Efecto arrastre de Mercadona: los súper suben el precio de la leche y trasladan la guerra a la industria 

DIA se suma a las subidas y la leche a bajo precio para atraer clientes desaparece de los lineales; la industria ofrece contratos a corto plazo asumiendo tarifas elevadas por la escasez de producto

La industria reduce el tiempo de los contratos para adaptarse a la inflación y a la escasez de producto / EFE

A pesar de que la inflación en la zona euro ha descendido significativamente desde su máximo del 10,6% en octubre de 2022, las compañías -y sus valoraciones- siguen sufriendo las consecuencias / EFE

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El encarecimiento de la leche Hacendado a comienzos del mes de octubre, cuando el cartón pasó a costar 85 céntimos en los lineales de Mercadona, seis céntimos más, mantiene los precios de las marcas blancas en niveles elevados, a pesar de ser las más baratas a la venta en los supermercados. Grandes cadenas como Lidl o Carrefour ya habían aplicado anteriormente la subida, una medida que encajaba con el contexto inflacionista y el encarecimiento de la energía, los combustibles y la alimentación animal. Sin embargo, la cadena de Juan Roig se resistió durante más tiempo, manteniendo hasta principios de octubre el precio del brik en los 79 céntimos.

La situación había generado preocupación en el sector, que esperaba semana tras semana una subida de precios que no llegaba. La fuerte influencia que ejerce la compañía valenciana debido a su cuota de mercado —25% según el último informe de Kantar— y al volumen de leche que recoge –aproximadamente un 30%, según cálculos de Unións Agrarias— acabaría arrastrando al resto de la distribución. El temor quedó disipado con el incremento de precios de octubre. Tras Mercadona, DIA aplicó también esta semana una subida en el precio del cartón en su marca de distribución, que producen Lactalis, Celta y Capsa. El resultado es que, a día de hoy, «la leche desapareció como producto reclamo en los supermercados», explica Roberto García, secretario xeral de Unións Agrarias.

La organización toma como referencia un precio de venta de 0,84 euros en base a los datos de costes de producción y los distintos eslabones de la cadena de valor. Si se vende por debajo de ese importe, es probable que no cubra costes y que se esté utilizando como un producto reclamo, una oferta para atraer a clientes. Actualmente, dicen en el sindicato agrario, no sucede en ningún supermercado.

El difícil abastecimiento de la industria

A pesar de ello, el mercado continúa tensionado debido a la escasez de leche. La producción ha bajado en España y en el resto de los principales países productores europeos, por lo que la industria está teniendo que pagar precios elevados para garantizarse el suministro. A esto se suma que, en Galicia, la quesería Entrepinares rompió el molde al aplicar una subida de siete céntimos por la leche en origen, lo que situó el litro en los 57 céntimos más calidades. Tanto la abrupta subida del proveedor de Mercadona, un 40% desde abril, como los pagos por encima de los 60 céntimos a las granjas, eran prácticamente insólitos en el campo gallego, la gran fábrica de leche del Estado.

Más allá de la inflación y del impacto generado por la compañía con planta en Vilalba, hay que tener en cuenta otros dos factores: el sacrificio de vacas se aceleró significativamente durante la espiral inflacionista, lo que contribuye ahora a la escasez de producto; los precios de la leche en origen en el mes de agosto de este año eran un 40% más elevados que en el mismo mes de 2021, según los datos del Ministerio de Agricultura. En consecuencia, el escenario es un mercado con menos producto, precios de partida elevados y la necesidad de competir para garantizar el suministro.

La industria transformadora está recurriendo a contratos de corta duración, de tres meses, que paga a precios elevados. Esta fórmula, que es más inestable que la larga duración, favorece a los ganaderos si se mantiene el incremento de precios, algo que ha sucedido durante todo el último año. Sin embargo, estas negociaciones, generalmente para ampliar la red y asegurarse el suministro, están dejando atrás a las explotaciones de menor tamaño. Las diferencias en función del volumen de entregas son significativas, en casos como Celta o Lactalis, las mayores granjas pueden superar los 50 céntimos por litro o y las más pequeñas caer hasta los 46.

El riesgo de asfixia, que anidaba en las empresas en septiembre, parece ahora atenuado con el incremento de precios de la distribución, que les permitirá más márgenes para operar a la hora de asegurar el suministro.

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