Los conflictos laborales de Amazon y Tesla estallan en EEUU y Europa

El respeto a los derechos de los trabajadores enfrenta a multinacionales como Amazon, Tesla o Google con sindicatos en EEUU, Alemania y otros países, incluyendo a España.

Empleados de Blue Origin acusan a Bezos de crear un ambiente tóxico y sexista. / EFE

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Los dos hombres más ricos del mundo, el fundador de Amazon, Jeff Bezos, y el de Tesla, Elon Musk, están en el centro de la polémica en los últimos meses por las prácticas antisindicales en ambas compañías, en una oleada de escándalos que incluyen el espionaje a los trabajadores a través de herramientas tecnológicas o detectives privados, despidos y declaraciones altisonantes respecto a los derechos laborales.

No obstante, como aseguran a Business Insider España tanto el sindicato internacional UNI Global Union como el español CCOO, estas prácticas no solo se limitan a estas 2 compañías, sino que suponen una tendencia dentro de las multinacionales de base tecnológica en la que buscan limitar el poder de negociación de los trabajadores bloqueando su organización interna y aprovechando legislaciones laborales cada vez más laxas.

Tesla se topa con el mayor sindicato de Europa en su intento de esquivar los convenios colectivos


En el caso de la automovilística, su contencioso con los sindicatos se ha originado esta semana en Alemania, donde está construyendo su principal fábrica en Europa, después de que Tesla se negase a participar en la negociación colectiva, según ha denunciado el mayor sindicato del país y del continente, IG Metall, que ha acusado a la compañía de querer vulnerar los derechos de sus trabajadores saltándose los convenios colectivos del sector.

Este no es el primer enfrentamiento entre la empresa que fundó Elon Musk y los trabajadores en Alemania. En 2017, Tesla se vio obligada a aumentar un 30% el salario de los trabajadores de su filial Grohmann Automation para evitar una huelga convocada por su plantilla ante la negativa de la automovilística a acatar el convenio colectivo de este sector, según Reuters.

Tesla también acumula un historial similar en su país de origen, donde la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB) dictaminó el mes pasado que la compañía vulneró en 2018 las normativas laborales al presionar a sus empleados para evitar que se sindicasen o incluso que discutiesen sus condiciones laborales, acusando a Musk de amenazar con represalias a los trabajadores que intentasen organizarse y obligándole a readmitir a un trabajador despedido por ese motivo.

Además, los choques de Tesla con la normativa laboral en EEUU se suman a las acusaciones de sus empleados respecto a la reapertura de su planta en Fremont (California) el pasado mes de mayo, en pleno confinamiento y desafiando las órdenes de cese de actividad no esencial de las autoridades. Posteriormente, varios empleados acusaron a Tesla de despedir a compañeros que se negaron a reincorporarse durante la pandemia, pese a que la compañía les había reconocido el derecho a hacerlo.

Amazon mantiene su campaña contra los sindicatos en EEUU a pesar del rechazo de políticos e inversores


Más allá de Tesla, el principal conflicto entre una multinacional tecnológica y sus trabajadores está teniendo lugar en los últimos meses en EEUU, en la planta de Amazon en Bessemer (Alabama), en la que la compañía se ha embarcado en una campaña sin precedentes para evitar que su plantilla se organice en un sindicato, lo que convertiría a este centro en el primero de la compañía en EEUU en elegir representantes de los trabajadores.

Los 5.800 trabajadores de Bessemer consiguieron finalmente celebrar elecciones sindicales a finales de marzo tras denunciar presiones ilícitas por parte de la empresa para evitar el proceso, en las que votaron al menos 3.200 de ellos, un 55% de la plantilla. No obstante, Amazon podría intentar impugnar sus resultados para bloquear la sindicación de la plantilla, según aseguraba a EFE Robin Gaster, profesor de Universidad George Washington, en una entrevista recogida por El Economista.

De hecho, las denuncias de los trabajadores respecto a las prácticas antisindicales incluyen acusaciones de amenazas, acoso en redes sociales e intentos de adoctrinamiento en el centro de trabajo, lo que motivó que el pasado mes de febrero 70 inversores de Amazon, entre ellos 7 fondos españoles, pidiesen por carta a la compañía que pusiese fin a sus políticas antisindicales en Alabama, que también han provocado críticas por parte de políticos estadounidenses.

En concreto, la misiva reclama a la compañía creada por Jeff Bezos que cese «toda comunicación antisindical, incluidas las declaraciones públicas, las reuniones obligatorias, los mensajes de texto, los sitios web, las pancartas publicitarias in situ y cualquier otra forma de contacto con los trabajadores en relación con su libertad sindical«, recordando que está incumpliendo sus propios principios de respeto a los derechos humanos, que figuran en su propia web, como destacó Financial Times.

El conflicto con la plantilla de Bessemer se suma los escándalos previos sobre sus condiciones laborales, como las denuncias de que sus repartidores en EEUU tienen que orinar en botellas porque la empresa no les da tiempo para ir al servicio durante su jornada laboral. Aunque la compañía lo negó inicialmente de forma sarcástica en Twitter, acabó por reconocerlo la semana pasada, señalando que se trata de un «problema de larga duración en toda la industria y que no es específico de Amazon».

En Europa, los conflictos laborales de Amazon se han centrado en acusaciones de espionaje a su plantilla para evitar su sindicalización a través de herramientas tecnológicas o incluso contratando a detectives privados, como se denunció en Polonia. De hecho, los sindicatos europeos han reclamado a Bruselas que investigue esas prácticas «potencialmente ilegales», sumándose a las denuncias de varios eurodiputados sobre el uso del sofware SPOC para impedir que sus empleados se organicen.

Un problema que no se limita a Amazon, según los sindicatos

No obstante, Amazon no ha sido la única gran multinacional estadounidense en ser acusada de espiar a su plantilla. Así, en diciembre, la NLRB aseguró en un informe que Google también había espiado a sus trabajadores de forma ilegal para evitar que se organizaran en sindicatos, tras comprobar que 2 de sus empleados fueron despedidos en 2019 al intentar organizar la representación de los trabajadores en la compañía.

Sin embargo, esos despidos y el seguimiento de correos electrónicos de su plantilla en busca de «alborotadores» no han evitado que unos 250 trabajadores de la empresa que dirige Sundar Pichai se hayan organizado en un sindicato, denominado Alphabet Workers Union, el primero creado por trabajadores fijos de una gran multinacional tecnológica, que se suma a la alianza internacional Alpha Global, formada en enero por 13 sindicatos de 10 países.

«La hostilidad hacia los derechos de los trabajadores tecnológicos no se limita a Amazon, con su muy conocido historial antisindical», asegura a Business Insider España la secretaria general de UNI Global Union, Christy Hoffman, que critica que «en un país tras otro, las plataformas intentan activamente erosionar las normas laborales y las protecciones sociales«.

Hoffman destaca que estas prácticas se están extendiendo a escala mundial, señalando que «en Finlandia, por ejemplo, la industria tecnológica está tomando medidas para debilitar uno de los sistemas de negociación colectiva más fuertes de Europa, y en todo el mundo, gigantes como Facebook y Google emplean a cientos de miles de trabajadores temporales y subcontratados en empresas virulentamente antisindicales como Teleperformance».

Sin embargo, la secretaria general de UNI Global considera que «la buena noticia es que los trabajadores de la tecnología se están organizando más que nunca», afirmando que están exigiendo «que los empleadores estén a la altura de su elevada retórica sobre cambiar el mundo de forma positiva» y recalcando que «se están organizando no solo para mejorar la situación en sus empresas, sino también para que estas empresas rindan cuentas en toda su cadena de valor».

En España, «hay una conflictividad normalizada» salvo en las plataformas de reparto, según CCOO

En España, donde compañías como Amazon han afrontado huelgas en los últimos años por las reclamaciones de mejores condiciones laborales y salariales por parte de sus empleados, gran parte de los contenciosos entre empresas tecnológicas y sus trabajadores se han centrado en el recurso a los falsos autónomos en las plataformas de reparto a domicilio, como han reconocido varias sentencias judiciales, unas prácticas que prevé atajar la ley de ‘riders’ aprobada el mes pasado.

Sin embargo, esta ley no ha puesto punto final al contencioso entre las plataformas digitales y los sindicatos, como muestra la denuncia de UGT ante la Audiencia Nacional contra Glovo y la asociación de trabajadores autónomos ATA por vulnerar presuntamente el derecho a la libertad sindical al intentar influir en sus repartidores para que se afilien a las asociaciones que defienden el modelo laboral de Glovo, según recoge La Vanguardia.

En el caso de Amazon, el secretario de Juventud y Nuevas realidades del trabajo de CCOO, Carlos Gutiérrez, señala a Business Insider España que «al menos la parte logística, sí hay un conflicto capital-trabajo, digamos, normalizado«, señalando que la semana pasada se celebraron elecciones sindicales en su centro de Valencia y que los centros logísticos de Madrid también cuentan con representación de los trabajadores «tras un proceso intenso de conflictividad» hace 2 años.

No obstante, pese a que Gutiérrez reconoce que hay negociaciones normalizadas con la empresa, esa situación no se extiende a Amazon Flex, dedicada al reparto de pedidos, sobre la que asegura que su modelo laboral «es parecido a Glovo, Deliveroo y demás, ya que utiliza la misma fórmula, y así lo ha expresado por acta de inspección de Trabajo, utilizan falsos autónomos».

Carlos Gutiérrez afirma que «este movimiento de plataformización del trabajo y las empresas que se organizan en forma digital, aparte de intentar buscar reducir costes por la no asunción de responsabilidades con los sistemas de protección social, es decir, por no pagar la Seguridad Social de sus trabajadores y que lo paguen ellos dándose de alta como autónomos, no respetan los derechos individuales en relación a vacaciones, permisos o salarios establecidos en convenio».

Por su parte, la directora general de Amazon en España, Mariangela Marseglia, ha asegurado esta semana en una entrevista a Cinco Días que la compañía respeta “absolutamente el derecho de los trabajadores a afiliarse a un sindicato” y ha atribuido las protestas de sus trabajadores en Italia y España a la estacionalidad de su actividad «que nos lleva a tener que contratar a trabajadores por un tiempo limitado», aunque asegurando que muchos de ellos «acabamos haciéndolos fijos».

Marseglia ha achacado las críticas de los sindicatos a que buscan «obtener mayor visibilidad para sus causas» y respecto a Amazon Flex ha afirmado que no emplean ‘riders’, que cumplen la ley y que están «en desacuerdo» con la decisión de la Inspección de Trabajo de dar de alta a más de 3.000 de sus repartidores al considerarlos falsos autónomos, un contencioso por el que la compañía tiene un juicio pendiente por haberse negado a pagar sus cuotas de la Seguridad Social.

Empresas del siglo XXI con mentalidad «del siglo XIX»

El secretario de CCOO apunta además que «en este desbordamiento del derecho del trabajo y de los marcos normativos establecidos en el ámbito laboral, hay un interés de que los trabajadores no se organicen como forma de ganar en arbitrariedad«, destacando las similitudes con «lo que está ocurriendo en EEUU cuando vienen plataformas digitales que no respetan los derechos laborales ni lo establecido en relación a los derechos colectivos de representación»

Por ello, Gutiérrez afirma que «estas empresas que nos hablan del siglo XXI, de avanzar, del progreso y de la modernidad, luego, en relación a todo lo que tiene que ver con derechos sindicales, representación colectiva, negociación y demás, son empresas que llevan a cabo prácticas antisindicales más parecidas a las del siglo XIX», rechazando que la afirmación de que no pueden alcanzar beneficios cumpliendo la normativa laboral.

Además, el responsable sindical destaca los problemas de desigualdad a nivel global, señalando que «se está viendo un retroceso en las últimas décadas que algunos expertos vinculan a la transformación tecnológica», vinculando con las políticas antisindicales durante los últimos años con los desequilibrios en la «predistribución de la renta» de los trabajadores y con el aumento de la conflictividad social en los países con mayores tasas de desigualdad, como en América Latina.

Carlos Gutiérrez destaca que «esto va más allá de las plataformas, los marcos laborales han sido reformados durante las últimas décadas en EEUU y Europa con una orientación clara, que es la de restar poder y capacidad de negociación a los trabajadores organizados, a los sindicatos», poniendo como ejemplo las reformas laborales aprobadas en España en 2010 y 2012.

Noticia original: Business Insider

Autor: Adrián Francisco Varela

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