Ada Colau se estrella en sus grandes proyectos

Promesas electorales de la alcaldesa Colau como el tranvía por la Diagonal o las remunicipalizaciones quedan en el aire después de echar al PSC

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Ada Colau inició en septiembre su tercer curso político al frente del Ayuntamiento de Barcelona. Debía ser el más importante de su mandato, en el que se concretasen sus proyectos estrella: las remunicipalizaciones de servicios, plan de vivienda, modelo turístico, la redefinición de la ordenanza cívica, … o la unión de los dos tramos del tranvía por la Diagonal. Todo esto está en su programa electoral. Después de expulsar a los socialistas de su gobierno, deberá afrontar sus promesas en solitario, pero ya apenas le queda un año y medio.

AGUA. En noviembre del año pasado, el Ayuntamiento aprobó dos mociones para remunicipalizar el suministro del agua. Desde entonces sólo se han encargado estudios y se han tejido alianzas con otros municipios. El concejal Eloi Badia (Bcomú) mantiene que gracias a la gestión pública reducirá un 10% el recibo del agua. Desde la oposición se le recordó que la gestión del agua está judicializada. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña anuló la sociedad mixta que se creó durante la etapa del alcalde Xavier Trias. Diversos grupos de la oposición recomiendan esperar a que el Tribunal Supremo resuelva el recurso (se espera en 2019) para evitar el riesgo de pagar indemnizaciones millonarias. Curiosamente, Bcomú descarta remunicipalizar el servicio de limpieza viaria y recogida de basuras pese al escándalo de FCC. Ya está preparando la nueva licitación.

FUNERARIA MUNICIPAL. El gobierno de Colau ha aparcado el proyecto por falta de apoyos políticos. En el pleno del pasado abril, retiró este punto del orden del día después de constatar que sólo sumarían los votos de la CUP. No han conseguido tirar adelante la funeraria municipal, ni la venta del 15% de la empresa mixta Serveis Funeraris de Barcelona ni, por supuesto, la compra del 85% que está en manos de Memora (el fondo Ontario Teachers compró en julio pasado esta última sociedad por cerca de 500 millones de euros). Tampoco rescatarán velatorios porque lo desaconsejan los servicios jurídicos municipales. Han intentado justificar la funeraria municipal con la excusa de abaratar los precios de los servicios funerarios pero los estudios que han presentado ellos mismos hacen que este argumento caiga por su propio peso. Los operadores del sector acusan al gobierno municipal de falta de rigor.

ELECTRICIDAD. En marzo pasado constituyeron la empresa pública Barcelona Energía para suministrar electricidad a cerca de 20.000 familias. Sin embargo, pincharon en el contrato para proveer de electricidad a los edificios municipales y al alumbrado público. El Tribunal Catalán de Contratos del Sector Público aceptó el recurso de Endesa, que juntamente con Gas Natural no se presentaron al concurso por considerar que las cláusulas de pobreza energética les discriminaban. El Ayuntamiento convocó entonces otro concurso provisional que ganó Endesa y Nexus.

VIVIENDA. Aprobaron un plan de vivienda con el Pdecat y Ciudadanos. Sin embargo, la sociedad mixta para gestionar la construcción de pisos y los alquileres, que era la medida estrella, todavía no se ha desarrollado. Los precios de los alquileres se han disparado durante el mandato de Colau. Además, el fenómeno okupa ha ido a más. Se impartieron unas polémicas directrices a la Guardia Urbana para protegerlos ante desahucios extrajudiciales. Curiosamente, el gobierno municipal ha acabado contratando vigilantes privados para evitar que los okupas invadan pisos vacíos de propiedad municipal.

TURISMO. El Ayuntamiento de Barcelona todavía no tiene claro que hacer con el motor económico de la ciudad. El plan estratégico es apenas un borrador de trazos generales sobre el que apenas hay propuestas creativas. Toda su política es coercitiva: frenó la concesión de licencias hoteleras en el centro con el fracasado objetivo de llevarlas a las afueras –los hoteleros optan por destinos como Hospitalet antes que alejarse de los principales focos-, se enfrentó a las plataformas minoritarias de alquiler turístico y tiene congelado un acuerdo con Airbnb para regular el intercambio de vivienda. Mientras impone sanciones que se pierden entre recursos administrativos y que nadie ha terminado por pagar.

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CIVISMO. Durante la campaña de las municipales, Colau anunció que si era alcaldesa derogaría la ordenanza de civismo. Más de dos años después, se conforma con darle unos retoques y cambiarle el nombre que le puso el alcalde Joan Clos cuando se aprobó en 2005. Ya no se llamará ordenanza de civismo, sino de convivencia. La junta de gobierno aprobó el proyecto hace unas semanas. La intención es rebajar la presión contra los colectivos sociales más vulnerables y aumentar las multas relacionas con el turismo y el ocio nocturno. De las 10.000 sanciones anuales que se imponen en la actualidad, un 70% no se pagan.

TERRAZAS. El socialista Jaume Collboni consiguió rebajar la tensión en el conflicto de las terrazas que enfrenta a los restauradores con el Ayuntamiento. Colau lo ha quitado de en medio y ahora se las tendrá que apañar sola. El Gremio de Restauración de Barcelona, presidido por Pere Chias, ha promovido una iniciativa ciudadana para modificar la actual ordenanza de terrazas heredada de la etapa de Trias. La semana pasada presentaron más de 18.000 firmas. La comisión municipal de Urbanismo la debatirá en diciembre. La iniciativa cuenta con el apoyo del Pdecat, Ciudadanos, ERC, PP y está bien vista por el PSC. Si se aprueba, los restauradores podrán colocar más mesas en la vía pública. Colau lo ha querido evitar.

TRANVÍA. La unión de los dos tramos del tranvía metropolitano por la Diagonal es una de las grandes promesas electorales de Colau. La Autoridad del Transporte Metropolitano presentó en junio pasado un estudio técnico que avalaba este proyecto. De llevarse a cabo, los automóviles serían expulsados de los carriles centrales por los que circularía el tranvía. Sin embargo, Trias siempre se ha opuesto. Fuentes de su grupo municipal advierten que, después de que Colau expulsase a los socialistas del gobierno municipal, pueden facilitarle la aprobación de los presupuestos para 2018 si respeta sus “líneas rojas”. Una de ellas es que el tranvía no circule por la Diagonal.

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