De Rusia a Venezuela: así abandona Inditex un mercado convulso

La compañía cae en bolsa arrastrada por los malos resultados de Adidas la misma semana en la que se especula con su salida de Rusia a través de un socio libanés, Azadea, en una maniobra similar a la que tomó en Venezuela

Tienda de Zara en A Coruña. EFE/Cabalar

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Inditex acabó la semana con una caída en el Ibex35 de más de un 3%. Los de Marta Ortega se vieron arrastrados por los malos resultados presentados por la multinacional alemana Adidas. La enseña deportiva se anotó un batacazo de más de un 9% en la bolsa de Frácfort después de revisar a la baja sus previsiones para este año por tres motivos: mayor acumulación de inventarios por una retracción del consumo; la caída de las ventas en China y los costes de liquidación derivados de su salida de Rusia, que rondarían los 300 millones.

El profit warning de Adidas llegó la misma semana en la que la prensa rusa alertó de la posible salida permanente de Inditex del país, en el que cuenta con más de 500 tiendas y unos 9.000 empleados. Aunque la multinacional gallega mantiene silencio y se limita a indicar que “analiza diferentes opciones y mantiene conversaciones exploratorias respecto a potenciales alternativas”, medios del país de Vladimir Putin aseguraron que la intención de la matriz de Zara es la de vender el negocio a alguno de sus socios en Oriente Próximo. Según modaes, el escogido sería Azadea, compañía con sede en Beirut que ya gestiona más de 200 franquicias de la compañía gallega en países como Argelia, Bahréin, Kuwait, Egipto, Líbano, Qatar o Emiratos Árabes.

Venta del negocio ruso, ¿jugada redonda?

Con la venta del negocio ruso a este socio, Inditex podría cerrar una gran jugada, sobre todo de cara al mercado. A principio de año provisionó 216 millones de euros por la situación de Rusia y Ucrania. Una cantidad que muchos analistas ven insuficiente (con 300 tiendas menos, H&M se dejó 190 millones de euros en salir del país). Credit Suisse, por ejemplo, apuntó en su último informe sobre la compañía que la provisión por los impactos del conflicto podría ser “demasiado optimista, dado que es poco probable que Rusia vuelva a abrir”. Bankinter, por su parte, indicó esta semana que no descarta «nuevas provisiones en 2023, ya que Inditex podría estar prolongando los contratos de alquiler hasta mediados del año próximo».

No obstante, si finalmente el grupo de origen libanés, que empezó a trabajar con Inditex en el año 1998, absorbe su negocio ruso, los de Óscar García Maceiras quizás no tengan que realizar provisiones adicionales a esos 216 millones de euros, algo que sería entendido como todo un gol por los analistas.

A grandes rasgos, lo cierto es que el movimiento de salida del mercado ruso, a través de un socio, guarda ciertas similitudes con el que llevó a cabo en Venezuela en el año 2007. Desde sus inicios, Inditex ha crecido en determinados países a través de partners y mediante franquicias.

Venezuela: una venta de 24 millones

La compañía de Amancio Ortega llegó a Venezuela en 1998 y si bien sus primeros años fueron muy satisfactorios, alcanzado buenos resultados y relevancia en el país, los problemas comenzaron pronto. En 2004, el entonces presidente Hugo Chávez llegó a acusar a la multinacional textil de fraude fiscal, una denuncia que, en cualquier caso, quedó en nada. En aquel momento, la compañía gallega optó no por abandonar el país, sino por aliarse con un socio y tener presencia, en este caso, a través de un franquicia y no de negocios propios.

En un movimiento encaminado, como ahora en Rusia, a reducir riesgos, en 2007, la firma Phoenix World Trade, propiedad del empresario Camilo Ibrahim, asumió la representación de las marcas de la empresa y sus tiendas. La memoria anual de Inditex correspondiente a aquel año y depositada ante la CNMV indica que la compañía «vendió su participación en la sociedad Zara Venezuela a un tercero obteniendo por ello un resultado de 24,5 millones de euros«.

La presencia de Inditex en Venezuela acabó en mayo del pasado año. Aunque llegó a contar con más de una veintena de tiendas, en aquella altura, ya solo quedaban unas cinco de Zara, Bershka y Pull&Bear, ubicadas todas ellas en Caracas. Relacionado con la aerolínea Plus Ultra, Camilo Ibrahim optó por echar el cierre a los negocios que restaban en el país en una operación que hubo quien relacionó con las polémicas que rodearon a la compañía aérea venezolana. Una operación, en todo caso, que apenas supuso un impacto para la cotizada.

El antiguo socio finlandés en Rusia

Inditex, que ahora sopesa su marcha del mercado ruso, tuvo en el pasado un socio externo en esta localización: el grupo de distribución finlandés Stockman. En 2006, un año antes de vender su negocio en Venezuela y tres años después de entrar en Moscú, el gigante con base de operaciones en Arteixo adquirió a esta compañía el 100% de las acciones de la sociedad franquiciada Zao Stockmann Krasnoselskaya, que se encargaba de gestionar la principal enseña del grupo.

Según los documentos publicados ante la CNMV, en junio de 2006, Inditex se hizo con la totalidad de la empresa “titular hasta la fecha de los derechos de franquicia del formato Zara” en Rusia, desembolsando algo más de 29 millones de euros. Aunque con presencia incipiente, el mercado ruso ya tomaba posiciones. “La contribución al resultado neto consolidado, desde su integración en el grupo hasta el 31 de enero de 2007 ha sido de 8,4 millones”, apuntaba la textil.

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