadora la conocen, y la preparan en un obrador al sur de Francia cada 45 días, desde donde la distribuyen a los restaurantes del grupo.

En postres hay una veintena de opciones elaboradas al momento, como la piña fresca con marrasquino, la copa Jack, las tartas de frutas, la mousse de chocolate, el recomendado semi-frédo con Grand Marnier o la tabla de quesos, tal como los franceses toman para dar la estocada a la comida.

Para beber, la casa tiene un interesante tinto AOC Bordeaux por copa o botellas de 75 o 37,5 cl.

Maison Carne

El mismo principio de “un solo plato y todos contentos” es el que tiene también Maison Carne, otro restaurante francés especializado en chuletones XXL.

El menú consiste en una pieza de carne de 1kg, que se sugiere compartir, a 34,90 euros. Pero a no asustarse, que entre quitar el hueso y unas trazas de grasa al final quedan en unos 200 a 250 gramos por persona. Tampoco es para tanto.

El chuletón de Maison Carne. Foto Maison Carne

El corte es de vaca Frisona alimentada con pastos naturales en Italia durante un año, acompañado por un cono de patatas fritas y un cuenco de ensalada.

El ambiente del local de Mallorca 204, así como el de Plaça del Marquès de Camps 8 (Girona) recuerdan a una carnicería de barrio, con cerámicos blancos y con los cortes exhibidos al público (ya que se puede llevar para casa, a 24 euros el kilo).

En Maison Carne se ofrecen quesos y vinos franceses para acompañar la comida, y la selección de postres como el babá al ron flambeado homenajean a la tradición gala.

Joséphine

En los 12 años que Joséphine está en la esquina de Pau Claris con València se convirtió en un sitio de culto, donde los clientes suelen repetir enamorados de su estética retro y la posibilidad de ver la vida urbana desde los ventanales.

Entre los platos de su carta se descubren el solomillo con patatas fritas, el tartar de salmón fresco y mango, la ventresca de atún y tomate, los langostinos en tempura, el sauté de mejillones a la crema de menta, la suprema de corvina con parmienter de patata violeta, las croquetas de rabo de toro o el divertido brioche de verdura de temporada.

En Maison Carne el plato único es un chuletón de 1 kg a menos de 35 euros

Su cocina, más que francesa, se puede catalogar de mediterránea, con un importante guiño a la gastronomía local. Además, por su amplitud de horarios de 8:00 a 24:00 es ideal tanto para desayunar como para comer o cenar o ir de cócteles o tapeo.

En Aparté

A pasos de la popular y soleada plaza de Sant Pere en el Born, En Aparté (Lluís el Piadós, 2) se presenta como “un pedacito de Francia en Barcelona”. Y no le falta razón, porque tiene toda la estética y el sabor de un típico bistró del país vecino, con productos 100% importados del otro lado de los Pirineos.

Si no, basta probar las tapas de brie, camembert o mimolette vieille; la tabla de cuatro o seis quesos con tostaditas y mermelada de cereza negra, como el morbier, el fourme d’Ambert, el tomme de Savoie o el Livarot, entre otros.

Plato de En Aparté. Foto En Aparté

Para viajar con el paladar a Francia, también se recomiendan las tapas de Grisons (buey secado ahumado, propio de los Alpes), de Coppa Corse (aguja del cerdo), la de Rilletes (paté de cerdo), el Paté de Campagne (paté rústico de un sabor profundo), la del salchichón de Córcega o el jamón de Bayonne.

El plan tapeo puede seguir con platillos como los bocados de morcilla de cerdos negro con manzana tostada, la croque Monsieur trufada con queso Cantal y jamón dulce o el carpaccio de buey y virutas de Mimolette Vieille.

Además de su larga selección de tés e infusiones y cafés de calidad, hay una buena variedad de tintos y blancos de diferentes DO francesas.

Monsieur Bistró

En el Clot, ese barrio en transformación que conserva cierto espíritu obrero, está Monsieur Bistró (Pl. Carme Montoriol 2), que combina la cocina francesa con la catalana de la mano de Gaëtan Paulus y Matthieu Ruel.

Para tapear, se pueden elegir las interesantes bravas Bistró, el mollete de buey bourguignon, la berenjena con parmesano o el sofisticado salmón Gralax marinado con sal y azúcar.

Ya si se trata de platos, están el onglet (corte de ternera de 200 gr) son salsa Café París, el pulpo con patatas, los mejillones coco/thai o las hamburguesas de ternera o de pollo.

Y de postres, además del fondant de chocolate o la tarta tatín de manzana, ojo a la crème brûlée de mango.

Como en Francia, aquí el concepto de bistró es platos sin artificios, derivando a la cocina casera, y por precios que rondan los 25 euros por persona.

Su terraza es ideal para probar su selección de vinos o de cócteles, con una tendencia a los gin-tonics

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