Cupa afronta su venta con pérdidas y casi 200 millones de deuda

Aunque el negocio del productor de pizarra es rentable, incluso lo fue durante el Covid, el coste de la deuda lo llevó a perder 33 millones en el ejercicio previo a que Carlyle emprendiera la búsqueda de un comprador

Presidente Cupa Group

Javier Fernández, consejero delegado de Cupa, la pizarrera que compró el fondo estadounidense Carlyle

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Cupa se prepara para cambiar de manos. Lo hizo en 2016, cuando el fondo norteamericano Carlyle tomó el control del grupo ourensano, líder en extracción y comercialización de pizarra para cubiertas, que en aquel momento requería de músculo financiero para atender una deuda que rondaba los 200 millones. Cinco años después, Carlyle quiere cobrarse la plusvalía y la situación de Cupa cambió, aunque no la de su deuda.

La compañía, que mantuvo a su equipo gestor con Javier Fernández a la cabeza como consejero delegado, ensanchó su perímetro con multitud de compra de otras empresas y es de esperar que, cuando el Covid lo permita, probablemente este mismo año, de un salto cualitativo en cuanto a facturación.

En 2020, a pesar de la pandemia y de los dos meses de parón tras la declaración del primer estado de alarma, logró una cifra de negocio de 242,6 millones, muy similar a los 252 millones del ejercicio anterior. De esta cuantía, 202 millones los obtuvo en el mercado exterior. Cupa tiene una importante implantación en Reino Unido, donde compró recientemente Rinus Roofing, pero también en plazas como EEUU (compró Vermont Slate en 2017) o Brasil.

ERTE, créditos ICO y pérdidas

El negocio de la distribución de pizarra es rentable. Al menos, eso muestra el resultado de explotación de la sociedad cabecera del grupo, Cupa Finance, que alcanzó los 9,1 millones, superando incluso las cifras previas a la pandemia, de 8,2 millones en 2019. Sin embargo, el coste de la deuda, que dejó un resultado financiero negativo de 34,6 millones en 2020, empujó al grupo a los números rojos. Perdió 33 millones el año pasado y 33 millones en 2019.

A cierre de ejercicio la deuda financiera alcanzaba los 175,7 millones, ligeramente superior a los 173 millones del ejercicio anterior. La compañía echó mano de los créditos ICO para hacer frente al Covid, según manifiesta en su memoria de ejercicio sin especificar la cuantía, y también aplicó ERTE para suspender contratos o reducir jornada para unos 1.400 empleados de los más de 1.800 que trabajan para el grupo.

Dos candidatos para Cupa

Cupa Finance, que acumula 528 millones en activos (en la venta de 2016 sumaba 360 millones), cerró el ejercicio con un patrimonio neto negativo de 40 millones. Aunque, sobre el papel, el balance conllevaría la entrada en causa de disolución, los préstamos participativos concedidos por Carlyle, por valor de 128 millones, computan como fondos propios y evitan la quiebra técnica.

El fondo norteamericano tiene en marcha un proceso de venta en el pujan el fondo Brookfield y los franceses de Edilians Group. La operación podría alcanzar los 500 millones.

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