Sindicatos franceses acusan a Liberty de «incumplir sus promesas» tras comprar una planta

El sindicato francés de la industria siderúrgica CFE-CGC muestra su preocupación por la situación de Liberty y acusa al pretendiente de Alcoa “de hacer promesas de inversión que no cumple”

Acería de Liberty en Ostrava (República Checa). EFE/ Martin Divisek

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Sube la presión para GFG Alliance, el conglomerado británico de acero y aluminio verde que pretende la planta de Alcoa en San Cibrao, tras la quiebra de Grensill, su principal financiador. El Gobierno español habría exigido garantías a la compañía ante la posibilidad de que acabe siendo la dueña del activo lucense. Y es que el Ejecutivo planteó la salvación de la aluminera en una operación a tres bandas: la SEPI, como está haciendo en este momento, negociaría la compra de la factoría de aluminio primario a la multinacional estadounidense para, una vez en su poder, traspasarla al dueño de Liberty House.

A pesar de que el grupo británico asegura que posee un colchón suficiente como para afrontar la quiebra de Greensill mientras “progresa” en sus operaciones para buscar nuevas fuentes de financiación y de que su negocio continúa operando con normalidad, las alarmas se han disparado ante la posibilidad de que los negocios de acero de la compañía en Reino Unido y Francia acaben necesitando de un rescate público.

El pasado fin de semana, medios galos destacaban que el Estado francés abrió posibilidad de entregar un préstamo de 20 millones de euros para las instalaciones siderúrgicas de Liberty en el país, donde es propietario de la acería de Ascoval y de una fábrica en Hayange. El ministro de Economía, Bruno Le Maire, indicó que esta partida tiene como objeto evitar cualquier interrupción en la actividad ligada a dificultades financieras.

Los temores de los sindicatos

Al margen del negocio siderúrgico de GFG Alliance, que se supone el más expuesto a la quiebra de Grensill, el grupo también posee otros activos en el país vecino, como la gran fábrica de aluminio de Dunkerque, que compró al gigante Rio Tinto a finales de 2018. Esta semana, el sindicato francés de la industria siderúrgica CFE-CGC alertó de la preocupación que despertaba la situación financiera del grupo. “Los nueve emplazamientos industriales franceses propiedad del grupo metalúrgico británico GFG Alliance han despertado la preocupación de los sindicatos desde la reciente quiebra de la empresa financiera Greensill”, indica la central.

“Sin Greensill, el grupo, que se ha acostumbrado a vivir a crédito, se ve privado de una fuente importante de financiación, de ahí las amenazas a todos los sitios en el Reino Unido e internacionalmente, incluida Francia, donde GFG emplea a 2.500 personas distribuidas en nueve industrias”, comenta. “Los equipos de CFE-CGC siempre han estado muy preocupados y estos anuncios muestran que nuestros temores sobre la solidez y la estrategia de GFG estaban fundamentados”, lamenta Xavier Le Coq, el delegado nacional del sindicato en la rama industrial, que acusa al grupo de ser “extremadamente opaco” en cuanto a sus cuentas y de llevar a cabo “numerosas adquisiciones a bajo costo de empresas en suspensión de pagos sin que comprendamos cómo se financiaron estas recompras”.

Muy crítico, el sindicalista acusa además al conglomerado de Sanjeev Gupta de “hacer promesas de inversión que no cumple”. “Cuando se hizo cargo de Aluminium Dunkerque prometió construir un tren de laminación, una inversión de más de 200 millones de euros. Rápidamente se rindió”, asegura. “Lo mismo ocurre en Hayange, donde el grupo aún no ha puesto un euro para modernizar el sitio, aunque en este caso la adquisición es reciente, de mediados de 2020”, concede.

Boris Jonhson

Por otro lado, este miércoles, el primer ministro británico, Boris Jonhson, manifestó que su Gobierno está participando de forma activa en conversaciones con Liberty Steel, la división de acero del grupo de Gupta (la de aluminio es Alvance), así como trabajando en planes de contingencia para evitar un hipotético colapso de la actividad. «Comparto mucho la ansiedad de las familias de los trabajadores del acero que trabajan en Liberty Steel», dijo el político.

“Haremos todo lo posible para asegurarnos de continuar con los trabajos de producción de acero británico”, dijo. «Todas las cosas que estamos haciendo en todo el país requerirán millones y millones de toneladas de acero británico, y ahora, gracias a nuestra salida de la Unión Europea, tenemos la oportunidad de dirigir esa adquisición a empresas británicas», manifestó.

Economía Digital Galicia

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