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El fondo Blackstone renuncia a su planta de hidrógeno en Langosteira, donde iba a invertir 200 millones
Fisterra Energy, controlada por la gestora estadounidense, descarta el proyecto al carecer de garantías para su conexión eléctrica y para el suministro de energía renovable que requiere la producción de hidrógeno verde y amoníaco
*Stephen A. Schwarzman, CEO y cofundador de Blackstone / Blackstone
Blackstone ha decidido abandonar su plan para instalar una planta de hidrógeno verde y amoníaco en Punta Langosteira, el puerto exterior de A Coruña. El fondo estadounidense, más conocido por su inversión en activos inmobiliarios, inició en 2021 los trámites para el proyecto mediante la solicitud de una concesión en las instalaciones portuarias a través de su filial Fisterra Energy, que controla desde un holding en Luxemburgo. Ahora, el grupo de renovables controlado por la gestora norteamericana decide dar marcha atrás.
La decisión de desistir en el proyecto fue comunicada recientemente a la Autoridad Portuaria de A Coruña, según indican fuentes conocedoras de las conversaciones. Fisterra Energy achacó entonces la espantada a la falta de garantías sobre la conexión eléctrica para la planta y sobre el suministro de energía renovable en grandes cantidades que requiere la producción de hidrógeno. La inversión prevista, en la primera fase del proyecto, era de 200 millones, a los que se añadirían unos cientos de millones en fases posteriores de desarrollo.
Más allá de una inversión en Galicia que se esfuma, la salida de Blackstone no será un episodio traumático para el puerto exterior. Fuentes de la Autoridad Portuaria de A Coruña señalaron que las solicitudes de empresas para instalarse en Punta Langosteira todavía superan la capacidad de la dársena, de un millón de metros cuadrados. En los últimos años, el puerto ha atraído proyectos de hidrógeno, de combustibles verdes y un relevante número de empresas que quieren fabricar componentes de eólica marina por las condiciones propicias de la infraestructura para su producción y exportación.
Blackstone y Fisterra Energy
Fisterra Energy, que tiene como único accionista al fondo estadounidense, está dirigida por Pedro Barriuso, ex de Iberdrola y cofundador de Helium Energy. En aquel 2021, cuando solicita espacio para la planta de hidrógeno y amoníaco verde en el puerto exterior, alumbró también un proyecto similar en la bahía de Algeciras junto a Enagás y White Summit Capital, solicitando una concesión para la ocupación de una parcela de 40.000 metros cuadrados en tierras andaluzas. También impulsó tres parques eólicos en el País Vasco, sin poder desarrollar ninguno, bien por desistir de la inversión ella misma ante la falta de enganche eléctrico para la evacuación de la energía o por la declaración ambiental negativa del Gobierno vasco. Sí que cuenta con un parque eólico, tres plantas solares y una central de ciclo combinado en operación en México.
Blackstone gestiona una cartera de inversiones de más de un billón de dólares y es especialmente conocido en España por la inversión inmobiliaria, donde el valor de su cartera alcanza los 611.000 millones de dólares. El grupo que dirige Stephen A. Schwarzman se convirtió en uno de los grandes tenedores de vivienda en Galicia al aliarse con el Santander para drenar el ladrillo tóxico del Popular y, en consecuencia, también el del Pastor.
El lento avance del hidrógeno
Al puerto exterior de A Coruña, a priori, no le faltarán inversiones en hidrógeno tras la renuncia de Blackstone. Ignis y Repsol recibieron 170 millones en ayudas en la convocatoria del Ministerio para la Transición Ecológica de los fondos europeos para la creación de grandes valles o clústeres del hidrógeno. La resolución atribuía a Repsol una inversión de 116,5 millones y a Ignis –a través de la filial Armonía Green– de 369,4 millones, en un desarrollo que conectaría con la planta de Resonac en las antiguas instalaciones de Alcoa en la ciudad herculina.
En todo caso, la implantación de este nuevo vector renovable avanza de manera lenta. Eso asegura un informe presentado en junio de la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad (ENTSO-E), en el que aseguraba que solo un 3% de los proyectos planteados en territorio europeo se encontraba en funcionamiento o en construcción. El resto existen solamente sobre el papel. Los costes de producción mediante electrolizadores y la disponibilidad de renovables son factores que condicionan el desarrollo de las iniciativas.
La eólica marina
Exolum, la antigua CLH, es otra de las empresas que quiere invertir en Langosteira. Pretende destinar más de 100 millones para construir una terminal de almacenamiento de graneles líquidos para guardar tanto combustibles convencionales como sostenibles.
Otras empresas como Navantia, Moncobra, Acciona, Nervión, Saitec o Esteyco han presentado solicitudes firmes y con aval para tener sitio en el puerto exterior y fabricar componentes de eólica marina. En su implantación serán clave los fondos europeos que reparte Transición Ecológica para la adaptación de los puertos a la eólica offshore. En Langosteira será necesario construir un nuevo muelle de atraque y nuevas explanadas para el asentamiento de estas industrias, lo que conlleva costosas inversiones. A priori, contar con proyectos empresariales para la dársena otorga al puerto de A Coruña una ventaja en la convocatoria de ayudas.
Junto a estas iniciativas, está en la fase final de tramitación el desarrollo eólico de Inditex, que pretende instalar tres aerogeneradores con una potencia conjunta de 19,8 megavatios.