Un ejemplo para la Policía Local
José Antonio Brandariz no es solo el jefe de la Policía Local de A Coruña que durante tantos años ha velado por nuestra seguridad; es también, y sobre todo, una buena persona
José Antonio Brandariz no es solo el jefe de la Policía Local de A Coruña que durante tantos años ha velado por nuestra seguridad; es también, y sobre todo, una buena persona
Galicia está legislando sobre una materia para la que no tiene competencia legal ni, en muchos casos, capacidad profesional real
Donald Trump, este señor que parece sacado de una mala imitación de Shakespeare escrita por un guionista de reality, suelta tranquilamente que más de 70 líderes mundiales le llaman “para besarle el culo”. Y lo dice como quien da las gracias por el café. No se ruboriza, no se disculpa, no se contiene
Muchas empresas tecnológicas están empezando a mandar un mensaje muy claro a sus equipos: queremos resultados, no ‘performances’ narcisistas
No necesitamos kits de emergencia; necesitamos líderes con sentido común, políticas serias, defensa sin demagogia y, sobre todo, respeto a la inteligencia de sus ciudadanos
El teletrabajo es útil en contextos muy específicos y como una recompensa para los empleados más fieles, pero no debe ser la norma en una empresa que pretenda mantenerse a la vanguardia
El fundador de Tesla tiene opiniones controvertidas, y es válido criticarlas, pero la idea de boicotear a la compañía por ello resulta absurda si no aplicamos el mismo criterio a todas las demás empresas con pasados cuestionables
Mientras China domina la industria, Rusia controla la energía y EE.UU. ostenta la seguridad global, Europa observa, dubitativa, atrapada en su propia burocracia y en un discurso moralista que no la protege de nada
Mientras China afianza su dominio económico y Rusia despliega su agresión militar, Europa sigue atrapada en debates internos sobre regulaciones climáticas y cuotas de representación, creyendo que la corrección política es un escudo contra la realidad
Vivimos en un mundo donde el éxito se mide, al parecer, por la cantidad de anglicismos que puedes meter en una frase sin respirar