Greenalia afronta la reestructuración de su deuda bancaria, que suma 100 millones a corto plazo

La compañía energética se ve obligada, a instancias de la banca acreedora, a reclasificar a corto plazo la totalidad de la deuda senior de la planta de biomasa de Teixeiro, que tensiona su caja y provoca que su fondo de maniobra sea negativo

Imagen de la planta de biomasa de Greenalia en Teixeiro (Curtis)

Imagen de la planta de biomasa de Greenalia en Teixeiro (Curtis)

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Greenalia impulsa su negocio eólico con toda una batería de proyectos en diferentes grados de ejecución al tiempo que gestiona el servicio de su deuda, más abultada desde mediados del año pasado, sobre todo a corto plazo. Del total de deuda bancaria de la energética, que sumaba 192 millones al cierre del primer semestre del año pasado, unos 100 millones estaban suscritos a corto plazo, es decir, vencían en menos de un año. Obligaciones y derivados situaban entonces su pasivo a corto plazo por encima de los 200 millones de euros, según las propias cuentas de la compañía.

Entre pasivos financieros a corto y a largo plazo (deuda bancaria, obligaciones y derivados), el endeudamiento total de Greenalia se sitúa en 394,6 millones, según las últimas cuentas de un grupo que atesora más de mil megavatios en desarrollo, pero que tiene como activos en operación cinco proyectos eólicos y una planta de biomasa que suman 125 megavatios.

De la opa de exclusión a Teixeiro

Los dos principales accionistas de Greenalia, Manuel García a través de Smarttia, y José María Castellano con Alazady, decidieron abandonar el BME Growth el año pasado, mediante una opa de exclusión que puso punto final a su cotización en bolsa. García, que poseía ya un 81,2% del grupo a través de Smarttia, y Castellano, que controlaba con Alazady un 5,2%, alcanzaron así casi el 98% del capital de Greenalia.

En la planta de Teixeiro se encuentra la explicación, en cierta medida, a la situación de la deuda de la compañía, cuyos vencimientos ha tenido que reformular. La compañía de Manuel García firmó en 2018 un préstamo de 125 millones para financiar la construcción de la planta de biomasa. El crédito, con participación de BEI e ICO, estaba coordinado por el Santander, que también participaba en la operación.

Mejora el beneficio, fondo de maniobra negativo

La memoria y cuentas de Greenalia correspondiente al primer semestre de 2022, que presentan unos ingresos por encima de los 53 millones de euros y un ebitda (beneficio operativo) de 24 millones, un 49% más, también dejan claros los problemas que ha generado la planta de Curtis, que ha llevado a la compañía a presentar un fondo de maniobra negativo al haber entrado en causa de resolución anticipada del contrato de financiación de la fábrica.

Y es que la propia memoria indica que la deuda senior figura clasificada a corto plazo en su totalidad debido al cambio de operador de la planta (hasta entonces era Acciona, a través de un contrato llave en mano que ahora se encuentra en arbitraje), que suponía una de las causas de resolución anticipada del contrato de financiación. Greenalia detalla que, a 30 de junio del 22, no logró la aprobación de los bancos y tuvo que reclasificar de ese modo la deuda y llevarla a corto plazo.

Más préstamos del Santander

El próximo mes de octubre, con posibilidad de renovación “bajo cumplimiento de ciertas condiciones”, dice la compañía, vence otro préstamo, también del Santander y en este caso por importe de 40 millones de euros, “concedidos exclusivamente para refinanciar la deuda concedida por Mast Investment (un fondo con sede en el estado norteamericano de Ilinois) y continuar financiando los costes de desarrollo del proyecto” de biomasa en Curtis. El próximo año, el vencimiento de deuda que tiene que afrontar Greenalia, en este caso contraída a largo plazo, asciende a otros 45,2 millones.

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