El ERTE más rentable de Ferroglobe: el mercado aplaude los recortes en sus fábricas en España

Ferroatlántica encara su ERTE en Sabón, Cantabria y Aragón en plena escalada en bolsa y dos meses después de haber recibido una mejora de su calificación por parte de la agencia Moody's

Ferroglobe, matriz de Ferroatlántica, celebra su 50 aniversario en Sabón (Arteixo)

Ferroglobe conmemora los 50 años de su fábrica de Sabón, en Arteixo, con la presencia del presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y el delegado del Gobierno, José Miñones

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La crisis energética fuerza una prórroga en el expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) de Ferroatlántica. La dirección de la filial del grupo Ferroglobe y el comité de empresa pactaron este miércoles una extensión del ERTE de 12 meses que lleva en vigor desde comienzos de año y que en este mes de diciembre tocaba a su fin.

La prórroga se prolongará hasta el próximo mes de junio (la mitad de lo inicialmente planteado por la empresa) y el porcentaje de posible afectación se ha reducido desde el 75% hasta el 55%. La compañía ha tomado la medida al no lograr los avances esperados en su intento por dotarse de un horizonte estable de precios en el apartado energético.

Y es que, tras más de un año a la búsqueda de ppa (contratos de suministro de energía a largo plazo), todas estas negociaciones de la compañía han fructificado en un solo acuerdo por el momento. Se trata del firmado con la compañía ourensana Adelanta Corporación por el cual está suministrará 125.000 megavatios por hora anuales de la electricidad generada en sus tres parques en fase de tramitación (Coto da Mina, Serra do Faro Ampliación II y Coto Loureiro), que cuentan con 81 megavatios de potencia.

Sin embargo, este acuerdo es insuficiente por sí solo para devolver a la plena actividad a las plantas de Ferroatlántica en Sabón, Boo-Guarnizo (Cantabria) y Monzón (Aragón), motivo por el cual la compañía ha impulsado este nuevo ERTE que se produce, paradójicamente, en un momento de fuerte escalada en bolsa.

Ferroglobe, al margen de las turbulencias en bolsa

No en vano, las acciones de Ferroglobe encadenan una subida del 30,7% desde que el pasado 20 de octubre tocasen mínimos no vistos desde el mes de mayo. Durante este periodo, los títulos se han disparado desde los 4,43 hasta los 5,79 dólares, lo que ha permitido situar su captialización bursátil a las puertas de los 1.000 millones de euros (ronda los 996 millones actualmente).

Estas alzas se han intensificado en las dos últimas semanas. Desde el pasado 17 de noviembre, jornada en la que trascendió la propuesta de Ferroatlántica para prorrogar su ERTE, las acciones del grupo que preside Javier López Madrid se han disparado un 19% y ya sitúan en el 50,4% su revalorización en lo que va de año.

La compañía ha celebrado de esta manera en el parqué que ha evitado incurrir en pérdidas por segundo año consecutivo. La firma ha cerrado los nueve primeros meses del año con un beneficio neto por valor de 112 millones de euros. Se trata de una cifra cuatro veces inferior respecto a los 466 millones que se había anotado en el mismo periodo de 2022, pero que, no obstante, le permiten mantener a flote su cuenta de resultados.

En este sentido, los analistas vaticinan que la firma cerrará el ejercicio en curso con un beneficio neto cercano a los 98 millones de euros frente a los cerca de 421 millones de euros que se embolsó a lo largo de un 2022 de récord en sus cuentas, pero que, por el contrario, se saldó con el inicio de su recorte temporal en sus plantas españolas.

Moody’s celebra el recorte de deuda

Pese a estas turbulencias, Ferroglobe, matriz de Ferroatlántica, ha contado con el respaldo de los mercados, las casas de análisis y de agencias como Moody’s. Y es que la agencia de calificación revisó al alza el rating de la compañía y lo pasó de B3 a B2, manteniendo una perspectiva estable para la compañía.

«La mejora de la calificación refleja la menor deuda de Ferroglobe tras el pago parcial de sus bonos, el actual ratio deuda/ebitda ajustado de 1,2 veces y la adecuada liquidez de la compañía», precisaba la firma. En este sentido, desde Moody’s constataban que la compañía había aprovechado su vuelta a beneficios para amortizar deuda y rebajarla de 562 a 363 millones de dólares.

«El menor nivel de deuda es positivo porque reduce los gastos financieros» y «proporciona un balance más sólido para hacer frente a la alta volatilidad de la demanda y la baja visibilidad de la demanda relacionadas con el sector», añadían desde la agencia en un informe que data de finales de septiembre.

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