Imprevisto, el restaurante recomendado por la Guía Michelin donde nadie sabe qué va a comer

Este pequeño y sofisticado restaurante de Barcelona apuesta por la sorpresa, con una elaborada carta que es un misterio hasta que uno se sienta a la mesa

En Imprevisto se va a probar nuevas (e inesperadas) sensaciones

En Imprevisto se va a probar nuevas (e inesperadas) sensaciones. Foto: Imprevisto

El lugar es pequeño, apenas puede recibir a 24 comensales. El ambiente es de una elegancia minimalista, la vajilla es de diseño, el trato de los cuatro socios es profesional pero cercano. En sus dos años de vida ya se ha ganado el reconocimiento de la Guía Michelin, tiene todas las papeletas para aspirar a una estrella…y sin embargo, cuando la gente va a comer nadie sabe con qué se encontrará.

Así es Imprevisto.

Los cuatro talentos de Imprevisto

Los cuatro socios -que son los únicos que trabajan allí- cocinaron su amistad en los fogones del premiado Caelis, de Romain Fornell: en la sala, la italiana Isabella Vivarelli recibe a los comensales a plena sonrisa, mientras que el ecuatoriano Alberto Jaime León oficia de sumiller sugiriendo referencias de su bodega, que aunque tiene representaciones de todas las DO españolas, está monopolizada en un 80% por los vinos catalanes.

Los clientes, que nunca saben con qué se encontrarán, pueden elegir entre el menú de siete o el de diez pasos

La bodega creada por Alberto Jaime León tiene un 80% de referencias catalanas
La bodega creada por Alberto Jaime León tiene un 80% de referencias catalanas. Foto: Imprevisto

En la cocina, la otra mitad de Imprevisto (Luca Pinna y Raffaele d’Avico, también italianos) van elaborando platos con precisión de orfebre y ritmo de pianista de jazz.

La sorpresa de los menús

“Los menús degustación nos parecían demasiado serios. Queríamos ofrecer algo más divertido, y pensamos que estaría bien ir a comer a un restaurante de calidad sin saber nada, donde a lo sumo puedas elegir el menú más corto o el más largo”, cuenta Vivarelli a Tendenciashoy.

Si bien al mediodía se pueden pedir platos a la carta, lo mejor es dejarse llevar por esta propuesta inédita, donde la ausencia de turnos permite disfrutar sin presiones.

El sofisticado tartar de solomillo de vaca
El sofisticado tartar de solomillo de vaca. Foto: Imprevisto

Ir por el menú de siete (54 euros) o el de diez pasos (76 euros) depende del tiempo que se tenga, porque tanto en uno como en otro se quedará igual de satisfechos.

Si es por elegir, siempre es recomendado seguir los maridajes que propone León (30 y 40 euros adicionales, respectivamente), donde se puede llegar a degustar hasta cuatro tintos, cuatro blancos, un cava y un champagne.

Cocina mediterránea y de calidad

Nosotros optamos por la degustación breve, que cuando se inició con el pani puri con hummus ya vimos por donde venían los tiros: porciones pequeñas pensadas para descubrir sabores, conformados por diversos ingredientes que en algunos casos pueden parecer incongruentes pero que en el paladar encajan de forma inesperada. O imprevista, cabría decir.

Estamos hablando de una cocina mediterránea, sí, pero basada en productos de proximidad y con un respeto máximo por la temporalidad.

Acompañado del cava 1908 de la bodega Oriol Rosell, ese pequeño plato fue continuado por el prólogo del pan de masa madre de Forn Sant Josep, con aceite Rifer del Montseny; que abrió el telón a la ostra en suquet de pescado de roca, con picada catalana y huevas de trucha.

Rodaballo cocinado a baja temperatura con su pil pil y calabacín
Rodaballo cocinado a baja temperatura con su pil pil y calabacín. Foto: Imprevisto

Que alguien como este servidor, por lo general reacio a este bivalvo termine disfrutando del plato, da una idea de la compleja elaboración que en Imprevisto dan a sus creaciones.

En tanto a mi esposa, por razones de alergias, se le ofreció una ensalada de tres tipos de remolacha: roja, amarilla y chiogia. Otra sorpresa imprevista, valga la redundancia.

Combinación de sabores

A esta altura León nos había servido el tinto Herència Altès, de la bodega L’Estel (DO Terra Alta), que acompañó al (ojo al nombre) tartar de solomillo de vaca con su jugo reducido infusionado con hierbas aromáticas, moras, piñones tostados, semillas de mostaza encurtidas y mayonesa de raifort.

¿Cómo llega esta combinación de ingredientes al paladar? Mejor probarlo.

El equipo creador de improviso
El equipo creador de improviso. Foto: Imprevisto

Seguimos con la berenjena thai, elaborada con jugo de zanahoria en escabeche, vino Porto, cebolla y guanciale crujiente; elegante plato que sirvió para un paréntesis para los dos principales.

Con el blanco L’Enclós de Peralba de la bodega Tres Feixes (de El Pla de Manlleu) en la copa llegó un suave rodaballo cocinado a baja temperatura con su pil pil y calabacín; pequeño manjar que mantuvo el listón con el magret de pato Aylesbury de bellota, acompañado de mole y puré de boniato. Magnífico.

El maridaje de vinos nos había llevado al Pics de la DO Priorat, puente hacia el postre:  cremoso de guanduja con gel de fruta de la pasión y bizcocho de chocolate y crujiente de almendra.

La sala tiene una capacidad de hasta 24 comensales
La sala tiene una capacidad de hasta 24 comensales. Foto: Imprevisto

Estos platos fueron ofrecidos hace poco más de un mes, antes de las vacaciones de verano. Si concurren a este restaurante de Bailén 104 (las reservas son imprescindibles, y mejor tener un poco de paciencia) a partir de septiembre, es posible que algunos platos sigan en la carta. Otros quizás no. ¿Cuáles? No se sabe: de eso se trata el juego de Imprevisto.

Comenta el artículo

Deja una respuesta

a.
Ahora en portada