Calidad, buen precio y platos abundantes: así de bien se come en Zaragoza

Estos cuatro restaurantes son una buena síntesis de la potente gastronomía de la capital de Aragón, donde todo el mundo se puede dar por satisfecho

Platos de Urola, Riskomar, La Nueva Karambola y El Disfrutón. Fotos Juan Pedro Chuet-Missé

Dejen de buscar, el axioma de bueno, bonito y barato existe. Y está en Zaragoza. Aunque queda más elegante hablar de restaurantes de alta calidad, de elegante diseño y de precios aceptables, el principio es el mismo, da igual como le llamen.

El punto es que la capital de Aragón presume de una gastronomía de alto nivel y al alcance de muchos bolsillos, con una calidad que no tiene nada que envidiarle a la de los restaurantes de Madrid, Barcelona, Valencia o San Sebastián.

Según datos de la patronal Horeca Zaragoza, en la ciudad y en la provincia homónima hay más de 1.900 restaurantes. Muchos de ellos participan en los concursos organizados por esta entidad de menús fijos a 35 y 55 euros, que presentan una propuesta difícil de encontrar en otras grandes ciudades de España.

La calidad de los restaurantes de Zaragoza que no tiene nada que envidiarle a la de Madrid, Barcelona, Valencia o San Sebastián

Claro que es complicado decidirse por uno, pero por lo menos, aquí están las coordenadas de cuatro establecimientos de buen comer en la capital aragonesa.

El Disfrutón

Con su terraza que mira a la famosa Plaza del Pilar, El Disfrutón (C. de Francisco Bayeu, 4) fue el último ganador del menú a 55 euros, síntesis de una carta basada en productos tradicionales pero con un interesante giro en las preparaciones y el emplatado. Y de porciones de tamaño más que generoso.

“El restaurante representa todo lo que nos gustaría encontrar cuando vamos a comer afuera”, explica su fundador Patxi Jiménez. Abierto hace tres años, su espacio para 120 comensales suele estar siempre lleno, sobre todo los fines de semana y noches, por lo que las reservas son más que recomendadas.

Tartar de trucha, salmorejo de guisantes, quicos y sus huevas. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Su carta es un cruce de influencias locales, mediterráneas y vascas, como probamos con el tartar de trucha con salmorejo de guisantes, quicos y huevas (premio al mejor plato de los Premios Horeca 2024 – XXV Certamen de Restaurantes de Zaragoza y provincia); la ensaladilla disfrutona con torreznos, huevo frito y mayonesa de aceituna negra y las empanadillas de atún rojo.

Otros entrantes son el bacalao escabechado con daditos de tomate, el pisto con huevo frito, el guiso de cuchara o la morcilla de wagyu con pimientos de cristal.

Rabo de toro estofado al vino tinto. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Entre los principales, compartimos el canelón de lubina y merluza, el rabo de estofado al vino tinto y la clásica paletilla de cordero lechal asada a baja temperatura de una ternura envidiable.

Otros productos de mar son el pulpo by Carmen y Carlos, las kokotxas de bacalao al pil pil, el calamar fresco a la andaluza, o la potente langosta salteada con patatas y huevos fritos, solo apta para 4 comensales.

En carnes, atenti al solomillo de ternera a la parrila, los escalopines de ternera, la presa de cerdo ibérica y el chuletón Bazkaleku.

Torrija con helado. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Y en postres, entre tablas de quesos y sorbete de limón, destacan la torrija al cardamomo con helado y la tarta de queso ahumada con helado de nata y nueces.

Es divertido el toque tecnológico de la carta de vinos con una tableta electrónica, en un restaurante que tiene un precio medio de 40 euros.

Riskomar

Con 42 años obviamente que Riskomar (C. de Francisco de Vitoria, 16) ya es todo un clásico en Zaragoza.

Con una decoración de murales de bosques y marinas con un aire retro, cuenta también con tres salones privados de 10 a 12 personas, razón por la que es muy buscado por familias para festejar y empresarios para cerrar acuerdos

Sala de Riskomar. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Como otros restaurantes de categoría de la ciudad, la presencia de productos del mar es muy importante en la carta. “Zaragoza históricamente ha sido un buen comprador de pescados, donde se busca lo mejor de cada puerto, ya sea de Palamós, San Sebastián, Huelva o Tarragona”, explica Alberto, el jefe de sala.

El local ofrece dos menús, el Degustación de Noche a 48,50 euros y el Degustación a 40 euros, con platos como la milhojas de foie con manzana (muy recomendada), la ventresca de tomate y cebolla, el pimiento relleno de brandada de bacalao, las gambas rojas a la plancha o el tartar de atún rojo y mayonesa de wasabi.

Milhojas de foie con manzana. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Entre los principales, se pueden elegir el rodaballo a la gallega con patatas a lo pobre, la corvina al horno con salsa de hinojo, la merluza estilo Orio, el rabo de toro estofado, el entrecot de cebón gallego, los raviolis rellenos de foie y salsa de setas, el rape en salsa marinera o el laminado de entrecot con salsa de boletus.

De postres, la nota casera y abundante se da con la pachineta con chocolate caliente o la torrija caramelizada con helado.

Costillas de lechal fritas con ajo en Riskomar. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

La bodega está bien provista, de la que nos sugirieron un Gruñón, que a pesar del nombre es un buen tinto de la bodega Locos por el vino, de Campo de Borja.

La Nueva Karambola

“No soy cocinero, soy parrillero”. Así se presenta Javier Milán, un barcelonés que a los 20 años dejó la capital catalana y aterrizó en Zaragoza, donde pasó dos décadas dirigiendo el Asado Vasco.

En 2011 tomó las riendas del antiguo restaurante Carambola, cambió la C por la K (“por el kilo de los ingredientes”) y lo reconvirtió en La Nueva Karambola (C. de Baltasar Gracián, 3) un local con capacidad para 80 comensales donde se disfruta de la comida sin prisas, en un ambiente de cercanía y en donde Milán alterna su ritmo de bólido entre la parrilla y la manipulación de los pescados con paseos por las mesas para saludar a los clientes.

Tortilla de chuletón. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

En este restaurante, donde el precio medio oscila entre los 50 y 60 euros, el cuidado por el producto es casi obsesivo, y se ve en platos como la ventresca de bonito, el pulpo a la parrilla, la tortilla de bacalao o la ensaladilla de tartar con cigalas entre los entrantes. Pero yo opté por una tortilla de carne de chuletón, un interesante giro a un plato tradicional.

El dueño de La Nueva Karambola alterna su ritmo de bólido en la parrilla y los fogones con paseos por las mesas para saludar a los clientes.

En el apartado de la sartén, desfilan las anchoas rebozadas, la gambita de cristal con pimiento y huevo frito o los calamares a la romana, y para quien quiera seguir con los pescados, que apunte su gran diversidad océanica, como los besugos y rodaballos a la parrilla, las diferentes opciones de la merluza (a la brasa, con salsa de ajos o frita, ya sea entera, el lomo, las cocochas al pil pil o el cogote), las angulas de Aguinaga, el sapito de costa o, lo que finalmente elegí, el rape a la romana con piquillo y su salsa.

Javier Milán en plena faena con las brasas. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Y si alguien presume de cultura carnívora, están el chuletón de vaca, el steak tartar, el solomillo empanado o con tacos rehogados al brandy.

Los postres son tan potentes como los platos, como la torrija caramelizada con helado, la pachineta con chocolate caliente, la sorpresa en dos temperaturas, los sorbetes de mandarina o limón al cava, o las delicias de chocolae al toque de ron.

Rape a la romana con piquillo y su salsa. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

En el apartado de vinos La Nueva Karambola tiene más de 70 referencias de tinos, blancos, rosados, cavas y champagnes, muchos de la DO Rioja y Ribera del Duero, y en menor medida, de Toro, Aragón, El Bierzo, Priorat, o de las variedades Verdejo, Godello o Albariño.

Urola

Si quieren terminar una visita gastro a Zaragoza por todo lo alto, no pierdan de vista Urola (San Juan de la Cruz, 9), un restaurante que abrió en 2005 como taberna donde descollaba el canelón de gallina, hasta que en 2017 su alma mater Miguel López decidió darle un giro de 180 grados y lo transformó en un local que ofrece una excelente relación calidad-precio.

“Mi filosofía es dar de comer como me gustaría comer a mí. Y que la gente se sienta como en casa”, apunta, donde con simpleza describe su propuesta como “cocina de sentido común”.

Habitas tiernas perfumadas con menta ,crema de patatas y velo de panceta ibérica. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Pues algo especial tiene, porque por lo menos en seis oportunidades ganó el premio al mejor menú de 35 euros del concurso de Horeca, entre varias distinciones más (como la recomendación durante tres años de la Guía Repsol) que se acumulan entre los anaqueles.

Urola ofrece varios menús, de 24 a 35 euros, donde se presentan platos tradicionales pero con una llamativa preparación, como las habitas tiernas perfumadas con menta, los garbanzos con cigalas, la calabaza asada con parmesano, los espárragos de Navarra asados, la lasaña de vaca vieja con bechamel de cabra, o la berenjena asada.

Magret de pato con salsa de pimienta verde. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Ya en los principales, a fichar el magret de pato con salsa de pimienta verde, las albóndigas de venado con trufa y puré de apio-nabo (mi acertada elección), el arroz al horno con chipirones y sepia o el suquet de corvina con langostino y mejillones.

¿Más? Claro que sí: en ‘cuchara’, encontramos la fideuá de carabineros, los arroces (de pato y butifarra, el negro de chipirones o el caldoso de bogavante azul) o el risotto de boletus y parmesano.

Tarta de queso. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

En pescados, preparan el lomo de bacalao confitado, el rodaballo en suquet o el salmonete grande al horno con refrito de ajos; mientras que en carnes están la paletilla T.A. lechal, la presa ibérica con jamón de bellota, el pato azulón a la naranja o el solomillo de ternera en su jugo.

Y los postres no se quedan atrás, con el coulant de avellana o la torrija de brioche y espuma de leche, buenas formas de cerrar una escapada por los recomendados restaurantes de Zaragoza.

Comenta el artículo

Deja una respuesta

a.
Ahora en portada