Nordés: cuatro años de viento fresco para el empresariado gallego
El cierre del Club Financiero Atlántico dejó a toda una generación sin casa. Se perdió un refugio donde hablar claro, donde compartir dudas sin que nadie te pusiera un precio o una etiqueta; en esa mezcla de orgullo herido y necesidad de futuro nació Nordés
Exterior Club Nordés A Coruña
¡Ey Tecnófilos! ¿Qué está pasando por ahí? Vamos a intentar aprender algo. Porque no todos los aniversarios son iguales. Algunos son un paréntesis; otros, una declaración de principios. Y Nordés —ese viento que limpia las aguas cuando entra por las rías— cumple cuatro años demostrando que los empresarios gallegos también sabemos hacer comunidad… y hacerla bien.
La historia es conocida por los que llevamos tiempo en este teatro del emprendimiento: el cierre del Club Financiero Atlántico dejó a toda una generación sin casa. Se perdió un refugio donde hablar claro, donde compartir dudas sin que nadie te pusiera un precio o una etiqueta. Y en esa mezcla de orgullo herido y necesidad de futuro nació Nordés. Nació por convicción y también, por qué no decirlo, por afouteza.
Aquello no fue un proyecto: fue un salto sin red. Un PowerPoint lleno de ilusión, unas cuentas claras y una lista de socios fundadores que apostaron antes incluso de tener un local donde sentarse. Los empresarios de verdad no se miden por lo que presumen, sino por lo que arriesgan. Y aquí se arriesgó mucho: capital, prestigio, tiempo, noches de pandemia, tensión y un buen puñado de bemoles. Cómo debería ser siempre en la vida real y no en ese teatrillo «woke» donde todo es gratis y nadie paga la fiesta.
Hoy, cuatro años después, Nordés ha cumplido —y en algunos casos superado— sus tres grandes promesas fundacionales:
1.Ser punto de encuentro
Un lugar donde el empresario deja de estar solo. Donde puedes levantar la vista del plato y encontrarte con alguien que entiende exactamente tu guerra. Donde el error no te condena, sino que se convierte en aprendizaje compartido. No hay mayor lujo que eéste: personas que ayudan a personas, sin pedir nada a cambio.
2.Ser casa de eventos y conocimiento
Formación, encuentros, debate, inspiración… En Nordés no se viene a calentar silla, sino a moverse hacia adelante. Porque «se juega como se entrena» y en esta casa el entrenamiento no falta.
3.Ser voz
Una voz aún joven, sí, pero firme: la voz de los que crean empleo y prosperidad sin pedir permiso. La voz de los que dan la cara. La voz de quienes creen que el futuro de Galicia pasa por sus empresas y por la meritocracia, no por el subsidio paternalista.
Pero hay un valor invisible que merece ser destacado: la igualdad real. Aquí un autónomo con tres empleados tiene el mismo voto que una corporación gigante. Aquí nadie vale más por llevar un apellido ilustre o por tener más ceros en la cuenta. Aquí no se viene a mandar, sino a aportar.
Quizá por eso Nordés no solo ha crecido en número, sino en alma. Porque hay vínculos que se forjan hablando de márgenes… y también de miedos. Porque cuando un empresario comparte una duda existencial y recibe un consejo honesto, algo importante se repara dentro.
Cuatro años después, el viento sigue soplando. Y sopla a favor de quienes creen en la unión, en la tecnología, en la libertad y en la responsabilidad personal. Sopla para recordarnos que Galicia tiene mucho que decir… si los que la movemos decidimos decirlo juntos.
Nordés no es un club. Es un acto de lealtad entre empresarios.
Y la lealtad —no lo olvidemos— es la virtud más importante.
¡Se me tecnologizan!