Complejidad: el reto de un mundo globalizado

Ante un problema complejo, plantear una solución igual de complicada es un error e invitación al desastre

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De la volatilidad a la incertidumbre y de la incertidumbre a lo complejo. El mundo empresarial es un ente que a veces se antoja impredecible. Cosa que no es mentira, menos aún hoy: las modas son pasajeras, las tendencias evolucionan y así lo hacen también las necesidades tanto de la gente de a pie como de nosotros los empresarios. Esta, como todas, es una realidad compleja. Pero también es una realidad tecnológica.

Al hablar de entornos VUCA, a menudo escuchamos y leemos sobre «complejidad». En este contexto, «complejidad» hace referencia a las situaciones que no tienen una solución evidente y directa. Si en los artículos anteriores hablábamos principalmente de impredecibilidad y falta de información y formación, aquí lo hacemos de gestión y ejecución. Para hacer frente a la complejidad del futuro, no basta con poseer conocimientos y herramientas, sino que también es necesario un «saber hacer», la capacidad de enfrentarse a los obstáculos de manera eficaz y, sobre todo, eficiente.

Énfasis en la eficiencia: ante un problema complejo, plantear una solución igual de complicada es un error e invitación al desastre. Precisamente, los entornos VUCA existen para avisarnos de ello. Si frente a la volatilidad planteamos visión y frente a la incertidumbre, entendimiento, lo que necesitamos frente a la complejidad de un entorno VUCA es claridad y sencillez.

La persona al cargo debe tomar el control y asegurarse de que las directrices son claras y concisas para todo el personal sin excepción

En una situación compleja, la relación causa-efecto es difícil de descifrar. La abundancia de factores resulta abrumadora al principio, pero ya en la fase de la incertidumbre trabajamos para comprender qué ocurría y qué no. Aunque dividamos los VUCA en cuatro entornos diferentes, no podemos olvidarnos de que están entrelazados, y nuestros esfuerzos y soluciones deben seguir la misma lógica. La gestión de nuestros recursos y, sobre todo, la ejecución de nuestros planes de actuación son clave aquí.

La figura de un líder también lo es. La persona al cargo debe tomar el control y asegurarse de que las directrices son claras y concisas para todo el personal sin excepción. La respuesta debe ser firme y consistente, pero no por ello ha de abarcar más tiempo y recursos de los recomendables. Antes señalamos la importancia y el valor de una actuación eficiente, y es aquí donde resulta esencial. Aunque se nos presente un obstáculo, los entornos VUCA no se detienen a esperar por nosotros.

Quizá esto parezca una montaña inescalable. El mundo es complejo, en parte porque está globalizado. De entrada, lo hemos estado clasificando como un entorno VUCA, pues los factores que hoy debemos tener en cuenta exceden los que debíamos considerar antiguamente. El mundo globalizado reúne todos los requisitos: es volátil, presenta un futuro incierto, una realidad compleja y también es ambigüo.

Irónicamente, el hecho de que sea un mundo globalizado es lo que nos pone en bandeja las herramientas que debemos utilizar para salir del paso. «Globalizado» implica tecnología. Esa misma tecnología que cada día más personas implementan en sus empresas es la que ha permitido automatizar procesos, liberar a los trabajadores de tareas que ya no tienen por qué ser nuestras, hacer posibles proyectos que antaño no eran más que un sueño y mejorar el rendimiento de innumerables negocios. Un buen líder sabrá ver esto, entenderá que la tecnología simplifica y empleará esa baza a su favor en un entorno VUCA y en cualquier otro contexto.

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