A tu madre no le levantes la voz, ¡Eh!
El pensamiento débil, aquella reivindicación intelectual del pasado siglo apadrinada por Gianni Vattimo, sostén del genérico y ya caduco término de la postmodernidad, por el que se entronizó la aversión a la profundidad, dio paso al wokismo, otro término más para indiferenciar lo sencillo de lo simple